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Santiago, 510 años vivos

Santiago, 510 años vivos

Redacción Exce…
25 June 2025 11:32am
Omar López Rodríguez, Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba

La celebración del 510 aniversario de la fundación de la villa de Santiago es una motivación para exponer al mundo los atributos adquiridos en su evolución, hasta convertirse en la ciudad que es hoy: portadora de altos valores históricos y patrimoniales, con una cultura viva y de amplio espectro en sus manifestaciones artísticas, así como con una variada oferta de productos y potencialidades para su desarrollo turístico, tanto presente como futuro.

Santiago nació en el corazón del Caribe insular, condicionada desde su origen por un complejo proceso de evolución que la ha llevado a nuestros días con un rico y protagónico legado histórico, influyente en el devenir de la nación cubana y con notables aportes culturales. Desde que el conquistador español Diego Velázquez, acompañado por otros como Hernán Cortés, “encontraron el sitio muy a propósito para fundar una población”, se reconoce como fecha fundacional de la villa de Santiago el verano de 1515, asumiéndose el 25 de julio como día conmemorativo, por celebrarse la festividad de Santiago Apóstol.

Santiago de Cuba

Ubicada en la costa sur de la región oriental de la isla, rodeada por la Sierra Maestra —especialmente por las cordilleras de El Cobre, Boniato y la Gran Piedra—, la ciudad fue finalmente emplazada al fondo de la bahía, a 9 kilómetros de su entrada. Con el paso del tiempo, Santiago se fue dibujando sobre la margen este del espejo de agua salobre, extendiéndose sobre un plano inclinado que asciende desde el nivel del mar hasta la cota 55 en su punto más alto. Esta adaptación topográfica le otorgó atributos urbanísticos singulares, al configurarse como una ciudad mirador, escalonada y ondulante, cuya traza de calles, callejones y callejuelas articula plazas, plazuelas, iglesias y edificios públicos, generando una imagen interactiva entre lo urbano y lo natural, en permanente intercambio de perspectivas visuales.

Esta ciudad histórica se conoce y se interpreta al recorrerla, redescubriendo sus espacios y rincones, sus luces y sombras, acompañados por una arquitectura que ha sabido resistir los embates del clima y los movimientos sísmicos.

La plaza mayor, hoy parque Céspedes, es un espacio mágico y sitio fundacional donde se rememoran momentos trascendentes de la historia, como el fin del dominio español en 1898 y el triunfo de la Revolución Cubana el 1.º de enero de 1959. Allí se encuentran la Catedral de Santiago y la sede del Ayuntamiento. En su perímetro puede visitarse la Casa de Diego Velázquez, fundador de esta ciudad y Gobernador de la Isla en aquel entonces. Construida en el primer tercio del siglo XVI, es un ejemplo singular de la arquitectura morisca traída desde la metrópoli. Actualmente funciona como Museo de Ambiente Histórico, donde se exhibe una colección de mobiliario utilizado en Cuba desde el siglo XVI hasta el XIX. Esta joya arquitectónica es uno de los sitios más visitados por el turismo. Otros edificios de interés completan el entorno de la plaza, como el Hotel Casa Granda y el antiguo Club San Carlos.

Llegar al parque Céspedes, ocuparlo y disfrutarlo, tanto de día como de noche, posee un marcado carácter simbólico, pues al hacerlo se conquista la ciudad, al considerarse este espacio público su corazón. En él confluyen santiagueros de todas las edades y visitantes, quienes, tras apropiarse de su escala y personalidad, disfrutan de la retreta ocasional, la presencia de piquetes soneros, trovadores y pregoneros que marcan el latido de su uso cotidiano.

La Catedral, siempre presente, invita por su posición y empaque a ser visitada. Se presenta como un edificio de grandes proporciones, construido sobre horcones o pilares de madera, con una amplia techumbre de cinco naves y una cúpula mayor, también de madera. Su Coro de los Canónigos, elaborado en maderas preciosas con múltiples decoraciones barrocas, sus altares, el órgano y la imaginería interior completan el atractivo de esta.

Las calles ofrecen un diálogo especial con el paisaje urbano y su arquitectura, en un ambiente de ciudad cultural y viva. Destaca la arteria comercial y peatonal Enramadas, donde el ir y venir de sus ocupantes permite, a lo largo de más de un kilómetro, evaluar los comercios y servicios que la caracterizan. Por otro lado, la calle Heredia constituye un verdadero eje cultural, donde la Casa de la Trova y el Salón de los Grandes son baluartes del bolero, el son y la trova, géneros musicales tradicionales de la región oriental. Allí se invita a una escucha atenta de intérpretes, solistas y agrupaciones que mantienen vivo el ritmo y la sonoridad de guitarras, treses, maracas, claves y demás instrumentos que acompañan las composiciones que inundan la vida santiaguera.

La nueva trova, y aun la novísima, siguen un camino apegado al decir musical desde la anécdota amorosa y social, que describe sentimientos y nostalgias. El santiaguero canta y baila siempre; es parte de su identidad y se mantiene actualizado con el panorama musical cubano, del cual es un importante aportador. Sus autores musicales dan fe de una tradición que incluye nombres como Sindo Garay, José “Pepe” Sánchez, Miguel Matamoros y su cubanísimo Trío, Ñico Saquito, el Dúo Los Compadres, la Orquesta de Chepín-Chovén, Pacho Alonso y sus pachucos, el Cuarteto Patria, Son 14, Los Karachi, el Septeto Santiaguero y muchos otros.

La jerarquía musical de la ciudad a lo largo del tiempo, la calidad de sus procesos creativos en diversos géneros y su actualidad diversa y convincente propiciaron el reconocimiento de la UNESCO como Ciudad Creativa de la Música en 2020. Hoy, Santiago de Cuba enfoca sus esfuerzos en el fomento de las industrias creativas locales.

La literatura y las artes plásticas son expresiones que se identifican con la calle Heredia, al contar con la Casa Natal del poeta José María Heredia y Heredia, “El Cantor del Niágara y primer poeta romántico de América”. En este lugar, que vio nacer a uno de los bardos más sobresalientes del continente, se venera su vida y su obra. Se realizan actividades culturales asociadas a la literatura, especialmente a la poesía; el espíritu de Heredia crece y se desborda hacia la ciudad en busca de sus encantos.

De igual forma sucede con la tradición de llevar al lienzo los parajes de la ciudad: resulta apreciable en colecciones y galerías la presencia de obras de caballete, lienzos, dibujos y grabados que, en diversidad de formas y formatos, retoman la estética, el color, la luz y los ambientes urbanos.

Disfrutar de su paisaje puede tener una intensidad inusual, y es que a Santiago le gusta mostrarse. Lo hace desde los muchos puntos altos que permiten apreciar el diálogo entre la ciudad histórica y el paisaje circundante, con sus dos grandes protagonistas: el mar y las montañas. Hay una sensación de estar observando un lienzo en proceso creativo; la ciudad se presenta con sus verdes y azules naturales, y con el mosaico de edificios superpuestos, matizados por infinidad de detalles. Ya sea desde la terraza superior del Hotel Casa Granda, el Balcón de Velázquez o el barrio del Tivolí, entre otros sitios, la vista —diurna o nocturna— regala imágenes de interés, propicias para el disfrute acompañadas de un daiquirí, un mojito, un Cuba Libre o un trago de Ron Santiago, con el que podrás entender por qué fue en esta ciudad donde nació el ron ligero cubano.

Este posee un museo donde se narra su historia, ubicado junto a la “Catedral del Ron”, denominación popular de los almacenes Don Pancho, donde se realiza el añejamiento de uno de los mejores rones del mundo. Vale saber que “los saberes del ron” obtuvieron el reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2021.

Santiago de Cuba, gracias a sus potencialidades patrimoniales y culturales, es promotora de una serie de eventos internacionales y nacionales que estimulan la presencia de visitantes. Entre los más reconocidos está el Festival del Caribe o Fiesta del Fuego, con amplia capacidad de convocatoria para las naciones y pueblos de la región y más allá. Cada año está dedicado a un país caribeño, que muestra su cultura popular, religiosidad, ritos, bailes y cantos, con intensidad y pasión que se desbordan en calles y plazas. Incluye un evento teórico de especial concurrencia para intelectuales y artistas de la región.

Otros festivales se centran en diferentes manifestaciones del arte. En la música: el Festival de la Trova Pepe Sánchez, el Matamoroson, el de Coros, Boleros de Oro y Jazz Plaza. En el teatro: el Máscara de Caoba; en las artes visuales: el Internos de pintura mural o el Salón Oriente. En el cine documental, el Santiago Álvarez in Memoriam genera oportunidades para el desarrollo creativo de los artistas.

Desde la ciudad cultural que es, y la ciudad creativa que se consolida, el arte juega un papel fundamental en el desarrollo de la calidad de vida local. De igual manera, las tradiciones participan activamente en el devenir urbano: los carnavales, las agrupaciones centenarias de origen africano como la Carabalí Olugo y la Carabalí Izuama, la Conga de Los Hoyos, el movimiento de cultura comunitaria, los conciertos y fiestas populares que llenan espacios en teatros, anfiteatros y otros emplazamientos.

Los museos son lugares ideales para acercarse a la historia local, desde la condición protagónica de la ciudad en el devenir de la nación cubana. El Museo Bacardí, asociado a las guerras por la independencia y a la cultura santiaguera, es el más antiguo en relación con otros que atesora la ciudad, como el del Carnaval, el de la lucha clandestina, el del 26 de Julio, la Casa Natal de Antonio Maceo y otros que exhiben en sus colecciones hechos trascendentes de la Revolución Cubana y de personalidades relevantes del acontecer patrio.

La ciudad de Santiago que ha llegado hasta nuestros días es una urbe intermedia, con una población que sobrepasa los 500 000 habitantes y una extensión de 641,40 km². A lo largo de su existencia, en sus inmediaciones se han desarrollado cinco sitios o paisajes que han adquirido, por su valor patrimonial, una significación excepcional.

Ubicado a la entrada de la bahía santiaguera, el Castillo del Morro San Pedro de la Roca fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997 por ser un ejemplo destacado de las fortificaciones abaluartadas del Renacimiento militar italiano, adaptadas a las condiciones del Caribe. Su visita permite un recorrido excelente por sus salas; en el área exterior cuenta con restaurante, ventas de artesanía, parqueo y otros servicios. Las vistas al entorno geográfico son magníficas, y permiten un encuentro singular con la belleza del mar Caribe y el litoral.

Fue este el escenario principal del combate naval de la guerra hispano-cubano-norteamericana, donde la flota del almirante español Pascual Cervera fue hundida por la Armada estadounidense. Hoy, los cinco pecios de aquel acontecimiento conforman un producto turístico de gran impacto denominado “Una inmersión en la historia”, que permite el buceo en los barcos hundidos participantes en aquella contienda. Hubo además combates terrestres, como los de Las Guásimas, El Viso y la Loma de San Juan, escenarios hoy convertidos en parques históricos, al igual que el lugar donde se firmó la rendición de las tropas españolas, conocido como el Árbol de la Paz. Estos sucesos de 1898 pusieron fin al dominio español en la isla.

De especial significación es el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, donde descansan personalidades fundamentales de la historia nacional, como Mariana Grajales, madre de la patria; Carlos Manuel de Céspedes, padre de la patria; el Héroe Nacional José Martí y el Comandante en Jefe Fidel Castro. Ellos conforman un frente patriótico ante el cual se realiza una ceremonia de Guardia de Honor a todos los héroes y mártires de la nación. Una llama eterna y una gran bandera nacional presiden este lugar, que se comporta como un museo a cielo abierto, donde arte e historia confluyen en un paisaje funerario con todos los elementos necesarios para desarrollar una interpretación patrimonial mediante senderos y rutas especializadas al servicio de visitantes y turistas.

Otro sitio singular lo constituye el antiguo poblado minero de El Cobre, que existe desde el siglo XVI y se considera un lugar especial al ser uno de los exponentes más tempranos de la explotación minera de cobre en la América hispana. Allí se trabajó con fuerza de trabajo esclava, lo que propició la presencia de cimarrones y palenques en las montañas. En consecuencia, como parte de la Ruta de las Personas Esclavizadas por América, la UNESCO propició la construcción del Monumento al Cimarrón, realizado en lo alto de un cerro por el escultor Alberto Lescay Merencio.

Este sitio está vinculado con el hallazgo de la Virgen de la Caridad y su traslado a este recinto en el siglo XVII. Desde entonces, ha brindado un espacio de veneración que se ha convertido en uno de los de mayor convocatoria del pueblo cubano y del turismo. Es en la Basílica de El Cobre donde se encuentra la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, declarada Patrona de la religión católica en Cuba y considerada un símbolo de cubanía. Los tres últimos pontífices —Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco— se han acercado a ella durante sus respectivas visitas a Santiago de Cuba.

El paisaje asociativo de El Cobre, visto desde la minería, la esclavitud y la religión, brinda una visión integral de un lugar especial en la historia y la espiritualidad de los cubanos.

Por otra parte, se encuentra el Paisaje Arqueológico Cafetalero del Sudeste de Cuba, declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. Este patrimonio, distribuido en varias regiones, comprende más de 170 haciendas cafetaleras que exhiben un modo de vida singular vinculado a la migración francesa de inicios del siglo XIX. Lo particular de sus construcciones y lo exuberante de la geografía donde se asentaron hacen de este conjunto un testimonio impactante de la producción cafetalera que marcó desde entonces la cultura y la economía local.

Subir a los cafetales o interpretarlos desde la Casa Dranguet es una experiencia única, donde el aroma del café guía a través de ámbitos arqueológicos. La naturaleza variada, con frutas y flores exóticas, complementa la presencia de las flores del cafeto, los granos rojos de la cosecha y su procesamiento en secaderos, tahonas, batardos, tanques de fermentación y acueductos, en medio de una cultura créole afincada en las montañas.

La tumba francesa es otro acontecimiento musical y danzario que forma parte de la herencia franco-haitiana en Cuba. La sociedad de tumba francesa La Caridad de Oriente fue reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en el año 2011.

Venga a Santiago en su aniversario 510, conozca su historia, el valor de su patrimonio y la fortaleza de su cultura. Recorra sus calles y ambientes, ocupe sus plazas y parques, visite sus lugares de cultura viva, disfrute de sus sabores y aromas, tómese un trago de ron Santiago o un vaso de prú para aliviar tensiones, o recupere energías con un buen café expreso.

Aprecie la hospitalidad de los santiagueros, su sentido patriótico y su amor por Santiago. Converse y conocerá un pueblo educado y culto, donde se entrelazan el cuentero popular, el sabedor de leyendas, el sabio ilustrado, el trovador de lo cotidiano y el bailador que siempre sigue el ritmo. Todas figuras de una manera de ser en la que la alegría de vivir se suma al empeño cotidiano de salir adelante.

Este Santiago de hoy es un destino personalizado en el que se articulan múltiples atractivos, los cuales propician productos turísticos de alto vuelo. En él confluyen las aspiraciones personales y familiares con actividades y eventos que permiten diseñar un programa ideal, capaz de armonizar opciones motivadoras y de impacto. Quien pretenda vivir una experiencia turística en esta ciudad de la Cuba profunda, quedará complacido... y deseoso de volver.

 

Texto: Omar López Rodríguez, Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba

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