Matanzas celebra 332 años con alma viva

Matanzas, ciudad cubana enclavada entre ríos y puentes, conmemora este 12 de octubre sus 332 años de historia. Fundada en 1693, esta urbe se distingue por una tradición cultural que le ha valido el apelativo de "Atenas de Cuba". Su patrimonio arquitectónico y su legado histórico cautivan a quienes la visitan. En el marco de su aniversario, recorrer sus calles permite descubrir una ciudad que conserva intacta su esencia. Cuatro sitios emblemáticos ofrecen una mirada profunda a su identidad.
El Teatro Sauto se impone en el lado sur de la Plaza de la Vigía. Desde su inauguración en 1863, este recinto se ha consolidado como una de las joyas arquitectónicas más valiosas del país. El arquitecto italiano Diego Dell'Aglio diseñó el edificio siguiendo los cánones del neoclasicismo, con órdenes jónico y dórico que definen su estructura. Al ingresar, el visitante encuentra estatuas de mármol griegas y frescos que evocan a las musas. El teatro cuenta con capacidad para 775 personas y una acústica reconocida por su perfección. Su escenario redondo, al elevarse, se transforma en un salón de baile. Figuras legendarias como la bailarina rusa Anna Pavlova han actuado en sus tablas. Una restauración realizada en 2011 permitió que el Sauto mantuviera su papel como epicentro cultural de Matanzas.

La Iglesia de Montserrate ofrece una de las vistas más impactantes de la ciudad. Se encuentra al final de la calle 306, a unos 1.5 kilómetros del centro. Colonos catalanes fundaron este templo el 8 de diciembre de 1875, dejando una huella profunda en la región. El edificio representa un ejemplo destacado de la arquitectura colonial cubana del siglo XIX. Su estilo neoclásico, con predominio de la línea dórica, se manifiesta en sus muros de sillería y en el tejado de tejas y madera. Esta construcción refleja una fusión entre la cultura local y la herencia catalana. Desde su mirador, se contempla una panorámica que abarca la ciudad y el Valle del Yumurí, un paisaje que define la identidad de la provincia.
El Barrio de Versalles permite adentrarse en la historia viva de Matanzas. Surgió en 1827 con el nombre de Yumurí, que cambió en 1850 por el actual, en reconocimiento a la comunidad francesa que lo habitaba. Durante el siglo XIX, familias acomodadas eligieron esta zona para construir sus residencias y quintas. El Consejo Popular conserva obras civiles de gran valor, como el Paseo de Santa Cristina, hoy conocido como Paseo Martí. Caminar por sus calles revela un pasado de esplendor y el carácter acogedor de un barrio que mantiene su encanto original.
El Puente de la Concordia une el centro de la ciudad con el Barrio de Versalles, cruzando el río Yumurí. Desde su inauguración en 1878, esta obra ha sido considerada una de las más bellas de su época. La estructura de hierro fue fabricada en los Estados Unidos, mientras que las columnas cilíndricas de piedra fueron esculpidas por el arquitecto Pedro Celestino del Pandal. Actualmente se conoce como Puente General Lacret Morlot, en homenaje a un héroe de la Guerra de 1868. Este puente representa más que una vía de comunicación; simboliza el espíritu de Matanzas. Cada año, el gobierno local entrega réplicas en miniatura de sus torreones a quienes contribuyen al desarrollo de la ciudad, reafirmando su valor patrimonial.
En su aniversario 332, Matanzas invita a descubrir estos cuatro espacios que narran su historia. Cada uno revela una faceta de una ciudad que ha sabido conservar su cultura con la misma fuerza que fluye en las aguas del Yumurí.