Santa Clara y el corazón artesanal de los Habanos cubanos
Santa Clara, una ciudad histórica y vibrante en el centro de Cuba, guarda un secreto que pocos conocen: es uno de los epicentros en la producción de Habanos en el país. En medio de sus calles y de su inconfundible ritmo cotidiano, se encuentra la fábrica Constantino Pérez Carrodegua, un lugar donde tradición, paciencia y maestría se entrelazan para dar vida a algunos de los cigarros más codiciados en el mercado mundial, como Montecristo, Partagás, Romeo y Julieta, Punch y Robaina.
La fábrica de Constantino Pérez Carrodegua es un referente en la producción artesanal de puros, y su prestigio ha crecido con el tiempo gracias a la habilidad de sus trabajadores. Estos artesanos, muchos con décadas de experiencia, moldean las hojas de tabaco con precisión, siguiendo métodos transmitidos de generación en generación. Cada cigarro que sale de sus manos lleva la esencia de Cuba, una mezcla única de tradición y dedicación que hace de los Habanos algo más que un producto de exportación: es una experiencia de lujo y autenticidad.
Para aquellos que desean descubrir de cerca este fascinante proceso, la fábrica ofrece visitas guiadas que permiten presenciar el minucioso trabajo detrás de cada puro. A diferencia de las grandes fábricas de La Habana, la Constantino Pérez Carrodegua cuenta con instalaciones más pequeñas y un ambiente más sereno, ideal para los visitantes que prefieren una experiencia íntima y relajada. Durante el recorrido, un especialista acompaña a los visitantes a través de cada etapa del proceso de producción, explicando los detalles de la selección de las hojas, el secado y el ensamblaje final. La visita, de aproximadamente 40 minutos, es una clase magistral sobre el arte de hacer puros.
No obstante, hay ciertos detalles que los visitantes deben tener en cuenta antes de planificar su visita. Para acceder a la fábrica, es necesario reservar con antelación a través de la Oficina de Turismo, ya que en la misma fábrica no se venden boletos de entrada. Además, las visitas se realizan exclusivamente durante la jornada laboral, y existen algunas restricciones: no se permite la entrada con bolsos ni cámaras, y está prohibido tomar fotografías dentro de las instalaciones. Estas medidas buscan preservar la privacidad de los trabajadores y el ambiente de concentración que exige la labor artesanal del tabaco.
Al finalizar el recorrido, los visitantes tienen la oportunidad de acercarse a una pequeña tienda situada dentro de la fábrica, donde pueden adquirir algunos de los puros elaborados allí. Esta tienda ofrece una selección de productos que representan el esmero y la tradición de la fábrica. Para los amantes del tabaco y para aquellos que simplemente desean conocer una faceta única de la cultura cubana, la fábrica Constantino Pérez Carrodegua es una parada obligatoria, un portal hacia la esencia del Habano que es, al final, la esencia misma de Cuba.