Descubre la playa que enamoró a Colón en Cuba

La primera imagen que Cristóbal Colón tuvo de Cuba fue una línea infinita que separaba el cielo del mar, una curva llamativa entre montañas verdes que le recordó la silueta de un busto y le inspiró versos de amor. La arena, tan fina que aún hoy lleva el nombre de Playa Blanca, cautivó al navegante, quien describió el lugar como la tierra más hermosa que ojos humanos hubieran visto.
Hoy, esta playa, ubicada en el municipio holguinero de Rafael Freyre, sigue siendo uno de los destinos favoritos de los visitantes. Con su arena blanca y aguas cristalinas, el lugar se ha convertido en el escenario perfecto para vivir un verano inolvidable.
Playa Blanca se encuentra en la costa nororiental de Cuba, cerca de la bahía de Bariay, donde en 1492 desembarcaron las tres carabelas españolas. A pocos kilómetros está Santa Lucía, la capital municipal, que durante años dependió de la industria azucarera. Hoy, sin embargo, el turismo, la agricultura y la preservación del patrimonio cultural sostienen la economía local.
La naturaleza y algunos vestigios de construcciones antiguas son los únicos testigos de aquella época. El desarrollo turístico ha transformado la zona, con instalaciones recreativas y una base de campismo que atrae a familias, jóvenes y niños. Yandra Marrero Cruz, directora de la Empresa de Campismo en Holguín, destacó que se han implementado diversas opciones para facilitar el acceso de los vacacionistas, incluyendo transporte y ofertas accesibles.
La popularidad de Playa Blanca se debe a su alta calidad, una programación que combina deporte y cultura, y un equipo de trabajadores locales que brinda una atención cálida y profesional. La comunidad de Rafael Freyre ha logrado crear un ambiente familiar y acogedor, reflejando la hospitalidad cubana.
Las risas de los niños, la música y la alegría de las familias llenan de vida la playa cada verano. Este destino no solo ofrece diversión, sino también una conexión con la historia. Cada año, cuando llega el verano, el espíritu joven de Playa Blanca renace, recordando por qué Colón quedó prendado de este paisaje.