Ron Caney, tres formas de beber, una sola esencia cubana
Bajo el lema “Tradición y Excelencia”, Ron Caney marcó presencia en la Feria Internacional de La Habana (FIHAV) 2025 con una propuesta que va mucho más allá del trago: demostró, una vez más, que el ron ligero cubano no solo se bebe, sino que se cuenta, se siente y se reinventa. Con más de seis décadas desde su nacimiento —fue la primera marca de ron creada en Cuba tras 1960—, esta etiqueta que huele a historia y sabe a identidad se presentó en tres propuestas que van mucho más allá de la copa.
La primera fue un abrazo fresco y ancestral: el “Mojito Taíno”. Imagina el clásico mojito cubano, pero con un giro que honra nuestras raíces más profundas: azúcar de caña reemplazado por un sirope artesanal de yuca, y el agua mineral por agua tónica. El resultado es un equilibrio perfecto entre lo dulce, lo ácido y lo amargo. Su nombre no es casual: la yuca, alimento sagrado de los taínos, se funde con el ron en un brindis que une pasado y presente.
La segunda propuesta viaja hacia el oriente: el “Carajillo Santiaguero”. Aquí, el Ron Caney Carta Blanca Superior —uno de sus primeros surtidos, nacido en los años 60— se encuentra con el café Santiago 510, un homenaje líquido al alma de Santiago de Cuba. Es la unión de dos iconos: el ron de la mítica Nave Don Pancho y un café que lleva en su nombre 510 años de fundación. Juntos, cuentan una historia de tierra, fuego y orgullo oriental.
Y por último, una experiencia para los sentidos: el maridaje entre Ron Caney Centuria y Cohiba Wide Short. Guiado por el sommelier Orlando Peñalver, este momento reveló cómo un ron añejo de alta gama puede conversar en armonía con un puro premium. No es solo beber, es escuchar —notas de vainilla, roble y caramelo del ron dialogando con la cremosidad y el carácter suave del Cohiba. Una tradición que se cultiva con pausa, respeto y deleite.
Con cóctel, café o puro, Ron Caney confirma que el ron cubano no tiene una sola forma de disfrutarse. Tiene tantas como historias tenga quien lo comparte. Y en cada una, late la misma esencia: ligera, auténtica y profundamente nuestra.




