El encanto de los habanos en las fábricas Partagás, H.Upmann y Carlos Baliño

Redacción Exce…
27 February 2025 9:54am
Habanos

En un rincón de La Habana, donde el aroma del tabaco se entrelaza con historias centenarias, las emblemáticas fábricas que dan vida a los habanos han capturado una vez más la atención mundial. Miles de curiosos y apasionados por este lujo cubano se han dado cita en estas instalaciones históricas para descubrir los secretos que convierten al habano en un producto único.

Como parte del XXV Festival del Habano, celebrado entre el 24 y el 28 de febrero, los asistentes tuvieron la oportunidad de visitar tres joyas industriales: las fábricas Partagás, H.Upmann y Carlos Baliño.

Organizados en grupos, los participantes intercambiaron experiencias con directivos y productores, quienes compartieron detalles sobre la elaboración de estos codiciados puros. Esta actividad, habitual desde la primera edición del festival en 1999, es considerada el preludio antes de que los habanos lleguen al mercado internacional.

La calidad es el sello distintivo de estas fábricas, como destacan sus propios trabajadores y técnicos. Pero más allá de su reputación, en cada una de estas plantas hay historias que contar, anécdotas que reflejan la riqueza cultural y económica de Cuba.

Por ejemplo, la marca H.Upmann fue fundada en el siglo XIX por dos hermanos alemanes, quienes eligieron combinar la letra “H” con su apellido para dar nombre a su empresa: Hermanos Upmann. Lo que comenzó como un pequeño establecimiento con apenas 80 empleados creció hasta tener una plantilla de mil trabajadores en su época dorada. En 1944, cuando la marca cumplió su primer centenario, la fábrica se trasladó a la calle Amistad, y décadas después, en 2003, encontró su hogar actual en la calle Belascoaín.

El legado de H.Upmann no se limita a Cuba. Su fama traspasó fronteras gracias a comercializadores como la firma británica Hunter and Frakau, que sigue vendiendo tabaco cubano en el Reino Unido. Además, esta marca tiene un vínculo especial con los tabaqueros cubanos que emigraron a Tampa y Cayo Hueso, en Estados Unidos, durante la época colonial. Desde allí, muchos de ellos enviaron recursos para apoyar la lucha independentista. Incluso dentro de sus galeras trabajó durante 19 años el legendario músico cubano Francisco Repilado, mejor conocido como Compay Segundo, quien dejó su huella como torcedor antes de alcanzar la fama musical.

Otra parada obligatoria en este recorrido es la fábrica Corona, cuya historia comienza en 1903 en la calle Zulueta, frente al que fuera el Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución. En 2005, esta planta se mudó a un espacio moderno y mejor equipado en la Avenida 20 de Mayo, en el municipio del Cerro. Con capacidad para albergar a 515 tabaqueros en mesa, la nueva Corona tiene la capacidad de producir hasta 12 millones de puros al año, siempre bajo estrictos estándares de calidad.

Finalmente, no se puede hablar de habanos sin mencionar Partagás, una marca que nació en 1845 en el edificio ubicado detrás del Capitolio habanero. Aunque hoy opera en un inmueble de Centro Habana, su esencia permanece intacta, combinando tradición con innovación industrial.

Estas fábricas no son solo espacios de producción; son custodias de una herencia que ha resistido el paso del tiempo. En ellas, pasado y presente se encuentran para escribir un futuro prometedor, donde cada habano cuenta una historia que viaja desde Cuba hacia el mundo.

Foto: PL

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