Razones para amar a una ciudad

alina
08 June 2015 2:54pm
Razones para amar a una ciudad

Ciudad Héroe de la República de Cuba ¿Qué tiene Santiago que enamora, que encanta con su sabor y color, que se incrusta en el pecho con frenesí? Es la urbe santiaguera un lugar al que es imposible no amar, donde convergen la historia y la cultura de una manera singular.

El Bolero y el Son surgieron en sus bares quizás, o frente a una ventana inspirada en alguna santiaguera, lo cierto que estos géneros musicales trascendieron en el tiempo y la popularidad. José María Heredia, el autor del Himno del Desterrado tan estudiado por los cubanos es nacido en esta región también.

De él dijo José Martí: “Donde son más altas las palmas en Cuba nació Heredia: en la infatigable Santiago.” En estas tierras calientes se forjan espíritus intrépidos, con un coraje inigualable, rebelde ante la injusticia y las tiranías.

Los nombres no me dejarán mentir cuando evoco a la Mariana Grajales que instó a sus hijos al combate, o a los Maceo de una valentía que resonaba en el enemigo como Antonio, con “tanta fuerza en la mente como el brazo” o José “el león de Oriente”.

O los hermanos Frank y Josué País García, que exponían sus vidas en las luchas clandestinas, y tantos más que dieron su vida y juventud por sus ideales. En sus estrechas calles se tejió clandestinamente la Revolución y constituyó un tributo para la lucha en la serranía. Por eso hoy sus montañas resguardan con celo los restos de los combatientes de las tropas del II y III Frentes.

Aquí se gestó el ataque al Cuartel Moncada, motor impulsor de la lucha contra Batista, y el pueblo abrió sus puertas a aquellos jóvenes del Centenario que pudieron huir de la muerte.

Santiago de Cuba vio a sus jóvenes morir en sus calles o arriesgar sus vidas por sus ideales. De estas luchas surgió la Vilma de todas las mujeres. No importa si la recuerdan como Alicia, Mónica, Déborah o Mariela, ella siempre será la Eterna Presidenta de las cubanas, la defensora de los niños, la que dedicó su vida a la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, a la educación sexual, a la eterna guerrillera de la Sierra y del Llano.

En esta urbe reposan los restos del Apóstol y del Padre de la Patria, como símbolo del patriotismo y cubanía que identifican a su pueblo. Es la única Ciudad Héroe de la República de Cuba y la única que ostenta la Orden Antonio Maceo, esto habla de su gente y de su idiosincrasia. Para esta ciudad no hay derrotas ni límites. Somos la provincia que más medallas de oro olímpicas ha aportado al país.

Ser santiaguero es ser un luchador en cualquier esfera que se desempeñe. No es un hecho fortuito que nombres como Orestes Kindelán, Braudilio Vinent, Norge Luis Vera, Rey Isaac, Enrique Figuerola, y muchos otros conforman la amplia lista de glorias deportivas. Aún con discapacidades los santiagueros demostramos que no hay impedimentos para alcanzar nuestros sueños, Yunidis Castillo y Omara Durán son la mejor evidencia.

No hay un rincón o una esquina que no cuente una historia, una piedra que no fuese tirada al enemigo o una ventana que no fuese abierta a las guitarras. Razones sobran para prenderse con ahínco a esta ciudad.

No es casualidad que los santiagueros sean seres singulares, aquí se ama como el sonido de la guitarra y se lucha con la intensidad del toque del tambor.

Santiago, nuestro Santiago, es el mayor remanso de mis amores.

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