205 años de Gibara, la Villa Blanca
Texto y fotos Rolando Pujol
Conocida como la “Villa Blanca”, por el color que prevalece en las fachadas de muchas de sus casas coloniales, Gibara celebra este 16 de enero, el 205 aniversario de su fundación. Enclavada junto a la bahía del mismo nombre, al norte de la provincia de Holguín, la hermosa ciudad ha trascendido en el tiempo por su valioso legado como escenario de importantes acontecimientos históricos y la prosperidad de sus pobladores, consagrados a la pesca, la agricultura y el comercio.
Su arquitectura posee un marcado carácter marino, lo que define su personalidad urbana, subiendo sus calles, por las primitivas terrazas marinas, sobre las que se extiende la urbanización, culminando en las atalayas de los añejos fortines españoles, transformados hoy en un privilegiado mirador hacia el hermoso paisaje de la bahía descubierta por Cristóbal Colón en el siglo XVI.
Su centro histórico resalta por excepcionales cualidades urbanas y arquitectónicas, formado por plazuelas y parques, enlazados por aireadas calles, donde la brisa con olor a mar, colma los espacios. Por sus alrededores se distinguen las casonas de arquitectura vernácula propia del siglo XIX, donde predominan los portales, las columnas y los frontones neoclásicos.
Sus amplios y ventilados interiores, se proyectan desde los zaguanes, hacia los patios poblados de plantas y flores, que compiten con la colorida luz tropical, que filtran los vitrales y medios puntos sobre las puertas, que le dan acceso, típicos de las casas coloniales cubanas.
Gibara conserva importantes testimonios del sistema defensivo construido por España, para la defensa de la villa y la bahía, destacándose por su recinto amurallado, el único que se levantó fuera de la capital del país, lo que demuestra la importancia estratégica, que para el gobierno colonial, tuvo Gibara. Más que las palabras, las fotos que acompañan esta reseña, hablan mejor, sobre el hermoso entorno de la Villa Blanca de Gibara.
