Torneo Hemingway: La aventura de pescar agujas en Cuba

alina
29 May 2015 3:36pm

Navegar, observar el mar y el sedal, luchar con el pez, toda una aventura que en Cuba se convierte en momento inolvidable a juzgar por las experiencias de quienes participan en el Torneo Internacional de Pesca de la Aguja de La Habana.

Una férrea lucha se establece entre el pez y el hombre, tal y como ya en su momento el escritor estadounidense Ernest Hemingway lo escribió en sus crónicas.

Y precisamente el novelista se refería a esa batalla marinera en aguas cubanas, como ahora se reproduce durante la 65 edición del torneo internacional de pesca de la aguja que lleva el nombre del autor de El Viejo y el Mar, con la presencia de más de 100 deportistas de ocho países.

Se trata de toda una aventura que comienza cada mañana desde incluso la preparación del bote para la salida.

Un equipo de pesca de altura de este tipo puede estar formado por cuatro personas, a las que se suma una tripulación que oscila entre dos y tres marineros, que se encargan de mantener el rumbo y atender a los deportistas.

Luego está la tensión de los sedales, la observación del mar e interpretar a las presas que bajo los indicadores de la IGFA (Federación internacional de pesca) indican marcar y soltar (Tag and Release).

Desde el desamarre del bote, y enfilar la boca de Marina Hemingway (oeste habanero) sede del certamen, todos los nervios están puestos en la técnica, la posición a adoptar, y la expectativa de, por demás, tener buena suerte.

La silla, los arneses, la coordinación con el patrón del yate para acelerar o detener la embarcación constituye juego ineludible si se desea tener éxito.

Por tanto, también tiene que ver en ese forcejeo la experiencia del pescador para saber cuando dar sedal al pez, y cuando volver a recoger para buscar el mejor momento de traerlo a bordo y marcarlo.

Pero el contrario también tiene sus mañas y sus técnicas, y en muchas ocasiones parte el cordel y deja con dos palmos de narices al competidor humano.

Una aguja, un marlin de más de 40 libras, por ejemplo, tiene un fuerte pico, se trata de un pez sumamente dinámico que interpreta el desafío de salvar la vida de una manera muy activa, de ahí la relevancia de este tipo de evento.

Por su parte, los dorados, inundan de color las aguas mientras esta libre, pero sus cromatismos desaparecen al ser atrapado, como una especie de canto a la libertad, de ahí que marcar y soltar sea un reglamente sumamente apreciado por los ecologistas.

Esta faena se realiza durante casi todo un día, pues los barcos salen alrededor de las 08:00 horas y retornan sobre las 17:00  al embarcadero, junto al restaurante Papa´s, de donde parten.

De ahí que esta actividad, se tenga o no suerte, representa un reto para el ser humano, una aventura de la que luego se está satisfecho, de la que se aprende cada día, una lucha con antiguos antecedentes que perfilan la relación del hombre con la naturaleza, en particular con el mar.

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