Septeto Santiaguero presenta nuevo disco en La Habana

El recuerdo de los Hermanos Hierrezuelo Lorenzo y Reynaldo, unido al del mundialmente Compay Segundo, regresa al mundo del fonograma con la más reciente producción discográfica de la sumamente laureada agrupación, el Septeto Santiaguero.
No quiero llanto. Tributo a Los Compadres, es el título de este fonograma que cuenta con la anuencia de figuras de la talla de Eliades Ochoa, Tiburón Morales, la Orquesta Sinfónica de Oriente, la Conga de los Hoyos, en el ámbito nacional. Pero el disco trascendió las fronteras de casa, y es por ello que en el mismo firman su colaboración notables intérpretes de varias generaciones, entre ellos Oscar D León, José Alberto El Canario, Ismael Miranda, Andy Montañez, y el grupo Esencia, de Puerto Rico.
Este trabajo concluido el año pasado y que se ha presentado por el Septeto en escenarios de Colombia, España, Francia, Italia, entre otras naciones del Viejo Continente, será ofrecido por vez primera al público de la capital durante esta semana en distintos escenarios, entre ellos el Café Cantante del Teatro Nacional, el Patio Jelengue de los Estudios Areíto de la EGREM, y la Casa de la Música de Miramar.
El director de la agrupación Fernando Deward, afirma al respecto: estamos muy expectantes con estas presentaciones en la capital, pues La Habana es una ciudad donde se aglutinan sonoridades muy diversas, el público es exigente, pero sobre todo conocedor, nuestro trabajo sobre todas las cosas se fundamenta en el respeto de y por la tradición, así que esperamos sea recibido con toda la autenticidad con la que lo asumimos.
Bolero, conga, sones y guarachas son el componente musical de este fonograma integrado por doce temas que rememoran una época de oro de la música popular cubana, en las que las composiciones todas nacidas del ingenio callejero, han logrado burlar las leyes del tiempo e integrarse a la alegría y el júbilo del cubano de hoy.
Honrar, honra… y la máxima del Septeto Santiaguero ha sido en este disco la misma de sus inicios, según afirma su director: perpetuar una sonoridad y un decir que identifica la identidad del cubano.
Los resultados hablan por sí solos y quedan prendidos en los pies del bailador de hoy que cuando escuche los primeros acordes se dará cuenta de por qué aunque estén ausentes los creadores de esos ritmos, cuando de buena música se trate, no puede haber llanto.