Mitos y leyendas de San Juan de los Remedios

Junio es un mes en que mitos y leyendas se avivan en la octava Villa fundada por los españoles en Cuba: San Juan de los Remedios, cuyo aniversario 503 se cumple el día 24, por eso desde ya los lugareños y visitantes perciben con más fuerza en las centenarias calles los aires de los orígenes de esa urbe.
Aunque acerca de su constitución no se ha podido determinar el día y mes exactos por su fundador el capitán Vasco Porcallo de Figueroa, una de las figuras más notables de la conquista hispana en Cuba, se decidió fijar el 24 de junio de 1515 como fecha oficial. Afirman los historiadores que el sacerdote Bartolomé de las Casas estuvo allí en alguna ocasión y dejó constancia en una de sus cartas, único indicio que remite a su temprano surgimiento, con iglesia de embarrado y guano, párroco y feligreses.
Con aires coloniales que perviven en su arquitectura, plazas y callejuelas, balaustradas y rejas que semejan filigranas, junto a portafaroles y lámparas, de los más variados tamaños y formas, en Remedios se evoca la época de carruajes y largas faldas sobre el adoquín.
La urbe destaca como destino de gran atracción en el verano para visitantes nacionales y extranjeros, quienes disfrutan al conocer los mitos y leyendas de güijes, demonios y amores eternos que, cual un hechizado velo, envuelve a la octava Villa cuyo aniversario convida al jolgorio.
Como resultado de la astucia con la cual pretendía evadir los impuestos de la Corona española, el capitán Vasco Porcallo de Figueroa declaró como feudo particular y no con todas las de la ley aquel asentamiento, que luego trajo confusiones y conjeturas al determinar las fechas de constitución de las diferentes Villas.
Esas circunstancias conllevaron a una economía poco floreciente y paradójicamente le permitió conservar su estilo constructivo casi invulnerable hasta la actualidad.
Pero la Villa se auxilió de medios de defensa contra ataques de corsarios y piratas, levantó dos iglesias bastante cercanas una de otra: la Parroquial Mayor y la del Buen Viaje. Hasta nuestros días pervivieron esos templos junto a la Ermita de la Virgen del Buenviaje, y con el tiempo se fundó el Museo Casa Alejandro García Caturla, fueron abiertos el Hotel Mascotte, las cafeterías el Louvre, el Drivers, y se erigió una réplica de la Estatua de la Libertad.
Sus pobladores se organizan cada mes de diciembre en dos barrios, los cuales se enfrentan en las míticas Parrandas de Remedios, con la lucidez de carrozas, trabajos de plaza, música, fuegos artificiales y otras iniciativas que clasifican como una de las fiestas más connotadas de Cuba junto a los carnavales de Santiago de Cuba y las Charangas de Bejucal.
Auge turístico en la octava Villa
En 2017, la Villa de San Juan de los Remedios recibió más de 40 mil turistas, lo cual refleja un alto crecimiento en la cantidad de viajeros si se compara con unos dos mil registrados hace un septenio, lo cual es una prueba del creciente interés por conocer esta ciudad del centro de Cuba, perteneciente a la provincia de Villa Clara.
Autoridades del turismo indican como principales mercados emisores a Inglaterra, Estados Unidos y Francia y Estados, cuyos vacacionistas disfrutan de la historia, la cultura y los atractivos hoteleros y extrahoteleros de la villa que fue declarada el siete de marzo de 1980 Monumento Nacional por su alto valor patrimonial. Su relativa cercanía con los cayos del noreste de Villa Clara, influyen igualmente en convertirla en una plaza de interés turístico.
Entre las opciones extrahoteleras destaca la cafetería El Louvre, inaugurada el 19 de octubre de 1866, la más antigua de Cuba con las funciones originales, donde se oferta el Ponche de la Parroquia, con una antiquísima receta que mezcla leche, ron o aguardiente de caña, hierbas aromáticas, como hojas de caña santa y canela. Existen también otros lugares renovados como la taberna Siete Juanes, la cremería Doña Lala y el Sport Bar El Golazo.
Con el fin de aumentar las capacidades de hospedaje se recuperan dos edificios con valores patrimoniales para convertirlos en los hoteles Casa Bauzá y Las Leyendas.
Cuando terminen esas labores de estas acciones, la antigua urbe contará con otras dos instalaciones de alojamiento, las cuales se sumarán a las cuatro existentes, para completar alrededor de un centenar de habitaciones de la cadena Encanto.
Tras los Güijes, para esperar la fecha de la fundación
En Remedios hay un mito que resulta sumamente atractivo, se trata de los güijes, unos personajillos nacidos de la fantasía campesina cubana hacen ya cientos de años que habita en algún espejo de agua, y conservan su espacio entre las leyendas enraizadas en el acervo patrimonial.
¿Qué cómo vivir esa experiencia? Pues nada mejor que esperar en esa urbe la llegada de cada aniversario de la fundación, cuando una de las más famosas figurillas, el güije de la poza de la Bajada, se convierte en protagonista de las fiestas sanjuaneras que se celebran cada 24 de junio, Día de San Juan, desde 1772 y están consideradas entre las más longevas de Cuba.
Durante la noche del 23 se representa una de las míticas historias de esa urbe, referida a la ancestral existencia de uno de esos seres, especie de demonio cabezón, peludo, travieso y feo, pero a la vez gracioso y goloso pues gusta de robar golosinas.
Tras el Güije de la poza de la Bajada parten siete Juanes en un carro de madera tirado por bueyes en busca del pequeño diablillo, le dan captura y lo conducen encadenado dentro de un saco, ante la cruz en manos del sacerdote que oficia la misa del alba, pero ante la sorpresa de todos, el personajillo quiebra las amarras y escapa hasta su búsqueda el próximo año.
Igualmente, los festejos por el aniversario de San Juan de los Remedios mantienen tradiciones como la quema de piras de origen español, carreras en sacos, antiguos juegos como el gato en la tinaja, una peseta en la sartén y el palo encebado.
Visitada por turistas nacionales y foráneos, la vetusta ciudad viste una de sus mejores galas en la noche de San Juan, para demostrar que el paso de los años acrecienta su hermosura y evoca leyendas y tradiciones que sobrevivieron a los avatares del tiempo.
Las Parrandas de Remedios, entre los festejos más relevantes
El turismo cultural como dinamizador del desarrollo de las urbes patrimoniales cubanas cuenta con un buen exponente en las Parrandas de Remedios.
Esta urbe centenaria se inscribe entre las ciudades cubanas reconocidas mundialmente por su valor histórico y cultural, declaración que las avala, socializa y las convierte en un destino turístico seguro y prestigioso.
El origen de tales festividades data de diciembre de 1820, cuando el sacerdote de la ermita de San Salvador armó de silbatos, latas y matracas a un grupo de chicos, con el fin de despertar a los fieles devotos para la misa del gallo.
Curiosamente esa iniciativa del párroco contó con defensores, quienes convirtieron el bullicio con el paso de los años en las llamadas Parrandas, con gran colorido de carrozas, paseos y fuegos artificiales, de mucho atractivo para lugareños y visitantes.
Llegadas a nuestros días, las Parrandas llenan de luces y colores el centro de la ciudad, donde compiten dos barrios para ver cuál es el ganador de la fraternal contienda, en la cual imaginación y talento en la confección de carrozas, vestuarios y sorpresas se ponen de manifiesto para el deleite de los presentes.
Curiosidades de San Juan de los Remedios
Facundo Ramos, médico español asentado en Remedios, quien escribió sobre las costumbres de esa villa, publicó numerosos artículos allá por la década de 1890, y reveló curiosidades como el hábito de beber en un recipiente de barro el Ponche de la Parroquia en las frías noches de diciembre y cómo se cree que su preparación inicial corrió a cargo de negros libertos.
Otra curiosidad constituye la réplica de la Estatua de la Libertad en esa ciudad del centro de la Isla, realizada en 1906 por un escultor italiano por pedido de los lugareños que recaudaron entre ellos el coste de la obra como homenaje a los mártires de la Patria. Cuando en esa urbe celebran alguna fecha importante, patriótica, solemne, eligen la plaza donde está la pieza de la mujer de mármol y manos ardientes.
Remedios y otras longevas ciudades cubanas exhiben una abundante variedad de trabajos en hierro, principalmente en puertas y ventanas en exteriores.
Entre las leyendas que despiertan aún interés figura la del palomar en el Callejón de Jesús Crespo, aunque el viejo edificio sufrió los estragos del tiempo. Sin embargo, no son pocos los que repiten la historia de que Finalé, un militar francés, viajó a Remedios se sintió atraído por la Villa. Durante una de sus visitas, mientras caminaba por una callejuela, escuchó la melodía de un piano y decidió tocar a la puerta.
Le abrió una joven pianista aquello fue un amor a primera vista; no demoró mucho la boda que unió a la feliz pareja.
Finalé mandó a levantar un edificio al estilo de los torreones militares, quienes lo vieron, aunque sea en fotografías, dicen que era en forma de faro y tenía balcones. La mala suerte quiso que al poco tiempo la joven esposa falleciera de tuberculosis y su cónyuge la enterró en el patio, pero no la sobrevivió y la acompañó pasados los días. Fue en esa época cuando aparecieron las palomas en el balcón con sus besos en los picos y arrullos de enamorados; hay quien afirma que eran las almas de los amantes.
San Juan de los Remedios atesora una literatura oral y escrita que cuenta leyendas como la del Güije, La Llorona de la calle la mar, la Cabeza de Patricio, el Perro de la loma, el Baúl de Ña Trina y otras; fábulas como las de Francisco Javier Balmaseda; cuentos, refranes y canciones, entre ellas las recogidas por el folclorista remediano Pedro Capdevila Melián.
En este mes de junio, se avivan en la octava Villa fundada por los españoles en Cuba los mitos y leyendas y el 23 en la noche partirán los siete Juanes a por el Güije de la poza de la Bajada, mientras otros beberán el Ponche de la Parroquia o evocarán la historia de amor en el Palomar.