Cuba curiosa: La Habana y sus jardines al paso
Casi nunca nos detenemos a observar las plantas que crecen en los parterres de los lugares donde vivimos, sobre todo en esos jardines que ocupan el espacio que hay entre el paso peatonal de las aceras y la calle.
Se trata del jardín público, que con frecuencia espera por las mañas de algún jardinero que lo componga.
Las “plantas públicas”, ya sean decorativas, florales o árboles de sombra, son un tesoro urbano que debiéramos apreciar más. Sin embargo, aunque no le prodiguemos ninguna atención, continúan con generosidad regalándonos sus flores, aligerando nuestros pesares cotidianos con su verdor o devolviéndonos limpio, el aire que enturbiamos.
A la mano noble que atiende su jardín privado y luego sale a darle beneficio a las plantas huérfanas del jardín sin dueño de las aceras; estas le devolverán la atención, proporcionándole bienestar.
Algo curioso es que, en aquellos barrios de La Habana que padecen el dogal del concreto y la ausencia de árboles y jardines, es donde la pandemia alcanza los niveles más elevados, en las estadísticas diarias del Dr. Durán.
Por eso, cuando salgas a peregrinar en la mañana, o a cualquier otra hora que debas de andar para procurar el sustento, o cumplir obligaciones, detente por un momento y reverencia al jardín de todos, ese que regala cada día, a quien lo sepa apreciar, amor y poesía.