La Corriente en Chorro Polar: Controladora del tiempo invernal
En el trabajo de la pasada semana, les contaba cómo durante este mes de octubre de 2020, no había comenzado aún el proceso de congelamiento de las aguas del océano Ártico, y que esa disminución de la capa de hielo podía tener un efecto en el comportamiento de la estación invernal del Hemisferio Norte. Ese efecto se manifiesta, principalmente, a través de la Corriente en Chorro Polar, controladora del tiempo invernal.
La Corriente en Chorro, llamada en inglés “Jet Stream” no es más que un potente río de aire o chorro que circunda el Planeta. Hay varias Corrientes en Chorro, sin embargo, la más conocida y de mayor influencia, es la corriente en Chorro Polar, que ocurre cerca de las regiones polares; y a la cual nos referiremos en el presente trabajo.
A alturas entre los 9 y 12 kilómetros, el aire fluye (o el viento, que así se denomina al aire en movimiento) de Oeste a Este alrededor de la zona polar de todo el hemisferio, en nuestro caso el Norte, y trae aparejados efectos en los sistemas de presión y su fortaleza, influyendo de manera palpable en el estado del tiempo en la superficie de la tierra.
La velocidad del viento en la Corriente en Chorro es mayor, donde sea mayor su diferencia de temperaturas al Norte y al Sur. Usualmente es mayor de 92 kilómetros por hora, aunque se han medido velocidades del viento de unos 400 kilómetros por hora, o algo mayores.
La Corriente en Chorro Polar idealmente circunda al Planeta. Eso es lo que ocurre como promedio. En la realidad, unas veces se encuentra en ese estado, con vientos soplando directamente de Oeste a Este, a lo que se le llama “movimiento, o flujo, zonal”, y otras veces forma meandros, como un río viejo en la superficie de La Tierra; el viento en la Corriente va hacia el Sur y después tuerce su dirección al Norte. En ese caso, se dice que presenta un “movimiento, o flujo, meridional”.
La Corriente en Chorro representa la frontera entre el aire frío ártico y el aire que está situado más al Sur, en las zonas subtropicales y tropicales, un aire mucho más cálido.
Se conoce que en una temporada invernal cualquiera hay períodos entre 4 y 7 semanas donde se produce un ciclo natural, en el que, en primer lugar, la Corriente en Chorro es zonal, o sea, describe un círculo alrededor del globo terráqueo, con un viento de Oeste a Este. En ese caso, no hay intercambio entre las latitudes Polares y las subtropicales.
Así, se acumula el aire frío en el Ártico y el aire cálido al Sur. Cuando llega el momento en que ya se ha producido una gran acumulación, de frío en el Norte y calor en el Sur, se rompe ese equilibrio. La Corriente en Chorro se ondula, con lo que el aire frío va hacia el Sur, y el aire cálido hacia el Norte. Se establece así el intercambio entre las latitudes polares y las del Sur, para dentro de un tiempo, volver al estado de circulación zonal, o sea, de Oeste a Este, y comienza un nuevo ciclo.
Por esta causa es que hay, en cada invierno, períodos naturales de menos frentes fríos e irrupciones de aire ártico (flujo zonal), seguido por períodos de mucha actividad invernal, oleadas de aire muy frío, que llegan bien hasta el Sur (flujo meridional).
En el caso concreto de este año, tenemos que, si hay menos hielo en el océano Ártico, hay más superficie cubierta por agua, y esa agua se calienta con la luz del sol, proporcionando a su vez temperaturas del aire más elevadas. Esto significa que se reduce la diferencia térmica entre el Norte y el Sur de la Corriente en Chorro, y ello, a su vez, trae consigo que la Corriente en Chorro se encontrará más debilitada que lo normal.
Si esto ocurre así, la Corriente en Chorro Polar no podría contener por largo tiempo el aire frío situado al Norte, y habrá una mayor oportunidad para que, en lugar de un movimiento más sostenido del flujo de aire zonal, en sentido Oeste a Este, se produzcan más desviaciones, o intrusiones que lo usual, dicho de otro modo, ondulaciones de la Corriente en Chorro hacia el Sur y hacia el Norte, ocasionando un mayor intercambio térmico entre latitudes polares y subtropicales.
La traducción de este proceso, al estado del tiempo en el invierno del Hemisferio Norte, y concretamente en el caso del continente norteamericano, en una mayor variación, una mayor dinámica en el estado del tiempo, y también en los valores extremos, ya que el aire frío penetrará más libremente y por más veces, del Norte al Sur. Por supuesto que, a nivel de la superficie terrestre, estos son los frentes fríos, que van seguidos de los grandes anticiclones migratorios formados por el aire frío polar, ocasionando frecuentes olas de frío.
Para contestar a la pregunta pendiente de las influencias que tendrá la temporada invernal 2020-21, ya vimos una parte. Sin embargo, hay que decir que no basta con tener en cuenta la cobertura de hielo en el océano Ártico y la Corriente en Chorro, sino que tenemos que considerar, también, el llamado Vórtice Polar Estratosférico, lo que haré en un próximo artículo, así como el estado del evento La Niña. Sobre ello, igualmente les traeré una actualización sobre este evento, pues puede tener una influencia sustancial sobre el presente invierno, que ya está comenzando.
Antes de alejarme del interesante tema de la Corriente en Chorro Polar, quería decirles que su presencia es un factor importantísimo en el ahorro de combustible en los aviones que vuelan de Oeste a Este, por ejemplo, de América a Europa, por el Atlántico Norte, o de Asia a América, por el Norte del océano Pacífico.
Las aeronaves literalmente “se montan” en la Corriente en Chorro y se produce un considerable ahorro en combustible, pues son impulsadas hacia el Este por la fuerte corriente de aire a alturas de crucero. En su viaje de Europa a América, o de América a Asia, eso no es así, por lo que los aviones en esas rutas toman itinerarios más al Sur, precisamente para evadir la Corriente en Chorro, que ahora les vendría en el sentido contrario y les dificultaría avanzar.