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El Son y la Conga, perlas de la música cubana

alina
26 August 2014 9:44pm
El Son y la Conga, perlas de la música cubana

Cuando se habla de Cuba, inevitablemente se piensa en la música, en el baile, en la sabrosura del cubano como algo que nos identifica, y es el proceso de transculturación de la música cubana, el responsable del singular sello musical, que nos descubre en cualquier parte del mundo. Dando  como resultado el Son cubano y la contagiosa Conga que acompaña nuestras fiestas populares.

El origen de la danza cubana al igual que la del resto de los países se remonta al inicio de la propia existencia humana. Las expresiones corporales representaron una vía importante de comunicación en la formación de comunidades primitivas y actividad principal en ceremonias rituales.

Aunque no podemos asegurar que estas manifestaciones danzarias de los primeros pobladoresestán presentes en nuestros bailes actuales, es evidente que el areito, baile popular de nuestros primeros habitantes, poseía similitud con nuestra actual manera de bailar. Los datos históricos en los documentos legados por los llamados cronistas de Indias así lo demuestran: “(…) hombres y mujeres y tomándose  las manos mezclados y guía uno…..este a de guiar, ora sea hombre, ora sea mujer, da ciertos pasos adelante y ciertos pasos a tras… andan como entorno de esa manera y dice cantando una voz baja o moderada  lo que se antoja y con cierta medida de lo que son los pasos que anda dando, y de cómo él lo dice, respóndele la multitud los que con el contrapaso y areito andan lo mismo, y con los mismos pasos y orden justamente en tono más alto.” 

Con el paso del tiempo, los bailes populares cubanos conservaron rasgos de preferencia comunes, como por ejemplo su carácter colectivo, las formas coreográficas en el baile de casino o simplemente casino, a manera de círculos con un guía, y fundamentalmente el ritmo cadencioso y monótono que aumenta a medida que el tiempo avanza.

La danza popular tradicional cubana de hoy, parte en esencia de las expresiones corporales que aportan las migraciones de península ibérica y de Islas Canarias, las danzas de origen africano  de los esclavos traídos de África Occidental subsahariana. También se fueron agregando posteriormente las de algunas zonas de China y del área del Caribe, como Jamaica, Haití e Islas Caimán.

La integración y asimilación de estos distintos componentes étnicos, posibilitó el surgimiento de lo que hoy llamamos manifestaciones danzarías propiamente cubanas. El baile, compañero inseparable de la fiesta cubana, es un elemento que caracteriza nuestra cultura.

Este baile que nos caracteriza, es una gran simbiosis que se fue gestando desde la época colonial, en los salones de la burguesía colonialista y criolla donde prevalecían los bailes de cuadros como los lanceros, la cuadrilla, el vals, minués y rigodones, todos bailes de origen europeo. La danza, la contradanza y el danzón se adueñaron de las calles y salones como bailes creados en el país más atractivos y vigorosos, que pusieron de moda los bailes de pareja enlazada, tendencia hasta hoy preferida por los cubanos.

Los bailes de salón, eran reuniones pequeñas, modestas, carentes de etiquetas, de gente criolla, a los que tenían acceso individuos de ambos sexos de la raza negra y no se le negaba la entrada a los blancos. Las orquestas que acompañaban estos bailes eran de formato muy reducido, solo con los instrumentos necesarios, tres violines, un contrabajo, un flautín, un clarinete y un par de timbales.

Ya en la República, el son sintetizaba la evolución de épocas anteriores. Nacido en las zonas rurales orientales, aunque se hacía antes de la guerra de independencia no es hasta después que esta termina, que irrumpe en las zonas urbanas. Se acompañaba de la guitarra y el tres; la parte más grave se hacía con la botija o la marímbula.

En la capital a esta primera y sencilla combinación de cuerdas y sonido ronco se le agregaron otros seis o siete instrumentos dando origen a los sextetos o septetos. Estos formatos contenían una o dos guitarras, tres, maracas, claves, bongó, marímbula, botija. Más tarde se sustituyeron la botija y la marímbula por un contrabajo. Después se suman una trompeta. La inclusión del piano, otros instrumentos de viento y cuerdas, como violines da origen a otros formatos como las orquestas charangas.

Un poco más allá de la mitad del  siglo XX, el son fue rechazado en los salones elegantes, pero se impuso su enorme fuerza nacional por lo que se convirtió en raíz de la música popular y bailable cubana. El son como expresión danzaria de pareja enlazada, y la conga como baile callejero, de salones y al aire libre, son los elementos que sintetizan el baile del cubano de nuestros días, con un sello indiscutible que nos diferencia e identifica del resto de la música que se hace en el mundo, incluso dentro de la música caribeña.

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