Guanabacoa celebra sus 460 años de fundada

alina
18 June 2014 10:40pm
Guanabacoa celebra sus 460 años de fundada

Guanabacoa, hija de San Cristóbal de La Habana, acaba de arribar a su 460 aniversario. ¿Cuánto contribuye su historia al patrimonio cultural cubano? Si partimos de entender que en el origen y consolidación de pueblos y ciudades, podrán tanto los hombres de ciencias como el habitante común encontrar un texto cultural desde el cual comprender su presente, entonces a priori podemos establecer que la construcción de Guanabacoa deviene una especie de lección de historia en la isla de Cuba en tanto cada fragmento de su cultura es un signo desde el cual entender el universo de ideas que se dieron cita en este barrio, al que el gesto heroico de José Antonio Gómez Bullones bautizó como la Villa de Pepe Antonio.

¿Pero qué hecho o acontecer tomamos como punto de partida para la conformación de la cultura de Guanabacoa? Por lo general suele pensarse en las villas y ciudades a partir de su inscripción en los registros oficiales, proceder que deja al margen la primigenia  experiencia sostenida por un grupo de individuos con la topografía del lugar; gentes sin historia y por tanto anónimos. En la dinámica relación entre espacio, relieve y clima, por solo citar algunos, y los vínculos que dichos elementos establecen con otras regiones —habitadas o no—, habría que buscar los elementos que perfilaron la imagen de esta ciudad y sus habitantes; pues en el modo en que son mirados e interpretados se encuentra la base identitaria de sus moradores. Si aceptamos que la génesis del poblado de Guanabacoa se encuentra en el acuerdo tomado por los miembros del Ayuntamiento habanero el 12 de junio de 1554, estaremos dejando a un lado la afectiva relación que desde tiempos antes establecieron los aborígenes con el lugar.

Desde esta perspectiva han celebrado los guanabacoenses la organización de un “pueblo de indios” en Guanabacoa, expresión del reconocimiento que las leyes de Burgos hacen a la libertad del indoamericano. El acuerdo del 12 de junio de 1554 es un hecho histórico en el que se legitima una identidad cultural que por razones históricas da prioridad a la naturaleza por encima de esos rasgos urbanos que definirán, incluso hoy, el grado civilizatorio de los seres humanos en un determinado lugar. Guanabacoa, como indica su topónimo, ya era historia en 1554; solo que a partir de entonces se presentaría oficialmente como uno de los pueblos de indios establecidos en Cuba. El pasado 12 de junio han celebrado sus hijos la primera campanada en su andar dentro del patrimonio de la isla de Cuba. ¿Qué repercusión tendrá este hecho en la conformación de  un lugar en el patrimonio cultural cubano? Dos hechos nos servirán de guía para ello: la concesión a Guanabacoa del título de villa (1743) y el reconocimiento de su centro histórico urbano como Monumento Nacional  (1990).

Durante aproximadamente dos centurias Guanabacoa consolidó su cultura, fenómeno que encontraría expresión en una red social en la que participaban activamente no solo los indios y representantes de las autoridades españolas, sino también los africanos que se insertaron en ella. Complejos fueron los intersticios de sus relaciones sociales y en la dinámica que establecen el deber de subordinarse a La Habana y el interés de alcanzar total autonomía, construyó su propia cultura. Si el arribo del primer ministro eclesiástico arribó a Guanabacoa por acuerdo del Cabildo del 24 de enero de 1576, fue gracias a la colaboración de Manrique de Rojas que se obtuvo aprobación para erigir un templo que abriría sus puertas el 15 de agosto de 1578 bajo la advocación de María Santísima de la Asunción, un centro que siguiendo la tradición habilitó libros de bautismo, matrimonio y enterramiento, un patrimonio documental de trascendente valía para entender el tejido sociocultural de Guanabacoa. Muestra de su pronta significación fue su reconstrucción entre 1714 y 1721, fecha cercana al levante del Convento de San Francisco (a partir de 1720), una de las joyas de la arquitectura del repertorio religioso cubano por su riqueza en elementos dieciochescos.

En un largo proceso histórico Guanabacoa fue ganando espacio y apenas una década separaba a sus moradores de un segundo centenario de su inscripción cuando Su Majestad, el rey Felipe V, con intercepción de los Contadores del Consejo Real de las Indias le concedió el título de Villa mediante cédula firmada en San Ildefonso el 14 de agosto de 1743, honor que, previo el pago de impuesto por esta “gracia”, acompañaba con el consentimiento de que usaran sus autoridades locales un escudo de armas.

Un conjunto de símbolos cuya matriz se encuentra en la síntesis cultural que era ya notable en la primera mitad del XVIII fueron revelados en esta segunda campanada. Si por el catolicismo español estaba bajo la protección de Nuestra Señora de la Asunción, cuya festividad se celebra el 15 de agosto —un día posterior a la firma de la concesión de gracia—, el sitio elegido había sido nombrado desde siglos atrás por el de Guanabacoa; de modo que la primada villa cubana bautizada con el nombre Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa (1511), encontró toponímicamente en la región habanera una sobrina: la Villa de la Asunción de Guanabacoa. En el escudo, por su lado, acompañando la iconografía de la heráldica española, se encontraban las colinas de la localidad. Pero lo más importante era el derecho a ampliar su jurisdicción y la independencia en relación con La Habana. Con este nombramiento Guanabacoa se hacía mayor no solo en el aparato legislativo de las ciudades cubanas sino también en su patrimonio cultural.

Muy cercana a la fecha registran los historiadores el primer acto patriótico de sus habitantes, atribuido a Pepe Antonio, el  Alcalde Mayor Provincial de la Santa Hermandad que al frente de las milicias enfrentó la toma de La Habana por los ingleses, en 1762; postura que sin dudas otorgó reconocimiento a la villa. Pero fue la convivencia, el día a día, la que daría autenticidad al patrimonio cultural local. Fueron los anhelos, las esperanzas, frustraciones y conquistas de sus habitantes los que convirtieron a la Ermita de la Inmaculada Concepción y Santo Cristo del Potosí (1644) en signo del arte mudéjar en la isla sin sospechar que por ello recibiría esta construcción la categoría de Monumento Nacional mediante resolución 126 de 1996.

La Ilustración decimonónica aportó a Guanabacoa un clasicismo que atemperó la sobriedad del barroco latente en el Convento de Santo Domingo. El Neoclásico fue el lenguaje empleado en instituciones de instrucción y recreo como el Liceo Artístico y Literario, obra que por sus valores arquitectónicos e históricos culturales bien merece ser distinguida con la condición de Monumento Nacional, pero el Neoclásico fue también el referente para la arquitectura doméstica entre las que se distingue la Casa de la Camarera, sede del actual Museo Municipal de Guanabacoa, que abrió sus puertas al público el 26 de julio de 1964, tras el insistente quehacer de uno de sus hijos, José Luis Llerena Castellanos.

Con la creación del Parque Central en 1911, la de una glorieta en su centro y su posterior demolición, parecía que Guanabacoa daría la espalda a sus valores patrimoniales, mas no pudo todo el siglo XX anular su tesauro, un patrimonio que con calidad exhibe el Museo Municipal,  institución que próximamente, el 26 de julio,  celebrará su medio siglo de vida; un espacio en el que Llerena Castellanos, desde ese auténtico valor que emerge desde lo local, puso en marcha un proyecto que hoy sería entendido dentro de la nueva museología.

La puesta en valor de objetos asociados a cultos sincréticos africanos como la Regla de Ocha o Santería, la Regla de Palo Monte y de la Sociedad Abakúa, mediante un montaje expositivo que lejos de una sacralización intentaba conectar al espectador con la praxis cultural a la que respondía, fue sin dudas un aporte sustancial al lugar del patrimonio de Guanabacoa en la cultura cubana. A ello ha de añadirse su iniciativa de reanimar culturalmente el museo a partir de actividades folklóricas en las que personas y grupos portadores de esas creencias otorgaban a los exponentes el patrimonio que se atesora en ellos. El Museo Municipal de Guanabacoa es, a las puertas de sus 50 años, un eslabón sustancial en el 460 aniversario de esta población. No es casual que la Vicepresidencia de Museos, del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, la eligiera como una de las instituciones representativas en Cuba el pasado 18 de mayo, el Día Internacional de los Museos.

Pero sin dudas fue la declaratoria del Centro Histórico Urbano de Guanabacoa como Monumento Nacional el documento que valida su patrimonio cultural en la isla de Cuba. La distinción fue propuesta por la Comisión Provincial de Monumentos de Ciudad de La Habana y entregada por la Comisión Nacional de Monumentos mediante la resolución no. 78 del 30 de enero de 1990, y en sus por cuantos, Antonio Núñez Jiménez (Presidente) y Martha Arjona Pérez (Secretaria Ejecutiva) dejan explicitas referencias a la construcción de su patrimonio tomando como punto de partida el cacicazgo de Guanabacoa en vinculo con el asentamiento de Tarraco y las posteriores inmigraciones de españoles y africanos, continuando con el recibiendo del título de villa tanto por el auge económico como por la defensa que sus hijos hacen ante el ataque de corsarios y paratas.

Consta también en dicha resolución que el análisis de los elementos que conllevan a esta declaratoria fue hecho el 14 de noviembre de 1978 por la Comisión Nacional y se toma en consideración además el hecho de que se distinga Guanabacoa por ser testigo del proceso histórico cultural cubano y cuna de connotadas figuras de reconocido mérito político, artístico e intelectual. Como tesis contemporánea reconocen en el centro histórico urbano del poblado la conservación de edificaciones religiosas, civiles y domésticas que  demuestran el quehacer constructivo de sectores populares tradicionales que, al dotarlo de un importante valor patrimonial, resulta necesaria su preservación.

Ampara la entrega de la declaratoria el inciso 3 del artículo 4 de la Ley No. 2 de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ley de los Monumentos Nacionales y Locales del 4 de agosto de 1977 y en base a ello resuelve orientar a la Comisión Provincial de Monumentos de la Ciudad de La Habana la realización de los estudios pertinentes para inscribir el bien en el registro correspondiente y su divulgación ante los responsables de la protección del mismo: Ministro, Viceministros y Directores de Cultura, Presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, a la Comisión Provincial de Monumentos y a la Dirección Provincial de Cultura en la provincia Ciudad de La Habana.

En la declaratoria del Centro Histórico Urbano de Guanabacoa como Monumento Nacional tiene sus hijos, naturales o por adopción, una tercera campanada en el reconocimiento de sus aportes al patrimonio cultural de la nación. Una huella conformada hace más de 460 años.

Marcos A. Tamames Henderson

Publicado por CUBARTE

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