Una joya en el oriente, el Museo Arquidiocesano de Santiago de Cuba

En el corazón de Santiago de Cuba, donde las calles respiran historia y la arquitectura colonial se alza con orgullo, se encuentra un tesoro que combina arte, religión y cultura: el Museo Arquidiocesano de Arte Monseñor Enrique Pérez Serantes. Este recinto, ubicado dentro de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, es un espacio único que guarda entre sus muros siglos de historia y devoción.
El museo, creado en 1963, se aloja en un edificio de influencia hispano-mudéjar, donde destacan sus techos de artesonado, vigas arqueadas y tejas criollas. Este entorno arquitectónico sirve de marco perfecto para las valiosas piezas que alberga, muchas de las cuales han sido custodiadas por la Iglesia católica durante siglos.
Entre ellas, una de las joyas más preciadas es el “Santo Ecce Homo”, un óleo sobre madera creado en 1610 por el pintor colombiano Francisco Antonio. Esta obra, considerada la más antigua de su tipo en Cuba, no solo tiene un valor artístico e histórico, sino también religioso, ya que se le atribuyen características milagrosas. Según el chantre Juan Lizando y Luyando, en más de una ocasión el cuadro sudó sangre, un fenómeno que ha alimentado su leyenda.

Además de esta icónica pieza, el museo exhibe una amplia colección de retratos de obispos y arzobispos que han servido en la ciudad, así como partituras originales de Esteban Salas, reconocido como el primer gran músico cubano. Estas partituras, que alguna vez resonaron en la Catedral, son testimonio del rico legado musical de la isla.
Entre las reliquias más destacadas se encuentra el Cristo Crucificado del Castillo de San Pedro de la Roca, tallado en Burdeos en 1838. Esta imponente escultura, de dimensiones notables, fue testigo de las oraciones de los condenados a muerte en el castillo. Otra pieza que llama la atención es uno de los frontales de la “Carroza Triunfal” del Corpus Christi, utilizada en una procesión en 1883. Estas obras, junto con una colección de bustos de madera policromada y escayola que datan de los siglos XVII al XIX, ofrecen un vistazo a la riqueza artística y religiosa de la época.
El museo también conserva objetos de gran valor simbólico, como la casulla del arzobispo Zubizarreta, bordada en tisú y oro dorado, y la casulla que el Papa Juan Pablo II ofreció a la ciudad durante su visita en 1998. Además, se exhiben documentos históricos, como bulas papales y actas de reuniones del cabildo eclesiástico, que reflejan la importancia de la Iglesia en la vida social y política de Cuba.
El Museo Arquidiocesano no solo es un espacio para los fieles, sino también para aquellos que aprecian el arte y la historia. Su ubicación, junto al Parque Céspedes y cerca del Museo de Ambiente Histórico Cubano, lo convierte en un punto de referencia obligado para los visitantes de Santiago de Cuba.