Los 10 hoteles más intimistas de La Habana

alina
01 December 2015 11:59pm
Los 10 hoteles más intimistas de La Habana

La Habana es el centro del turismo de Cuba, por su musicalidad y colorido. Todo pasa por la capital, principalmente por su parte añeja, y por tanto tiene una buena cantidad de hoteles con encanto particular, de ahí esta lista de los 10 más intimistas.

Para la hotelería cubana, el intimismo constituye una cualidad muy distintiva, sobre todo en ciertas casas de descanso que ponen en función de dicha cualidad sus servicios.

  Si bien es cierto que el refrán indica que Para gustos se han hecho colores, también lo es que algunos detalles permiten escoger hoteles con cierto aliento íntimo que favorece el descanso.

   Ese es el caso de esta lista, donde se juzga la arquitectura, historia y otras cualidades, que junto a la aplicación de los empleados permite un estrecho vínculo entre huésped y hospedería.

   Algunos expertos pueden considerar que fuera de esta relación se encuentran otros muchos, pero este periodista escogió atendiendo a criterios de una buena cantidad de clientes entrevistados y la opinión de directivos con experiencia.

   Ciertas instalaciones que mencionaremos son grandes y pudiera pensarse que no permiten el intimismo, pero no es así, pues en sus salones se respira la cultura, lo acogedor y personalizado de los lugares.

   Otras se encuentran en espacios bulliciosos, y sin embargo cuando se traspasa su portón de entrada todo cambia en el derredor, por tanto, esta lista puede tener muchas aristas de interpretación o cambios, mientras que el visitante escoge la suya, aquí va una que bien puede ser eficiente para un huésped exigente.

    El encanto realmente rodea a estos grandes o pequeños hoteles, por su ambiente muy particular y poético, como es el caso del Nacional de Cuba, Sevilla, Florida, Telégrafo, Palacio de San Miguel, Hotel Saint John´s, Armadores de Santander, Los Frailes, Ambos Mundos y Habana Riviera.

HOTELES HABANEROS, TODO UN MUNDO POR DESCUBRIR

 

   La personalización de los servicios, calidad e intimidad constituyen hoy atractivos particulares para viajeros de todo el mundo que destacan sobre todo  algunos hoteles de La Habana Vieja, y repiten estancias en ellos.

   Entre la lista de los más inspiradores se encuentran los hoteles O´Farrill, Ambos Mundos y Saratoga, cada uno con su peculiaridad, incluso reconocidos en su momento como Vanguardias Nacionales por el sistema de hotelería y turismo de Cuba, en mi preferencia, escogería al Ambos Mundos.

   Las casas de hospedaje en La Habana Vieja operan bajo mandato de la compañía Habaguanex S.A., nombre inspirado en un cacique aborigen de la zona donde se encuentra esta ciudad, y creada el 6 de enero de 1994 para atender la industria recreativa en la parte más antigua de la capital.

   Otro elemento de interés, que por lo general escapa al conocimiento de los huéspedes extranjeros, está en la contribución de los empleados de dichos hoteles al proyecto social del entorno, y a la restauración liderada por la Oficina del Historiador de la ciudad.

   Ello beneficia el rescate del área circundante, declarada patrimonial por la UNESCO y de una riqueza muy particular, tanto en materia arquitectónica como en tradiciones de las familias que viven en esa zona.  

   Habaguanex S.A, labora en tres líneas fundamentales: la hotelera, gastronómica y comercio, con más de 100 establecimientos de diferentes especialidades, incluidos restaurantes, cafeterías y puntos de ventas de una sorprendente variedad.

   Sin embargo, el peso fundamental, e impacto mayor en los turistas, radica en la creatividad cultural, con un amplio programa de encuentros, recitales, y presentaciones de diverso tipo.

   Pero la capital cubana cuenta con muchos rincones bohemios, sitios coloridos, o simplemente lugares donde los huéspedes de linaje hicieron sentir al tiempo, a su memoria, y al ritmo de una ciudad muy cosmopolita.

  

1.- EL HOTEL NACIONAL DE CUBA, MONUMENTO ELEGANTE

    Del Hotel Nacional de Cuba mucho se conoce, sin embargo resalta su Piso Ejecutivo, celebrado por muchos empresarios de todo el mundo que se hospedan en ese espacio.

    Catalogado como Monumento Nacional de Cuba, tiene una vista maravillosa de buena parte de la capital y su sexto piso cuenta con los privilegios de un turismo muy selectivo.

   Símbolo de las hospederías cubanas, de cinco estrellas, el Nacional es operado por el grupo hotelero Gran Caribe, alojamiento donde la poesía marca hitos, historias desde el 30 de diciembre de 1930.

   Sin embargo, el Piso Ejecutivo resume la elegancia del inmueble con un pequeño equipo de 21 personas encargado de atender 54 habitaciones (cinco Junior Suite, dos Senior Suite y el resto Estándar), plus ultra del descanso y el sosiego.

   En materia de espacio quizá no está la clave, sino en la atención, en la capacidad de la empleomanía de ese piso de resolver muchos asuntos y brindar la información necesaria para los hombres de negocio, para quienes en definitiva está dedicado.

   Desde ese espacio se tiene una vista maravillosa y privilegiada de La Habana: desde sus ventanales se observa al Océano Atlántico en su mayor intensidad, y la vista del Castillo de los Tres Reyes del Morro, una verdadera postal turística de La Habana y Cuba.

   El muro del Malecón habanero, repleto de transeúntes, los edificios, despintados algunos, pero coherentes en su arquitectura ecléctica, completan el paisaje que bien puede relajar cualquier pensamiento, hacer posible un sentimiento de paz y por lo tanto ayudar en el trabajo.

   Allí, hay un espacio para desayunos privados y bar, se sirve las 24 horas alimentos a la carta y el menú es de lo mejor, incluidos los vinos que más se solicitan en el mundo.

   Para el toque de distinción están los tres salones de reuniones (dos para 12 personas y otro para cinco, más íntimo), en los cuales se organizan los debates de los clientes, las citas de trabajo y los encuentros amistosos.

   El Hotel Nacional de Cuba contó con los planos de McKim Mead and White Architetects de Nueva York y su construcción la llevó a efecto Purdy Henderson Company que garantizó la apertura el 30 de diciembre de 1930.

   Su linaje está ratificado por quienes fueron sus huéspedes, como Johnny Weismuller, Ava Gadner, Buster Keaton, Errol Flyn, Frank Sinatra y otras estrellas. En los años 40 del pasado siglo el toque de distinción lo aportó el Cabaret Parisién, que en la actualidad es el segundo mejor del país tras Tropicana.

   Con sus 426 habitaciones, la mayoría con vista al mar (de ellas 16 suites y una presidencial), el hotel además es eje de las más importantes reuniones del país, de turismo u otras esferas.

   Lo que más vale y brilla de todos los tiempos pasa por esta instalación con estructura en H y de estilo ecléctico en su arquitectura. Un sitio para hospedarse o simplemente para visitar. Una verdadera fiesta de los sentidos, soñador.

 

2.- EL HOTEL SEVILLA DE CUBA Y SUS MÁS DE 100 AÑOS

 

   El Hotel Sevilla de La Habana, constituye uno de los alojamientos cubanos más importantes, teniendo en cuenta su antigüedad y excelentes servicios, pues en 2008 precisamente cumplió 100 años.

   Hablar de esta instalación es imposible sin mencionar la historia del Paseo del Prado o Martí, donde se encuentra. Desde 1774 comenzó la construcción del Paseo del Prado fuera de las antiguas muralla de la Ciudad que sirvieron de protección contra los ataques de corsarios y piratas desde los siglos XVI al XVIII.

   De esa manera el Prado pasó a ser el punto fundamental de paseo en una Habana muy social y dominguera, una gran fiesta cubana.

   Después, en el Prado se inició la edificación del primer hotel de lujo de la capital cubana, el Gran Hotel Sevilla.

   Los dueños del Hotel Inglaterra, el más antiguo de Cuba, Manuel López y Urbano González, construyeron en Trocadero esquina a Zulueta el nuevo hotel.

  Se trató de una obra de los arquitectos Antonio y Rogelio Rodríguez quienes se inspiraron en líneas moriscas de la entrada del famoso Patio de los Leones del Alhambra de Granada, en España.

   Allí, y se observan hoy, sobresalen arcadas, columnas, y una profusión de mosaicos.

   La edificación comenzó en 1880. El Gran Hotel Sevilla se inauguró el 22 de marzo 1908. Contaba en su planta baja con una farmacia, barbería, café, gabinete para conferencias, entre otras instalaciones.

   El Roof Garden resultó ser lugar de reunión de grandes empresarios y políticos de la época. Cuenta el hotel en su galería de huéspedes ilustres, por ejemplo, con el tenor italiano Enrico Caruso, o la cantante Josephine Baker.

   A principios de los años 20 del pasado siglo la firma estadounidense Bowman Hotels compró el Gran Hotel Sevilla y el edificio colindante.

   En el año 1924, se terminó por la empresa Arellano y Mendoza una ampliación, conectada con el patio del anterior, además de completar 300 habitaciones.

   A partir de esta inversión, ambos edificios se unieron y llegó a ser el edificio más alto de su tiempo. En diciembre de 1924 se rebautizó como Hotel Sevilla Biltmore.

   Este hotel pasa en 1939 a manos de Amleto Battisti y Lora, uruguayo, de origen italiano, quien llegó a Cuba con un pasado turbio y mafioso.

    Tuvo un bar decorado por el caricaturista cubano Conrado Massager, primero refrigerado que tenía Cuba, adicionándosele un casino que funcionó hasta el 1959.

   El actual hotel también alberga a FORMATUR (Escuela de Formación Turística), se reabrió en octubre de 1969, con capacidad para 400 huéspedes en sus 188 habitaciones, y dos albergues para 200 estudiantes.

   Este Hotel Sevilla, que pertenece al Grupo Hotelero cubano Gran Caribe, tiene la atención de muchas más personas, sobre todo muchos europeos.

   Constituye todo un símbolo del turismo cubano, con un esmerado servicio y el incremento de la profesionalidad en los estudios que brinda su escuela. Su arquitectura, estilo, elegancia y comodidad, llenan las expectativas de quienes desean disfrutar de un excelente alojamiento.

 

3.- HOTEL FLORIDA, ALOJAMIENTO DE ESTIRPE

   La Habana Vieja tiene buenos alojamientos, caracterizados por su intimismo, belleza, servicios y una cercanía a los pasos más interesantes, a los corredores que nos llevan a los rincones mejores para fotografiar o pasarla bien.

   Por lo tanto, entre esos lugares con encanto se encuentra el Hotel Florida de cuatro estrellas, con una carga histórica significativa pues fue uno de los primeros que tuvo la villa de San Cristóbal de La Habana.

   El Florida cuenta con 25 habitaciones, de las cuales cuatro son suites y 21 estándar, con comodidades suficientes y el toque de distinción del restaurante La Floridana con 60 capacidades en las mesas y 10 banquetas en el bar, un Lobby Bar y el Piano Bar Maragato, recordando el nombre de un célebre cantinero.

   En el último espacio mencionado, por las noches, se escuchan tonadas cubanas, sobre todo boleros, por cuya música muchos viajan a La Habana.

   Ese hotel, además, es un lugar para reuniones de empresarios, degustaciones y presentaciones de productos, con un bello vitral en la parte superior, el segundo del hotel, pues otro engalana el techo de la escalera principal.

   Este hotel abrió sus puertas en la práctica el 15 de marzo de 1999 y desde ese momento trajo la atención, sobre todo, de británicos, franceses, alemanes y estadounidenses.

   Es un lugar muy silencioso, bien decorado a la manera colonial, con lamparones de hierro, butacas de colores claros y un patio en el cual los huéspedes suelen sentarse a leer, en las tardes o en las madrugadas.

   Nadie pudiera imaginar, que a sólo unos pasos de allí, corre la calle Obispo, una de las más populosas de La Habana Vieja, muy cerca de la Plaza de Armas, donde se fundó esta villa el 16 de noviembre de 1519.

   Pero al margen de los encantos particulares del presente, la historia, como siempre, otorga un toque muy particular a este edificio ubicado en la esquina de Obispo y Cuba, con su entrada principal por la primera calle.

  Cuentan que se construyó en 1836 y fue residencia de hombres de negocio como el Conde de San Ignacio y el acaudalado José Eugenio Moré, Conde y Grande de España.

   En 1885 el inmueble se convierte por primera vez en hotel, bajo la égida de Don José Dobano, adaptando comodidades al estilo norteamericano y europeo.

   Como hotel dejó de funcionar en 1950, en ese año se arrienda a la compañía Nacional de Industria y Comercio y luego de varias transformaciones se instala allí el Banco de Fomento Comercial S.A.

   Después quedó abandonado, hasta que decidieron devolverle su encanto inicial. Cuentan también, que en El Florida existía un bar muy concurrido y cuando a unas cuadras se abrió otro que también atraía a los clientes estos, por decantación, comenzaron a nombrarle Floridita y así se acuño el famoso bar cercano. El Hotel Florida es casi mágico, perfecto, listo para la fiesta cubana que significa viajar, meditar, y tener el mejor alojamiento. Un lugar para soñar.

 

4.- EL TELÉGRAFO Y SU NUEVA VIDA

   Muchos viajeros prefieren lugares con cierta historia, otros grandes inmuebles que destilen luminosidad y brillo por los cuatro costados.

   Sin embargo, quienes apuestan por lugares pequeños siempre tienen a su favor la mayor intimidad y un trato personalizado de los empleados que a los pocos días se ofrecen como amigos de toda una vida.

   Ese es el caso de un hotel muy interesante, que también cuenta con una historia imprescindible de anotar, a la hora de tener unos buenos recuerdos de vacaciones, y almacenar esas memorias junto a las fotos tomadas con la familia en el lugar donde se pernoctó.

   Además, este ejemplo está en una de las intersecciones más bulliciosas de La Habana, muy cerca del Paseo del Prado, colorido.

   Entonces, el distinguido Hotel Telégrafo de esa ciudad, atrae a centenares de viajeros europeos por su relación con el arte y la intimidad que muestra hoy a poco espacio del bullicio.

   Con por lo general más del 85 por ciento de ocupación y varios años de explotación, luego de repararlo por completo, constituye un espacio muy apetecido en el sector turístico, operado por la compañía de recreo Habaguanex S.A.

   Ubicado en entrecalles muy populosas, Neptuno y Prado, con un frente muy bello y el interior de mayores atractivos aun, el Telégrafo además atesora muchas historias relacionadas con esa villa.

   Abierto en 1860, tenía entonces ubicación a pocas cuadras en la calle Amistad, cerca de su lugar actual, y alrededor de 1888 se traslada a la concurrida esquina de hoy, para en 1911 ser reconstruido totalmente y luego dar paso a su recuperación más reciente.

   El Telégrafo cuenta con 63 habitaciones con los mejores privilegios del turismo moderno y una excelente posición en la capital cubana, por lo que atiende a muchos repitentes, llegados de todo el mundo.

   La elegancia es su signo distintivo y un estilo muy íntimo que resaltan sus empleados con un servicio de primera calidad, lo cual fue mencionado por huéspedes consultados.

5.- PALACIO DE SAN MIGUEL, FRENTE A LA BAHÍA

 

   A pocos días de culminar el 2000 la compañía turística Habaguanex S.A. abrió el Hotel Palacio de San Miguel,  novedosa propuesta para amantes de la cultura y la intimidad.

   Un edificio de estilo ecléctico aparece en una muy buena posición (Cuba esquina Peña Pobre, frente al Malecón habanero), desde donde se observa un paisaje citadino agradable, con vendedores de artesanía, fortalezas coloniales y el mar.

   Por ello, su gerencia está convencida del atractivo del establecimiento, una verdadera fiesta cubana de los sentidos. Con una belleza indiscutible en cuanto a retoques de carpintería y herrajes, o simplemente una gran limpieza de los locales.

   El edificio fue adquirido en 1916 mediante subasta por Antonio San Miguel y Segala, natural de España e ilustre ciudadano cubano dedicado al periodismo y a las letras, quien hizo de su morada un centro de reunión intelectual, tal y como se pretende retomar con el Hotel.

   San Miguel llegó a ser director del periódico La Lucha y fue amigo de patriotas como el general Antonio Maceo, conocido en las guerras insurreccionales contra la corona española como El Titán de Bronce.

   El alojamiento cubano cuenta con 10 habitaciones perfectamente equipadas con climatizadores, baño privado, televisor con canales vía satélite y caja de seguridad, a lo que se añaden servicios como fax, fotocopia y mecanografía, niñera, guarda equipajes y parqueo.

   En materia de gastronomía cuenta con un salón para desayunos y un lobby bar, pues muy cerca aparece una buena cantidad de restaurantes también de la compañía Habaguanex, dedicada al turismo en la zona añeja de la ciudad, declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

   Quizás lo mejor lo constituye la terraza-mirador San Carlos con una excelente vista de la parte vieja y la bahía habanera, que pretenden ser refugio de intelectuales en paso por esta urbe.

   Una fachada de piedra de cantería sobresale con armonía absoluta con la herrería, el yeso en sus techos y enchapes de mármol en zócalos, pisos y pasamanos de escaleras, obra que duró dos años para ponerla a punto y rescatar vitrales originales exhibidos en el lugar.

   Sus huéspedes están convencidos de que la relación entre las oportunidades del lugar y el precio  es muy atractivo, junto a sus comodidades y el plan cultural que preparan.

   Como dato curioso, cada habitación y salón del hotel tienen fotos originales de la época, de la colección del propio San Miguel, y un espacio de reuniones podría atraer mucho a quienes se den cita en el lugar.

 

6.- HOTEL  SAINT JOHN´S Y SU PICO BLANCO

   La música “Filing”, como se conoce en Cuba, constituye precisamente “sentimiento” y atrapó de inmediato a los más románticos, con una corte de bohemios que sobre todo tuvo escenarios en La Habana.

   El cubano por lo general es muy romántico, tanto para la relación de pareja, como para interpretar disímiles de situaciones, debido a un carácter apasionado heredado de una gran mezcla de procedencias donde priman lo español y africano.

   Por tanto, para cualquier turista puede ser interesante tener en cuenta un lugar como el Pico Blanco, centro nocturno ubicado en un hotel pequeño, del centro de El Vedado, pegado a La Rampa, la calle más famosa de Cuba.

   Muy cerca del corazón de La Habana, a sólo unos metros de la Rampa, se encuentra el Hotel Saint John´s, elevándose con un ambiente muy íntimo y acogedor.

   El Hotel Saint John´s de La Habana es un lugar de esos a los cuales se desea volver por una u otra razón. El motivo puede apoyarse en el trato de los empleados, en los servicios, pero sobre todo en esa mágica armonía que se siente, una intimidad perfecta.

   Se encuentra en la calle O entre 23 y 25, a solo unos pasos del bullicio total, de la arteria más cosmopolita de la ciudad por donde pasan miles de personas diariamente, con oficinas de turismo, líneas aéreas, cines, el agradable Malecón habanero y mucho más.

   La instalación cuenta con 88 habitaciones con todas las comodidades necesarias, dos restaurantes especializados: uno en comida italiana y el otro en platos cubanos y de la culinaria internacional.

   Además, es muy atractivo el Lobby bar, la cafetería y, de sobremanera, El Pico Blanco, un centro pequeño, en las alturas, en el mismo piso de la piscina, dedicado a la canción romántica, en particular denominado El rincón del feeling (o filing, como le llaman la mayoría de los cubanos).

   Este hotel atiende sobre todo grupos de viajeros, con actualmente un 86 por ciento de ocupación y preponderancia de franceses, españoles, italianos, mexicanos y estadounidenses.

   Su actividad es constante, tanto en los salones, como entre los empleados pues cada día sus empleados examinan con detenimiento el objetivo principal: como atender mejor al cliente.

   Con más de 40 años de fundado, este hotel es significativo, y en las noches se escuchan las tonadas suaves que acompasan los encuentros y las cenas del mayor lujo posible considerando un Pico Blanco que tiene siempre celebridades del arte y la televisión cubanas, como interpretes o simples clientes.

   Celebraban entonces, la intimidad, el buen gusto y la dedicación a satisfacer la hospitalidad de quienes viajan para conocer a Cuba y a su gente, pero desean descansar de sus recorridos en un lugar agradable e intimo.

   Una verdadera fiesta cubana de los sentidos, remanso espiritual para carenar en las noches, para un buen alojamiento, o simplemente beber un coctel con una buena compañía. Sitio especial para escuchar los acordes de una guitarra, para romancear, perfecto.

7.- ARMADORES DE SANTANDER, FRENTE A LA LANCHITA

    Un lugar muy especial, ese es el caso de un hotel con una prestancia inusual, y muy relacionado con el mar, además de estar muy cerca del Dios Neptuno, y representar la belleza de sus líneas, en coordinación perfecta con una espiritualidad marinera.

   Frescor, identidad perfecta y un servicio esmerado caracterizan ese hotel del que hablamos, ideal para muchos que incluso repiten su estancia en La Habana, en particular en su parte añeja.

   Animado por los encantos de La Bahía de La Habana, el Hotel Armadores de Santander reafirma hoy en Cuba intimidad y distinción para ciertos establecimientos turísticos habaneros.

   Bordeando una esquina de la Avenida del Puerto se alza la edificación (39 habitaciones) con decorados muy emotivos y de cara al mar, y la ventaja de poder admirar desde su terraza todo un paisaje colorido que incluye la famosa Lanchita de Regla.

   Esa embarcación, permite diariamente a centenares de personas viajar entre uno y otro de los extremos de la rada capitalina y a su silueta escribieron poetas e intelectuales de la Isla.

   El constructor y propietario del Hotel fue José Cabrero Mier, natural de Santander y en el edificio tuvieron oficinas importantes armadores de esa ciudad española como el Conde de la Mortera, que poseía una flota de barcos para operar en las Antillas.

   Con 39 habitaciones y todas las comodidades, el Santander es cada día más visitado por viajeros de todo el mundo y ello motivo que en sus fiestas de aniversario se mencionen algunos huéspedes repitentes como amigos o de honor.

   Con un portal amplio, al estilo de las más ilustres casas coloniales, se alza en una fachada carmelita y con letras en oro que indican la elegancia del lugar.

   Sin embargo, su bar, en la planta baja, tiene los honores mayores, por contar con una barra de madera y decorados que indican los tiempos de veleros en La Habana, además de recibir los clientes la atención de cantineros vestidos como grumetes.

   Toda una alegoría, un ritmo del color y de los servicios, que pone otra nota de color en los hoteles de La Habana Vieja, pequeños, pero con detalles imposibles de olvidar.

8.- HOSTAL DE INSPIRACIÓN RELIGIOSA

 

   El Hostal Los Frailes, tiene una inspiración religiosa, pero complace sobre todo por su intimismo y peculiaridad, donde cada habitación constituye una especie de celda monacal.

   Este establecimiento forma parte de toda una estrategia ideada para satisfacer los disímiles gustos de los viajeros y además con la finalidad de recuperar una serie de mansiones coloniales y darle un uso adecuado, donde predomine la belleza, buen servicio y elegancia de cada lugar.

   Lo significativo está en otorgar además una diferencia a cada espacio, y por lo tanto aparecen en La Habana Vieja alojamientos con una distinción muy especial que aprecian de buena forma los visitantes soñadores.

   Una perfecta instalación, muy acogedora, complementa los servicios hoteleros de Habaguanex S.A., en la parte vieja citadina, muy reclamados por viajeros, sobre todo de Europa.

   Con la figura de un monje en cobre como bienvenida, apareció en La Habana Vieja el 15 de marzo de 2001 el Hostal Los Frailes para complementar la oferta hotelera de esa zona, muy demandada por los viajeros.

   La instalación fue abierta por el concurso de la Oficina del Historiador de la Ciudad y la firma turística Habaguanex S.A. en las calles Teniente Rey No.8 entre Oficios y Mercaderes, muy cercana de los sitios frecuentados por miles de vacacionistas extranjeros.

   Coordinada su ejecución con autoridades religiosas en ese país, el Hostal ofrece una imaginativa presencia, prefiriéndolo personas interesadas en los temas histórico-culturales de esa capital.

   El inmueble es una mansión típica de los finales del siglo XVIII a sólo unos metros de la Plaza Vieja, una de las cinco rescatadas para la observación de los caminantes y con animación cultural en su alrededor.

   El Hostal fue decorado con un ambiente religioso y en él se exhiben obras de artistas plásticos cubanos. El establecimiento cuenta con 22 habitaciones, entre ellas cuatro minisuites a precios apropiados.

   Con todas las comodidades (climatización, baño, televisión por satélite y minibar) rápidamente recibió muchos turistas interesados en estos nuevos sitios, acogedores y con una intimidad particular.

 

9.-  HOTEL AMBOS MUNDOS, CASI MÁGICO

 

   Con su mirada impenitente hacia las azoteas de tejas rojizas, hacia la Plaza de Armas de La Habana Vieja, y como escuchando aun el coloquio entre el tiempo y los personajes famosos, el Hotel Ambos Mundos constituye magia y fiesta cubana de los sentidos para la hotelería.

   La poesía afirma leyendas, que se dividen en varios períodos y tienen su más sutil encanto en el presente, cuando además de servir de refugio a turistas románticos, acoge a hombres de negocios deseosos de tener un recodo íntimo.

   El Ambos Mundos es uno de los hoteles de La Habana más significativos y, además de su intimismo, permite a empresarios conversar, examinar las cuentas o el futuro de una empresa, o presentar algún nuevo producto, hechos que son ya muy frecuentes en la cosmopolita capital insular.

   El Salón Del Monte rinde tributo a un ilustre promotor cultural cubano: Domingo del Monte. Posee un área de 360 metros cuadrados de superficie y una capacidad variable para 150 personas sentadas o 250 de pie.

   Ese recinto  se puede dividir en dos paneles o salas acústicamente independientes, según las necesidades. Su versatilidad se pone de manifiesto con mobiliario propio para banquetes o sesiones plenarias.

   Complementan su equipamiento medios audiovisuales de distintos tipos, incluidos videos, retroproyectores, pizarra de acrílicos.

   Además, funciona permanentemente como galería de arte, desde un inicio con obras de Jorge Caunedo, quien fuera proyectista y arquitecto de las obras de remozamiento del hotel.

   También estuvieron las pictografías de Yanes, Casiguaya y otros artistas plásticos que ilustran la conexión entre cultura y turismo, muy en boga de cara a una verdadera fiesta cubana cultural para vacaciones.

   A este espacio imprescindible se suma la Sala Letrán, de 20 metros cuadrados y capacidad para 12 personas en una mesa rectangular, propia para reuniones de negocios más estrechos, cenas y momentos privados, teniendo la característica que puede equiparse con los medios técnicos y de audio ya mencionados anteriormente.

   Estos dos salones se complementan con un menú buffet, café-recreo (Coffee-break), cenas de gala o banquetes, según los pedidos y a partir de precios apropiados.

   En el sexto piso del hotel se encuentra un privilegiado lugar para descansar y comer: el Roof Garden, con 50 asientos y una vista panorámica de La Habana Vieja y la bahía habanera.

   Y allí, el Restaurante Plaza de Armas (24 capacidades), dedicado a la llamada comida Junto a la calle, en los bajos, se encuentra el Café-Bar Ambos Mundos, muy frecuentado. Y como atractivo supremo está su habitación 511, donde vivió en los años 30 el novelista estadounidense Ernest Hemingway, hoy museo.

   El edificio del Ambos Mundos comenzó a construirse en 1923. En 1932 Hemingway se hospedo allí y residió hasta 1939 cuando compro Finca Vigía, donde actualmente se encuentra el museo que lleva su nombre.

   La instalación, de cuatro estrellas, cuenta hoy con 52 habitaciones (seis pisos), tres de las cuales son mini-suites.

 

10.- HOTEL HABANA RIVIERA, UN CLÁSICO POR EXCELENCIA

 

   Uno de los grandes hoteles habaneros cumple también el requisito de intimista, siempre lo fue, hasta tal punto que en los años 60 y 70 era el elegido de preferencia para las lunas de miel.

 

 

   Se trata del Riviera, una verdadera joya del turismo cubano.   Estamos hablando de un sitio turístico cubano con indudables valores arquitectónicos, culturales e históricos: el Hotel Habana Riviera.

  Los más de 50 años de existencia del Hotel Riviera de la capital cubana representan hoy una especie de símbolo de la consolidación y desarrollo del turismo como industria para este país.

  El Habana Riviera, ubicado frente al malecón habanero, constituyó en su momento el mejor hotel de lujo del país, inaugurado el 10 de diciembre de 1957.

  Pero además de hotel, su espacio representa historia y cultura sin par, con esculturas del artista plástico cubano de renombre, ya fallecido, Florencio Gelabert.

  En las listas de huéspedes aparecen poetas, bailarines, pintores, actores, cineastas, escritores, premios Nobel, artistas de todo tipo. Embajadores, funcionarios, presidentes y personajes famosos del mundo entero.

  Las tierras donde hoy se encuentra en el barrio de El Vedado

pertenecían a un área inhóspita, necesarias de ser defendidas en épocas de la colonización española, en una inicial urbe San Cristóbal de La Habana (1519).

  Leyes ibéricas prohibían abrir camino en la rivera y a esos terrenos se les comenzó a llamar "Vedados", de ahí el nombre del vecindario.

  A fines de los años 50 del pasado siglo, el mafioso estadounidense Mayer Lansky establece su comandancia en La Habana, luego de una serie de alianzas en Las Vegas y crea la compañía Riviera de Cuba S.A., con la aprobación de un hotel estilo horizontal con una torre de 18 plantas en Paseo No.1 y Malecón.

  Los planos originales y el proyecto del hotel fueron creados en Estados Unidos por la compañía Fedelman Construction Corporation y por el Arquitecto Facultativo en Cuba Manuel Carrera Machado.

  Por demás, el hotel fue bautizado con el nombre de Riviera en recordación a la famosa Riviera Francesa.

  El establecimiento comenzó a edificarse en 1956, por el proyecto de Obras de la Construction Corporation S.A. (POCSA) y su decoración estuvo a cargo de Albert Carvin and Company y del arquitecto Igor Polevitsky de "Polevitsky and Johnson"

  El 10 de Diciembre de 1957, día de su apertura, aparece la propaganda del Cabaret Copa Room con Ginger Rogers y su Revista Musical, bajo la dirección de Jack Cole.

  Durante sus primeros tres años actuaron en el hotel o se hospedaron, Ginger Rogers (la compañera de baile de Fred Astaire), los cómicos Abbot y Costello, los Campeones Mundiales de Boxeo Joe Louis y Rocky Marciano, el gran boxeador cubano Kid Chocolate.

  Además estuvieron presentes actores del cine mexicano como César Romero y el gánster del cine George Raft, amigo personal de Lansky.

  En épocas posteriores visitaron el Riviera figuras como el poeta salvadoreño Roque Dalton, la luchadora negra estadounidense Ángela Davis o la cosmonauta soviética Valentina Tereskova.

  Es el lugar del reino de las obras del escultor cubano Florencio Gelabert como el conjunto "Danza" (mujer bailando con delfín), que identifica la entrada,"Los Peces" en el exterior, "Ritmo Cubano" en el Lobby, entre muchas otras.

  Salones como Copa Room, sus restaurantes y vista panorámica de buena parte de la ciudad lo destacan entre muchos otros hoteles.

  Cuenta con 352 habitaciones, incluida una suite presidencial y servicios de primera línea, además del famoso restaurante "L´Aiglon", con una renovación total del hotel en 1994, operado por la compañía Gran Caribe.

  Vida, elegancia y deseos de brindar una buena bienvenida al visitante foráneo constituyen requisitos permanentes para su personal,  pero sus salones, pasillos, y piscina, pueden dar fe de una poesía muy particular, con un ambiente al estilo de los años 50 del pasado siglo.

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