Iré a Santiago de Cuba…

Cuando llegue la luna llena
Iré a Santiago de Cuba,
Iré a Santiago,
En un coche de agua negra…
¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!
Iré a Santiago.
¡Oh cintura caliente y gota de madera!
Iré a Santiago.
Federico García Lorca
Fundada el 25 de julio de 1515, en ocasión de los festejos a Santiago Apóstol —de ahí su nombre—, esta ciudad ubicada al sur de la región oriental de Cuba es conocida como el Balcón del Caribe. En sus inicios estuvo dedicada a la búsqueda y explotación de minerales en la localidad que hoy alberga la iglesia que resguarda, protege y venera a la Patrona de Cuba: la Virgen de la Caridad.
Por diversas razones, la corona española la elevó al rango de ciudad por primera vez en Cuba en 1522, cuando se construyó su gran y hermosa Catedral Metropolitana, hasta que tales funciones pasaron posteriormente a la villa de San Cristóbal de La Habana. Su primer teniente gobernador fue el castellano Diego Velázquez de Cuéllar, y su primer alcalde, Hernán Cortés, justo antes de marcharse hacia su legendaria conquista de México.
La aparición de corsarios y piratas ambiciosos por las riquezas del Imperio Español motivó, en 1638, el decreto para la construcción del Castillo del Morro San Pedro de la Roca, ubicado a la entrada de la bahía santiaguera. A esta fortaleza se le añadiría un sistema de baterías defensivas para proteger la ciudad.
Con la llegada de colonos franceses, se impulsó el cultivo del café y la caña de azúcar, lo que muchos años después condujo a la construcción del ferrocarril. El núcleo urbano creció rápidamente, modernizándose con servicios públicos sanitarios, funerarios, culturales, educacionales y religiosos. Las añejas costumbres recibieron así una inyección de energía que favoreció la comercialización de productos agrícolas y el desarrollo urbanístico y poblacional.
Santiago de Cuba es una de las pocas urbes hispanoamericanas que conserva el diseño en retícula regular, con calles y manzanas organizadas en torno a una Plaza Mayor, rebosante de vida, color, cultura y tradición. Para descubrir sus secretos y comprender el alma de sus habitantes, lo ideal es comenzar por su centro histórico, lleno de lugares mágicos y de una atmósfera marcada por el clima cálido y húmedo. Su geografía contrastante —entre verdes montañas elevadas y el mar de su bahía— se funde en un armonioso y melodioso azul celeste.
Reconocida como cuna de numerosos géneros musicales cubanos, ha sido el crisol del Son, el Bolero y la Trova cubana.
Recorrer esta ecléctica urbe es un deleite para los amantes de la arquitectura, quienes se maravillan con la conservación de sus edificios y su armonía con parques arbolados y calles escalonadas.
Fue distinguida con el título de Ciudad Héroe por su protagonismo en las luchas independentistas y su decisivo aporte al triunfo revolucionario de 1959.
Su historia y cultura enriquecen el turismo de ciudad, convirtiéndola en un sitio legendario, cargado de tradiciones y único en el contexto cubano. Santiago de Cuba ofrece una experiencia sin igual para los interesados en los acontecimientos históricos y culturales, entrelazados en un tejido de costumbres antiguas y una vibrante modernidad que hacen de su gente una vivencia irrepetible en el Caribe insular.
Texto: Arq. María del Pilar Lenzano Pascual, directora Inversiones Gobierno Provincial de Santiago de Cuba.
Foto: René Silveira Toledo