Virgen de la Caridad del Cobre, las bendiciones hoy son para ti

Hace siglos formas parte de la Mayor de las Antillas y estás arraigada en la vida socio-cultural de Santiago de Cuba. Has sido el motivo de inspiración de varios escritores, cantantes, artistas… y hasta me atrevería a afirmar que todos los cubanos, estén donde estén, en más de una ocasión te han pedido salud, protección y ayuda.
Convertida en leyenda hace más de 400 años gracias al imaginario popular que no olvida tu aparición en la bahía de Nipe al negrito Juan Moreno y los indios Juan y Rodrigo de Hoyos. La santa imagen flotaba sobre una tablilla que tenía grabado: Yo Soy La Virgen de La Caridad. Virgen milagrosa, morena, celestial y con el niño Jesús en el brazo izquierdo y en el derecho una cruz de oro.
Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, la Virgen de la Caridad del Cobre, Virgen Mambisa, Oshún o Cachita no importa nombre para que hasta la Basílica del Cobre lleguen millones de personas a venerarte cada año.
Desde este sitio sagrado el pelegrino sin importar sexo, raza, edad, nacionalidad, creencias… se arrodilla, reza, promete y cumple. Enciende velas, regala flores, en especial girasoles, dedica las victorias más disímiles y conversa en busca de indulgencia.
Al marcharse, el Santuario del Cobre parece quedar atrás, pero la Virgen está presente en todo el pueblo gracias al trabajo de los artesanos, verdaderas obras de arte, que perpetúan la imagen de la Santa Patrona.
En el libro La Virgen de la Caridad, símbolo de cubanía, de la Dra. Olga Portuondo, historiadora de la ciudad santiaguera, se hace referencia a otros lugares del mundo donde la imagen y el culto a Cachita están presentes.
Hasta el Miami Stadium en 1961 llegó una imagen de la Virgen rebelando la añoranza por la tierra abandonada y aún querida y la necesidad de reafirmar y conservar la identidad cubana en un medio ajeno.
En Madrid desde el año 1919 se colocó una imagen de vestir de la virgen de la Caridad del Cobre en la iglesia del monasterio de las Descalzas Reales; posteriormente se trasladó y en la actualidad la imagen está ubicada en una capilla lateral del templo de la virgen del Carmen. Tenerife también tiene su imagen específicamente en el pueblo de Taganana y en la basílica de la Macarena de Sevilla está representada en mosaico la Caridad del Cobre en una de sus capillas laterales. Caracas se suma a la advocación al igual que Cartagena de Indias donde en el santuario dedicado a la virgen de la Candelaria existe en su entrada un cuadro con la imagen de la Cobrera y los Tres Juanes; México y la aldea marina de San Clemente en el Ecuador son otros de los sitios.
Sin embargo algo curioso en nuestro país es que el 10 de mayo de 1916 el Papa Benedicto XV proclama a la Virgen como Patrona de pero a inicios del siglo XX no existía en la capital cubana ningún templo dedicado a Nuestra Señora de la Caridad. La gestión de veteranos de las guerras de independencia y el empeño de doña América Arias, esposa de José miguel Gómez, segundo presidente de la República, lograron que el templo parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe fuese dedicado a Nuestra Señora de la Caridad. Con donaciones del pueblo de La Habana se concluyó la construcción de una torre, el atrio y el reloj, que le dieron el aspecto actual. En 1927 es terminado el templo y la imagen de la Patrona ocupó el centro del altar mayor y la de la advocación guadalupana pasó al altar de una de las capillas laterales.
Hoy cuando toda Cuba y más allá se arrodilla a tus pies cerramos con las palabras de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García – Menocal al prologar el libro referido anteriormente. Palabras que son digno homenaje a Nuestra Señora de la Caridad:
“El poeta, como el profeta, ve antes y más que los demás. El Cobre es un metal humilde, no es plata, ni oro, pero es un metal necesario para las aleaciones, para que estas se consoliden, sean firme. La sal, también material humilde es necesaria para conservar la carne y dar buen gusto a los alimentos. No he descubierto yo tales analogías. Provienen de Cintio Vitier y de Fina García Marruz. Para los cristianos, la casualidad no existe sino la Providencia, el cuidado, la ternura de Dios, que no se nos manifiesta por caminos inaudito. Solo él pudo desear y ordenar los eventos de manera tal que esa imagen sencilla de María, precisamente de Nuestra Señora de la Caridad, del Amor, llegase a nuestra Isla, fuese encontrada, en la tierra o en el mar, por unos cobrero sencillos que iban por sal, y que trasladasen procesionalmente al Cobre, en donde finalmente encontró casa, la casa más acogedora para todos los cubanos, sean del color que sean, piensen como piensen y tengan o no tengan recursos materiales rumbosos. Así fue siempre desde aquel día bendito a inicios del siglo XVII. Así fue, es y será porque Ella es así: sal humilde que nos conserva en nuestro ser propio y nos da el gusto exacto de la vida; humilde cobre que permite las aleaciones imprescindibles en este pueblo, pluralista y mestizo, en tantos sentidos, para seguir adelante, con aleación resistente, por los ríos de nuestra historia.”