Les Ballets de Monte-Carlo y Antonio Castrignanò: Un homenaje danzario que conquista el Cubadisco

Redacción Exce…
16 May 2025 8:07am
Cubadisco 2025

El prestigioso festival Cubadisco 2025 ha decidido otorgar su Premio de Honor a dos figuras de renombre internacional: la compañía Les Ballets de Monte-Carlo, de Mónaco, y el músico italiano Antonio Castrignanò. El anuncio lo hizo este jueves Jorge Gómez, presidente del evento, quien destacó la importancia de su participación en esta edición.

Para Gómez, la presencia de esta agrupación, que llegó a La Habana con un espectáculo acompañado por músicos en vivo bajo la dirección de Castrignanò, representa uno de los momentos más afortunados en la historia del Cubadisco. Por ello, el comité organizador no dudó en concederles el máximo galardón. El artista cubano también agradeció el apoyo del Comité Organizador del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, liderado por la Premio Nacional de Danza 2025, Viengsay Valdés.

El Teatro Nacional de Cuba será el escenario, entre el 16 y el 18 de mayo, de Core meu (Mi corazón), una coreografía del afamado creador francés Jean-Christophe Maillot. La pieza rinde tributo al revolucionario Maurice Béjart, otra leyenda de la danza mundial. Castrignanò y su banda Taranta Sounds acompañarán a los bailarines en una propuesta donde, según Maillot, todos los intérpretes permanecen en escena sin descanso, en un acto de compartir constante, mientras los músicos aportan un espíritu festivo.

El director de la compañía explicó que la obra busca una conexión directa entre movimiento y sonido, transmitiendo la danza como una expresión vital, sin reflexiones profundas, sino como un impulso natural de bailar y conectar. Maillot confesó a Prensa Latina que, aunque un accidente lo alejó tempranamente de los escenarios a los 21 años, la coreografía le permitió seguir creando las obras que hubiera deseado interpretar.

Tanto él como Castrignanò, quien se confesó admirador de la música cubana, coincidieron en destacar cómo Core meu expresa emociones a través de la fusión de ambas artes. La obra alterna sensualidad y éxtasis físico, combinando el folclore italiano con la técnica en puntas y la pizzica, una variante de la tarantela que cautivó al músico desde su infancia.

Cerca de cincuenta bailarines se moverán al ritmo vibrante de la pandereta, evocando los orígenes de esta danza ancestral, que alguna vez se creyó un remedio contra la mordedura simbólica de la tarántula. El espectáculo promete transportar al público a la región de Apulia, en el sur de Italia, aunque su mensaje de amor y alegría, aseguran sus creadores, se nutrirá con la energía única del público cubano.

 

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