Campos de Cuba: ¿Qué son las Cabañuelas?

Hoy día, muchos no saben qué son las Cabañuelas. De entrada, les puedo decir que no es nada científico, ni puede ser demostrado como manda la Ciencia, por tanto, realmente es algo que no funciona. Sin embargo, creo que es algo interesante que merece la pena comentar por quedar como una curiosidad, siendo una antigua tradición en zonas rurales de varios países.

Viniendo yo de una localidad rural, desde niño escuchaba a los campesinos hablar de las Cabañuelas, sobre todo desde los días finales de diciembre hasta los primeros días de enero de cada año. Había algo de misterio en todo eso, pero los campesinos que conocía, entre ellos algunos miembros o amigos cercanos de la familia, hablaban con pasmosa certeza de cómo sería el nuevo año en su conjunto y los meses venideros y, por supuesto, ávido de conocimientos, yo intentaba conocer cómo “supuestamente” lo podían saber.

Las Cabañuelas

Lo llamaban las Cabañuelas, y resulta que es un método tradicional antiquísimo. Sus raíces parecen estar en las civilizaciones que en Babilonia celebraban la "Fiesta de las Suertes" o Zamuk, en el ceremonial de Akitu del Año Nuevo Babilónico, en el que se predecía el tiempo para cada uno de los doce meses del año.

Por otro lado, la cultura judía utilizaba la “Fiesta de los Tabernáculos” para predecir el clima. En este sistema, las lluvias del siguiente año se determinaban con el cielo. Los hindúes tenían una tradición similar que constaba de designar 12 días en la mitad del invierno para conocer qué ocurriría el siguiente año.

Algo parecido ocurría con los indígenas de las civilizaciones pre-hispánicas, fundamentalmente los aztecas, en México, y los mayas, en México y el norte de América Central, los que intentaban “pronosticar” las condiciones que ahora llamamos meteorológicas, que ocurrirían a lo largo del año, tomando como base la observación del tiempo durante los primeros días de enero.

Tenían en común, el trabajo de la tierra, la caza o la pesca. De ahí, al parecer, la tradición fue llevada a España, y a la América española, tomada por los campesinos del centro y sur de la nación europea, y los de Hispanoamérica, preocupados siempre, como todo campesino, por la lluvia, la temperatura y otros elementos atmosféricos que tanto influyen en su actividad.

Claro está que para los hombres que trabajan la tierra, un mes de lluvia o de seca, frío, o cálido, sobre todo cuando dicho comportamiento es contrario al que normalmente debiera ser, resulta en una merma de sus producciones, con más gasto y menos ganancias.

El nombre de “Cabañuelas” parece provenir de los pastores que, en España, durante la estación de verano, vivían en “cabañas” en las montañas.

Publicación de las Cabeñuelas en algunos países

El sistema de “Cabañuelas” que empleaban los aztecas en el México prehispánico, y que a su vez lo tomaron de los mayas, parte de que ambas culturas tenían un calendario de 18 meses con 20 días cada uno, más cinco días adicionales que introducían en diferentes meses.

Los primeros 18 días de enero se empleaban para predecir cómo sería cada uno de los meses restantes, dedicando los días 19 y 20 a otros fenómenos. El primero de ellos servía para pronosticar el tiempo del Solsticio de Verano y el segundo para pronosticar cómo sería el tiempo en el Solsticio de Invierno. Así de sencillo y elemental.

Sin embargo, siglos después, en España y en la América española, su uso entre los campesinos resultó un tanto diferente, aunque por supuesto que en su esencia no tenía cambio alguno.

Días en que se hacen las Cabeñuelas

En este entorno, las “Cabañuelas” se predicen en enero, el primer mes del año, y según sean los fenómenos meteorológicos, o el tiempo que haga en cada uno de los primeros 12 días de este mes, así “supuestamente” serán cada uno de los 12 meses del año, contando los meses en orden ascendente: enero el día primero, febrero el 2, marzo el 3, etc.; mientras que de los días 13 al 24 de enero de cada año, se cuentan los meses en orden descendente.

No obstante, alrededor de esto hay multitud de variantes según sea el lugar en que se practique, incluso, hay Cabañuelas en agosto para los meses siguientes, similar a las de enero.

Una Mirada desde la Ciencia

Las “Cabañuelas” no tienen absolutamente ningún sentido desde el punto de vista científico. Es algo totalmente inverosímil tratar de pretender que los meses del año se comporten igual que determinados días del calendario.

Aun así, hay personas que creen en estas predicciones, sobretodo por ser tradiciones que pasan de familia en familia en el ambiente campesino, tan dado a la Naturaleza, y porque a veces un mes tiene determinado comportamiento, porque de todas formas iba ser así, pero ello sustenta la creencia de que las “Cabañuelas” tenían razón.

Cuando falla, las mayoría de las veces, siempre se busca una justificación o no se habla de ello.

Hay que decir que, desde que la Meteorología hizo su aparición como Ciencia independiente, con el aporte de una impresionante cantidad de datos observacionales e instrumentales, la utilización del método científico mediante la física y las matemáticas aplicadas al conocimiento de la atmósfera, la elaboración de las “Cabañuelas” ha perdido notoriamente en popularidad, a tal grado que muchísimas personas no saben de qué se trata.

Hoy en día la Agrometeorología es la especialidad de la Meteorología que trata sobre los métodos para emplear el conocimiento científico en las labores agrícolas; una herramienta de empleo creciente para el apoyo del trabajo a los campesinos y hombres del campo.

Estación agrometeorológica automática

Hay actividades en que conocer cómo se comportará el tiempo es fundamental. Soy de los que consideran que tanto los campesinos, como los pescadores, tienen un amplio acervo de saber popular, y su experiencia, vivida en los años junto al surco o las artes de pesca, les sirve de una gran ayuda.

Eso es perfectamente factible, si tenemos en cuenta que el campesino, o el pescador, por su estrecha relación con sus actividades diarias, guardan en su memoria una verdadera climatología, o estadística natural, de las condiciones meteorológicas.

El campesino ve formarse y crecer la nube en un lugar del horizonte, y es capaz de decir si en su campo va a caer lluvia en una o dos horas, o si la nube se irá por el lado y no dejará caer una gota donde él está. Y, saben una cosa, acertará en el 99.9 % de o los casos.

Este es el poder combinado de la observación y la memoria sobre algo que les es imprescindible para su trabajo. Sin embargo, si a ese mismo campesino lo llevan a otro lugar, aunque sea a unos pocos kilómetros de distancia, lo más probable es que sufra un gran fracaso: su conocimiento del microclima ya no le será de valor en el nuevo lugar, sólo le sirve para el lugar donde él ha visto el tiempo durante días, meses y años e, inconscientemente, ha guardado esos datos en su memoria.

 

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