Reabre antiguo Palacio de Gobierno de La Habana

Justo en las calles Oficios, entre Muralla y Churruca, en La Habana Vieja, se ubica el Palacio de Gobierno de La Habana Vieja, con su Hemiciclo y Salón de Los Pasos Perdidos; un edificio que data del siglo XVIII.
En 1763 se había construido ahí, la residencia de quien fuera el Capitán General de la Isla de Cuba hasta 1765, Ambrosio de Funes Villalpando Abarca de Bolea, conde de Ricla.
Pero el sitio fue luego mucho más. Posterior a esta etapa acogió el Palacio de Marina y tras el cese del dominio español en Cuba, cuando la isla se convirtiera desde 1902, en una República, radicó aquí la Cámara de Representantes, uno de los cuerpos del Parlamento.
Al edificio se le hicieron numerosas modificaciones. Fue José Toraya Sicre el arquitecto encargado de las obras, entre las que destaca como una de las más interesantes la construcción de un Salón de Los Pasos Perdidos: un amplio vestíbulo donde se reunían muchísimas personas.
Para 1911, asumirían nuevos encargos otros arquitectos. Esta vez se hicieron nuevas adaptaciones y decorados en la fachada.
La construcción del Capitolio Nacional en 1929, la Cámara de Representantes se trasladó a su nueva sede, quedando reservado el Palacio de Gobierno para la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes y luego para Ministerio de Educación hasta 1958.
Ya, posterior a 1959 fue Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Cuba y en la década del 90 se convirtió en el Consejo de la Administración Municipal de La Habana Vieja. Y desde el año 2000, es Museo Palacio de Gobierno perteneciente a la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Su colección está dirigida a dos momentos importantes de la historia del inmueble. Primero, a la Campaña de Alfabetización. Hay salas con uniformes y objetos personales de los mártires de ese acontecimiento, distintivos, sellos, marcadores, etc.
Una interesante muestra de piezas referentes al período de la República, durante la cual funcionó la Cámara, exhibe objetos personales de los presidentes Tomás Estrada Palma, José Miguel Gómez, Mario García Menocal y Gerardo Machado.
Ya dentro, en el pasillo central, se aprecia un busto de bronce de Máximo Gómez realizado por el escultor Eloy Palacio y Caballero en 1915. En ese espacio, se encuentran la presidencia, una sala de espera y la secretaría.
Tiene seis puertas con los nombres de las provincias según la división política administrativa del país en aquel entonces: Santa Clara, Habana, Oriente, Pinar del Río, Matanza y Camagüey, esta última sin señalizar.
Y es precisamente el despacho de la presidencia de la Cámara de Representantes, uno de los espacios que más conserva parte de su imagen original. Está ambientado muy similar a como fuera en la época. Tiene muebles de estilo napoleónico que pertenecieron al hacendado, empresario y propietario de centrales azucareros en Cuba, Julio Lobo Olavaria y está decorado con madera de caoba en el techo y las paredes.
Al fondo está el Hemiciclo, un espacio arquitectónico con planta en forma circular, con decoración ecléctica, inspirada en los cánones de la arquitectura grecorromana. Y luego, con el mismo estilo, el Salón de los Pasos Perdidos, cuyo diseño se conjugaba con vidrieras de colores que todavía hoy dan sensación de amplitud y luminosidad.
