La Trinidad de Cuba celebra 510 años de historia
La Villa de la Santísima Trinidad, tercera fundada por los españoles en Cuba, conmemora este domingo 14 de enero su aniversario 510 con una rica herencia histórica y cultural. La ciudad, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad junto al Valle de los Ingenios, fue fundada por el conquistador Diego Velázquez en enero de 1514, tras explorar el río Guaurabo que baja de las montañas.
Según los documentos de la época, el primer asentamiento de los colonizadores fue en el cacicazgo de Jagua (actual Cienfuegos), pero la escasez de recursos naturales los llevó a buscar un lugar más propicio para la explotación de oro y mano de obra indígena. Así llegaron a las orillas del río, donde encontraron una zona de abundante vegetación y fauna, y la llamaron Manzanilla por su clima favorable.
El historiador oficial de la villa, Carlos Joaquín Zerquera (1926-2009), relató que en pocos años, la población española creció y amplió la agricultura y la ganadería. Los autóctonos, por su parte, practicaban la recolección, la caza, la pesca y la cerámica rudimentaria, usando conchas como adornos.
La fundación de la ciudad se atribuye al fraile franciscano Juan de Tesín, quien ofició una misa el 25 de diciembre de 1514, bajo un árbol de jigüe en el centro de la comunidad. Sin embargo, la misa fundacional también se le atribuye a Fray Bartolomé de las Casas, el defensor de los indígenas.
Con el tiempo, el oro se agotó y los colonizadores buscaron nuevas aventuras desde este punto de Cuba, siendo la más destacada la conquista de México, que provocó el mayor éxodo de nativos y españoles. Entre los conquistadores que salieron de La Trinidad se encuentran Juan de Grijalba, Francisco Hernández de Córdoba, Bernal Díaz del Castillo y los hermanos Pedro, Diego y Alonso de Alvarado.
Otro acontecimiento que marcó el auge de la villa fue el boom azucarero de finales del siglo XVIII y principios del XIX, que trajo consigo el desarrollo económico, social y cultural de la región. Se construyeron plazas, iglesias, teatros y palacios, y se empedraron las calles, dando a la ciudad un aspecto señorial y elegante.
En sus más de cinco siglos de existencia, La Trinidad ha conservado su patrimonio histórico y cultural, gracias al amor de sus habitantes y a la protección de las autoridades.
La ciudad es un museo vivo, reconocida entre las mejores conservadas de América Latina, y uno de los destinos turísticos más demandados..
El Valle de los Ingenios, una parte vital de Trinidad
Además del centro histórico urbano de Trinidad, el Valle de los Ingenios, donde se desarrolló la industria azucarera en el siglo XIX, es también Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1988.
Situado al sur de la ciudad, alberga 73 sitios arqueológicos industriales que testimonian el auge y la decadencia de la producción de azúcar. Entre los vestigios más destacados se encuentran las torres campanarios, las casas-haciendas, el tren jamaiquino y los barracones.
Uno de los símbolos del valle es la Torre de Manaca-Iznaga, que se eleva a más de 40 metros de altura y que servía para vigilar las plantaciones de caña y controlar a los esclavos. La torre, construida en 1816, ha resistido el paso del tiempo y las inclemencias del clima, y se erige como un monumento de Trinidad y Cuba.
Como parte de las celebraciones por el aniversario de la ciudad, este sábado fue plantado el Árbol 510 en el valle, donde ya existe el Bosque 500, creado en 2014. El valle, que tiene una superficie de 253 kilómetros cuadrados y una gran belleza paisajística, es un lugar donde se fusionaron diversas etnias y culturas, dando origen a lo criollo y lo cubano.
Entre las casas-haciendas más sobresalientes del valle se encuentran las de los ingenios Manaca-Iznaga, Guáimaro, San Isidro de los Destiladeros y Buenavista. También destaca la de Guachinango, la única dedicada a la ganadería. El valle es considerado un museo a cielo abierto y recibe cada año a miles de visitantes nacionales y extranjeros.
Trinidad estrena miniacuario
En Playa La Boca, comunidad cercana a la villa de Trinidad, y como parte de un proyecto de desarrollo local y ambiental, se estrena un miniacuario por estos días.
La instalación permitirá la recreación de visitantes y locales, además de la protección del entorno marino en la zona.
El lugar cuenta con siete peceras donadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que disponen de tecnología del más alto nivel. La prensa local informó que en estas se recogerá el universo submarino que rodea el litoral trinitario y se recreará el ambiente más cercano posible a la realidad. El recinto incorpora además un restaurante y parrillada.
