Los “Cochinitos de Acero” del Distrito Bancario de La Habana
El Bulevar de Obispo no tiene portales, pero sí edificios relativamente altos y algunos con fachadas imponentes como el que acogió durante años al primer Banco Nacional de Cuba, que hoy se restaura para reabrir en el futuro como hotel “Real Hacienda”.
Al igual que sus similares, distribuidas en un área de alrededor de 2 kilómetros cuadrados, esta edificación fue el epicentro de lo que llegó a llamarse en el momento de su mayor esplendor el “Distrito Bancario de La Habana Vieja”, una suerte de Wall Street tropical al estilo neoyorkino, donde radicaban más de veinte bancos que operaban en su mayoría con capital proveniente de los Estados Unidos, durante la primera mitad del siglo XX.
Fundado en 1915, el Banco de La Habana fue uno de los primeros en ser construidos en la zona por cubanos y con dinero propio, aunque pronto pasó al control del National City Bank de New York. Muy próximo a este se inauguró en 1929, el Banco del Comercio, que se estableció en lo que fuera la iglesia de San Felipe Neri, una bella edificación inspirada en el barroco mexicano y que es hoy una sala de conciertos de música de cámara.
Resalta por sus bellos techos de cristales policromados sobre monturas de metal, el Banco de Narciso Gelats, construido en 1910, también se distingue por su prominente fachada clásica.
Una fachada espectacular también caracteriza al banco de O´rreily y San Ignacio, actual sucursal del Banco Metropolitano. Otro banco enclavado en la zona, es el antiguo Bank Nova Scotia, que se distingue por su frente esquinero soportado sobre prominentes columnas en Empedrado y O´rreily, operado igualmente por el Banco Metropolitano.
En la calle Obra Pía entre Aguiar y Cuba, se encuentra el edificio que fuera construido entre 1903 y 1904 para el Royal Bank of Canada, más tarde destinado para acoger la Bolsa de La Habana, una de las instituciones financieras más importantes durante la primera mitad del siglo XX.
El empaque de todos estos inmuebles de la banca habanera es muy lujoso, donde prevalece la arquitectura de inspiración helénica, con hermosos pisos de diseños geométricos de finos mármoles de colores, cielo raso y paramentos recubiertos con maderas preciosas y con estucos decorados primorosamente, enchapes de zócalos y columnas en mármoles policromos, herrerías en los mostradores y ventanales con de elaborados diseños y vitrales.
Una parte de los bancos radicados en el “Distrito Bancario”, ya dejaron de cumplir esa función, pero conservan como reliquias patrimoniales, las antiguas cajas fuertes donde se guardaron las mayores fortunas del país y que permanecen aún, bajo la custodia del Banco Central de Cuba.
Estas cajas, son joyas de la tecnología de su época, construidas con un diseño elegante, subordinado a su funcionalidad. Sus combinaciones de mecánica clásica y la robustez con que fueron construidas por empresas norteamericanas y europeas, les permitieron cumplir eficientemente su cometido durante décadas, custodiando los activos de ricos empresarios, los caudales del estado y los modestos ahorros de personas de humilde condición durante décadas. Varias de estas cajas se fabricaron por encargo y son únicas en su tipo.
Con un permiso especial logramos entrar en las viejas bóvedas del BCC, para mostrarles por primera vez en este reportaje, los “cochinitos de acero”, que muy pocas personas han visto y donde se guardaron celosamente, desde los humildes centavitos, hasta los más rutilantes lingotes de oro.
