Ciarán: ¿borrasca o huracán?
La semana pasada el Huracán de Gran Intensidad “Otis” azotaba con toda su fuerza de categoría 5 a la ciudad balneario de Acapulco, en la costa mexicana del océano Pacífico. Hay informaciones de rachas de vientos de 330 km/h, pero las imágenes de la gran destrucción son increíbles. Ya sobre “Otis” les conté de manera preliminar en esta columna la semana pasada.
Esta semana han llegado noticias de un huracán en Europa con nombre “Ciarán”. Bueno, ciertamente no era un huracán, sino una borrasca o ciclón extratropical.
La diferencia estriba en que el huracán es un sistema netamente tropical, que se forma sobre aguas cálidas, que es su fuente energética, junto a un ambiente de un aire homogéneo, sin grandes diferencias de temperatura y humedad. Por cierto, se les llama huracán sólo en la cuenca del Atlántico y en el océano Pacífico nororiental y central. En el mar de la China y Japón, se les llama “tifones”, y en otros lugares solo como “ciclones”, pero es un mismo sistema meteorológico. Por cierto, los nombres se los pone el Comité de Huracanes, o el Comité de Tifones, o el de otros grupos de expertos similares, compuesto por los países Miembros de la Organización Meteorológica Mundial, y se siguen ciertas reglas para incluir o quitar nombres, y para hacer listas con los nombres para seis Temporadas ciclónicas.,
Sin embargo, el ciclón extratropical, o borrasca, en España, es también un ciclón, pues todo sistema atmosférico que tenga un centro de baja presión y vientos que giran a su alrededor, son por definición ciclones. Pero la gran diferencia es que el ambiente que le rodea no es homogéneo, sino que consta de una masa de aire cálido y una masa de aire frío; su fuente energética la toma precisamente de la diferencia de temperatura y humedad de ambas masas.
Las borrascas tienen un campo de influencia mucho más grande que un huracán, aunque sus vientos son inferiores. También tienen asociadas lluvias intensas, que en el caso del huracán están concentradas en la región central del “ojo” y en las bandas espirales. En las borrascas, que no tienen “ojo”, sino un centro amplio de baja presión, las lluvias están concentradas en los frentes, frío, caliente y ocluido, así como en una amplia zona cercana al centro de baja presión. Los huracanes, y en general los ciclones tropicales, no tienen frentes, por ser homogénea la masa de aire que los rodea. Por cierto, la forma de nombrar a las borrascas se diferencia totalmente de la forma en que se nombran a sus congéneres tropicales, y es algo relativamente reciente. Pero eso, puede ser objeto de otro tema para esta columna semanal.
El paso de borrascas es típico de la época otoñal. Invernal y principios de la Primavera en latitudes medias y altas, y azotas a Canadá, los Estados unidos; y en Europa, a una latitud de unos 40º, son bastante comunes. Pero las hay algunas más fuertes y profundas (en cuanto a la presión mínima que tenga) que otras, y por tanto sus efectos son diferentes.
¿Por qué se habla entonces de huracán? Porque los “vientos de huracán” se les llama a aquellos vientos que sobrepasan los 100 kilómetros por hora de velocidad, aunque para ser Huracán, en el sentido del sistema tropical, tienen que tener más de 119 km/h y, además, soplar de manera sostenida en determinado intervalo de tiempo, aunque las rachas sean superiores. En la Región IV de la OMM, la del Atlántico, Caribe, golfo de México y el Pacífico nororiental y central, se toma el intervalo de 1 minuto, pero en otras regiones se usa un intervalo de medición de 10 minutos.
En el caso de la reciente “CIARÁN” puede considerarse como una borrasca de gran potencia. Procedente del Atlántico, se abalanzó a partir del pasado jueves, sobre Europa, provocando la caída de árboles y violentas ráfagas de viento que, en algunos casos, superaron los 160 kilómetros por hora. Hasta el momento de hacerles este recuento, las víctimas fatales se habían contabilizado en 16 fallecidos, fundamentalmente por la caída de árboles y objetos diversos a merced del viento.
Diferentes medios noticiosos han estado informando sobre el mortífero paso de “CIARÁN”, que con trayectoria de Oeste a Este, primero llegó a España, donde la zona más afectada fue el noroeste de la península, en la región de Galicia, con reportes de vientos fuertes. Algunas zonas de la costa del País Vasco sintieron vientos con fuerza de huracán y olas que alcanzaron unos 8 metros de altura. En Valencia, los vientos huracanados avivaron un incendio forestal.
La intensa tormenta “CIARÁN” también provocó la interrupción de una parte del tráfico en el norte de Bélgica, mientras el tráfico marítimo también se vio afectado en la zona portuaria de Amberes.
Alrededor de 1,2 millones de hogares franceses quedaron sin energía eléctrica por el derribo de cables y postes de electricidad, algo que se ha repetido también a menor escala en España y Reino Unido. La tormenta “Ciaran” alcanzó el viernes por la tarde a Inglaterra. En la isla de Jersey, las fuertes ráfagas de vientos con velocidades de hasta 160 kilómetros por hora hicieron que unas 35 personas tuvieran que ser evacuadas y trasladadas a hoteles.
El paso de la borrasca en el norte de Italia dejó, al menos, seis víctimas mortales y dos desaparecidos, y grandes inundaciones en la región de la Toscana, con acumulados de hasta 190 mm en solo tres horas.
La etapa otoñal-invernal del año, está justamente comenzando. Las aguas del Atlántico han permanecido muy cálidas en este año. Si bien los ciclones extratropicales, como las borrascas, no se alimentan de la energía térmica del mar, si toman su energía de la diferencia entre el aire polar y el aire cálido presente en latitudes mas bajas. Y este calor del mar, es comunicado al aire que tiene encima. Una entrada de aire frío procedente de latitudes polares, encontrándose con aire muy cálido del Atlántico subtropical, sí puede ocasionar fuertes borrascas. Por ello, puede decirse que en la presente temporada, posiblemente haya que hacer frente a más borrascas fuertes, similares o más fuertes que “CIARÁN”, que sean capaces de amenazar y ocasionar daños en Europa.