Buena Vista, el nuevo techo montañoso de Guantánamo

¿Movimientos tectónicos? ¿Errores de medición? ¿Conspiración pueblerina? Resulta difícil establecer la causa, pero una reciente expedición acaba de demostrar que El Gato no es la montaña más alta de Guantánamo, Cuba, sino una cumbre vecina: Buena Vista.
En efecto, un equipo científico armado de sistemas de posicionamiento global (GPS) descubrió que el Buena Vista se alza a 1.193 metros sobre el nivel del mar, o sea, supera en casi 10 metros al que hasta ahora era considerado el techo de Guantánamo, el pico El Gato (1.184), ambas elevaciones emblemáticas de la oriental Sierra del Purial.
Tal noticia evoca, de cierta manera, al filme británico “El inglés que subió una colina, pero bajó una montaña”, dirigida por Christopher Monger: el poblado de Ffynnon Garw se precia de tener la primera montaña de Gales, hasta que dos cartógrafos ingleses la “degradan” a colina, y todos los pobladores conspiran para recuperar su primacía.
La serranía guantanamera no precisa tales comedias para ser atractiva: abundan las razones para adentrarse en sus lomas, reservorios naturales de especies e historias, de ritmos y personajes, cuna del precursor changüí, padre del son y abuelo de la salsa, y murallas geológicas de Baracoa, la ciudad primada de Cuba.
El viaje hasta ese hito de la historia iberoamericana puede hacerse por el norte, desde el niquelífero poblado de Moa, o por el Sur, escalando el viaducto La Farola, una de las siete maravillas de la ingeniería civil en Cuba. En ambos casos, las vistas panorámicas son espectaculares y reafirman la salvaje belleza del Oriente cubano.
Entre las maravillas que acompañan al pico Buena Vista, nuevo techo montañoso de Guantánamo, sobresalen el río más caudaloso de Cuba, el Toa, y la mayor cascada de la América insular, el Salto Fino, una caída de 305 metros de altura protagonizada por las aguas del Quibiján.