400 años de amistad Cuba-Japón: maestros del tambor
Ovaciones repetidas premiaron la ejecución de cada uno de los siete números con que Eitetsu Hayashi, virtuoso del tambor tradicional de Japón –wadaiko -, agasajó a los asistentes a la gala de celebración por los 4 siglos de amistad entre Cuba y esa nación asiática.
Junto a 4 de sus mejores estudiantes: Shuichiro Ueda, Mikita Hase, Makoto Tashiro y Tasuku Tsuji, quienes conforman el grupo Fu Un; Hayashi contagió a los cientos de personas que llenaron el teatro Mella en la noche de este miércoles, con la energía y el espíritu puramente japonés de este instrumento.
El Maestro, considerado un Tesoro Cultural en su país, brilló con un carisma que derribó barreras idiomáticas y una destreza admirable a sus 62 años, en la ejecución de piezas con nombres tan poéticos como Los tres bailes y La fertilidad del mar, este último inspirado en las islas y cómo los hombres las conectan con tradiciones y conocimientos.
Estoy muy feliz de estar aquí por primera vez, festejando los 400 años de la llegada del samurái Hasekura Tsunenaga a Cuba, dijo Hayashi en español.
Agregó que ha tratado de respetar siglos de antigüedad en la técnica del wadaiko y al mismo tiempo crear un estilo que lo acerque más a la contemporaneidad, a los tiempos actuales. “Japón ha cambiado, y creo que mi manera de tocar gusta porque me he adaptado a los nuevos tiempos”, aseguró.
Eitetsu Hayashi nació en un templo de la prefectura de Hiroshima en 1952 y, según sus propias palabras la inspiración le vino de la música de Los Beatles.
En 1970 se sumó al peculiar grupo Sado-Ondekoza, ejecutantes del tambor con un estilo de vida comunal de tipo culto, un riguroso entrenamiento físico y creatividad.
Es famoso por experimentar y abrir el horizonte del wadaiko, al tocar con la Orquesta Sinfónica de Boston bajo la batuta de Ozawa Seiji, en 1975, para luego colaborar con grupos de rock, jazz, ritmos modernos y folclóricos.