Miradas que alimentan: el arte de retratar la seguridad alimentaria en Cuba

La Habana fue testigo este martes de la entrega de premios de la primera edición del Concurso de Fotografía Creativa "Miradas que alimentan, fotografiando la seguridad alimentaria", una iniciativa del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Cuba que reunió talento, sensibilidad y compromiso social. Bajo el auspicio del PMA y con la colaboración de varias instituciones nacionales, el certamen destacó por la calidad expresiva de las imágenes presentadas, capturando historias de nutrición, resiliencia y vida comunitaria.
Tres fotografías se alzaron con los máximos reconocimientos. En la categoría "Retratos de la nutrición", Juan Pablo Carreras Vidal sorprendió con La boyera del maíz, una imagen que encapsula la relación entre el ser humano y la tierra. Por su parte, Jorge López González conquistó al jurado con Pequeño pescador de sueños, dentro de la sección "Historias de resiliencia", mientras que Yarelis González Collado logró el premio en "Vida en la tierra" gracias a su obra Comunidad Silverita 3, un testimonio visual de la cotidianidad y la lucha por la alimentación.
Etienne Labande, representante del PMA en Cuba, resaltó durante la ceremonia el impacto de estas iniciativas cuando se combinan con una comunicación sólida y significativa. "El mensaje humano detrás de cada imagen es invaluable", afirmó, al tiempo que elogió la excelencia técnica y emotiva de las fotografías participantes. Según Labande, el concurso no solo celebra el arte, sino que también fortalece la conciencia social sobre un tema tan sensible como la seguridad alimentaria.
Esta competencia se suma a otros esfuerzos del PMA en la isla, donde el arte se ha convertido en un puente para abordar desafíos globales. Entre ellos destaca el concurso de artes visuales para niños y adolescentes, con más de dos décadas de trayectoria, y el de artes plásticas para adultos, activo entre 1998 y principios de los años 2000. Para los organizadores, estas plataformas son esenciales para sensibilizar a las comunidades, fomentando el diálogo sobre el acceso a los alimentos y la nutrición desde una perspectiva creativa y transformadora.
En un mundo donde la seguridad alimentaria sigue siendo un reto, Cuba demuestra, una vez más, que el arte puede ser una herramienta poderosa para reflejar realidades, inspirar soluciones y, sobre todo, alimentar esperanzas.