Holguín, la más hermosa

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07 May 2013 11:50pm
Holguín, la más hermosa

(Tomado de Revista Excelencias Turísticas del Caribe y las Américas)

Desde sus parques urbanos hasta las arenas de inmensas playas casi vírgenes o las onduladas elevaciones de exclusivos pinares de su terruño, Holguín emerge como uno de los destinos más cautivadores del archipiélago cubano.

Gracias a su abanico de posibilidades, resulta el único destino del país que tiene seis productos diferentes: sol y playa (es el segundo destino cubano en este producto), naturaleza, salud especializada (es el primero), marinas y náuticas, eventos y ciudad.

Plena de bravía y exuberante naturaleza, ora en la Sierra Cristal, ora en la sinuosa costa de caletas, bahías pequeñas y espumosas playas o en el fértil llano intramontano, la provincia holguinera es el tercer polo turístico cubano, bendecido sin proponérselo por el Gran Almirante Cristóbal Colón, cuando 520 años atrás la describió como la tierra más hermosa al arribar a la bahía de Bariay.

Apenas unos pocos minutos separan al visitante que llegue al Aeropuerto Internacional Frank País de la bella ciudad cubana de los parques, conocida así por sus abundantes remansos de jardines y paseos encuadrados en un trazado regular de calles, que facilita al visitante caminar y conocer de primera mano la vida cotidiana de los holguineros, rica en tradiciones culturales y caracterizada además por su gran hospitalidad.

La villa fue fundada como Hato de San Isidoro de Holguín el 3 de abril de 1720, víspera de San Isidoro, con la inauguración de la iglesia del mismo nombre, colocándola también bajo la advocación de nuestra Señora del Rosario, a la que se dedicó la capilla a la derecha del nuevo templo.

Casi dos siglos antes, el capitán español Don Francisco García Holguín —premiado con una merced real por acciones en la conquista de México— había fundado el primer caserío entre los ríos Jigüe y Marañón junto a su esposa Doña Isabel Fernández de Sandoval y algunos seguidores, a los cuales se sumaron los indígenas de la zona.

La condición de ciudad la recibió en 1752 —cuarta del país en merecerla— y en la actualidad es igualmente la cuarta por su población, con poco más de 200 mil habitantes en su área metropolitana, solo superada por La Habana, Santiago de Cuba y Camagüey en ese orden.

Una vez en el centro histórico, siempre delineado por sus principales parques, los visitantes pueden visitar el Museo Provincial de Historia La Periquera,  el Museo de Ciencias Naturales Carlos de la Torre Huerta —que cuenta con una de las más trascendentales muestras de malacología de América—, la Catedral de San Isidoro con su monumento a Juan Pablo II, la Iglesia de San José, el Teatro Eddy Suñol y el Centro Cultural de La Marqueta.

Quizás el lugar más conocido de la ciudad sea la Loma de la Cruz —antes Cerro Bayado—, situada al extremo norte y desde la cual se divisa prácticamente toda la urbe gracias a sus 261 metros de altitud. A ella se accede por carretera, aunque para los holguineros es menester llegar hasta su cima tras subir los 458 peldaños de la larga escalinata que comienza al pie de la elevación.

El sitio está vinculado a la historia de la ciudad y comenzó a llamarse así a partir del 3 de mayo de 1790, cuando los citadinos acompañaron al fray Francisco Antonio de Alegría, quien colocó una cruz de madera en la cima, dando inicio a una tradición religiosa, las Romerías de la Cruz, hecho que con el paso del tiempo se convertiría en la principal festividad de los holguineros: Las Romerías de Mayo. Durante las mismas tienen lugar todas las manifestaciones del arte y se inician precisamente con una peregrinación hasta la cruz.

Holguín también acoge cada año la Fiesta de la Cultura Iberoamericana en el mes de octubre,  el Festival del Son, el reconocido Coloquio Internacional por la Liberación de los Cinco y el Festival de Cine Pobre Humberto Solás, este último con sede en la pequeña ciudad de Gibara, situada 32 kilómetros al norte de la capital provincial, junto a la bahía de igual nombre.

Para el hospedaje la ciudad cuenta con el Hotel Pernik, la Villa El Bosque y la Villa Mayabe, esta última en el cerro de igual nombre, a apenas minutos del centro urbano, desde cuyo Mirador se divisa la campiña circundante de la ciudad y en cuyo restaurante criollo pueden disfrutarse exquisitos platos a base de tasajo, cerdo asado, frutas tropicales y coctelería cubana tradicional e internacional.

Un paseo en la noche puede llevarlo al Teatro Eddy Suñol, escenario habitual del prestigioso Teatro Lírico de Holguín, al Rincón de El Guayabero, pequeño club animado por la canción picaresca legada por Faustino Oramas, famoso trovador y juglar local, o a disfrutar de las cubanísimas noches del cabaret Nuevo Nocturno.

Más allá de la ciudad

La oriental provincia cubana dispone de una exquisita franja costera, cuyas peculiaridades orográficas la hacen única en el país. A diferencia de las costas bajas de Varadero y de los cayos del norte de Villa Clara —Santa María, Ensenachos— y Ciego de Avila —Cayo Coco, Cayo Guillermo—, las playas holguineras de Pesquero, Guardalavaca, Esmeralda, Don Lino, Blanca y Turquesa, entre otras, se abren paso entre los escarpados que descienden desde las leves elevaciones costeras y serpenteadas por abundante vegetación y hermosísimos acantilados de aguas transparentes, pródigas además en áreas de paisaje submarino y pesca.

Desde algunas de ellas son visibles curiosos accidentes naturales como la Silla de Gibara y la Mezquita, además de la oportunidad de recorrer el sendero ecoturístico de Las Guanas o visitar el Museo de Sitio “Chorro de Maíta”, enclave que recrea la cultura de las comunidades aborígenes a través de una aldea taína con su cementerio. Junto a ellas se expande una red hotelera con variadas ofertas para todos los segmentos del turismo internacional.

Entre las propuestas de la región no pueden obviarse el Parque Natural Bahía de Naranjo y Cayo Saetía. El primero cuenta con piscinas naturales, restaurantes y delfinario en el que los visitantes pueden no solo disfrutar de los habituales shows sino incluso del baño junto a estos juguetones mamíferos marinos.

Las excursiones al Cayo Saetía son de las más demandadas, bien justificadas por tratarse de una joya de la naturaleza de 42 kilómetros cuadrados con muelle propio, dotado de una excepcional vegetación tropical, lagunas interiores y 12 playas. Allí habitan en total libertad antílopes, búfalos, venados, cebras, jabalíes y avestruces, especies introducidas pero bien adaptadas en su interacción con las autóctonas.

Pero la belleza de la geografía holguinera no se resume a sus costas, arenas y cayos, sino que igualmente se eleva hasta sus cumbres, específicamente a los Pinares de Mayarí, con una villa de singular arquitectura al estilo alpino europeo, ubicada sobre la cota de los 680 metros sobre el nivel del mar en pleno Parque Nacional La Mensura.

El exótico paraje permite al visitante disfrutar de un impresionante contraste entre la vegetación tropical de montaña y densos pinares exclusivos de la región, bañada por manantiales de aguas cristalinas que descienden de la Sierra Cristal, entre ellos el que genera el Salto de El Guayabo, considerado el de más altura en Cuba, que puede contemplarse desde un mirador allí existente.

Son allí muy visitados igualmente el jardín La Plancha y la finca Los Exóticos, una acogedora  reserva forestal.

Otro sitio de gran valor histórico y testimonial es Birán, asiento de un bello museo en la casa natal de Fidel Castro y su hermano Raúl, el actual presidente cubano.

La capital arqueológica de Cuba: Banes, la llamada Villa Blanca de Gibara y la ya mencionada capital provincial, Holguín, complementan y realzan los valores turísticos de una región que preserva los encantos naturales que tanto asombro y admiración causaron en el almirante genovés Cristóbal Colón.

Tomado de Revista Excelencias Turísticas del Caribe y las Américas

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