Las aguas termales de Cuba devuelven la vida

La característica insular de Cuba, así como su clima tropical y otros dones naturales, le han propiciado la abundancia en yacimientos de aguas termales, minerales y mineromedicinales. Para facilitar el disfrute de estos sitios, las autoridades del país han creado una infraestructura turística alrededor de los más notables.
El estudio de las aguas y fangos mineromedicinales en Cuba se remonta a los años 20 del pasado siglo, cuando comienza a desaparecer gradualmente el misticismo que guardaba la balneología, gracias a la labor de relevantes científicos de la época.
Desde entonces se investigó, no solo el origen y constitución de estas vetas de agua y fango, sino igualmente sus funciones sobre órganos y tejidos aislados, tanto en individuos sanos como enfermos, tratando de establecer, con la mayor precisión posible, sus indicaciones, contraindicaciones y formas de actuar, aunque esta actividad se llevaba a efecto de modo aún aislado y con una primitiva línea organizativa.
Dada la dimensión, consecuencias y vulnerabilidad de este problema, se decidió la creación del Programa de Desarrollo del Termalismo en Cuba; pero esto no ocurre hasta las postrimerías del siglo XX.
De esta forma se garantizó la integración de múltiples factores en el desarrollo de dicha actividad, que constituiría una fuente de salud inapreciable para el ser humano, junto a un importante rubro económico para el país.
Las características geológicas de este archipiélago han hecho posible la presencia, en las 14 provincias y en la Isla de la Juventud, de aguas sulfuradas, bromoiódicas, silíceas, radónicas, arsenicales, ferruginosas y de composición compleja.
Diversos ministerios e instituciones estatales cubanas como el Ministerio de Salud Pública, el de Turismo, el de la Industria Básica, e institutos como el de Oceanología y la Oficina Nacional de Normalización y Control de la Calidad, entre otros, se han integrado al Grupo Nacional de Termalismo, al que se han vinculado más de 50 organizaciones e instituciones cubanas.
Este grupo se ha dedicado, tanto al rescate de las costumbres y primeras formas de utilización popular de estos recursos, como al envasado de las aguas y las balneoterapias, así como al perfeccionamiento de nuevas vías de utilización de estos recursos naturales, como puede ser la producción de cosméticos, entre otras.
Esta intensa actividad motivó también la creación de varias organizaciones no gubernamentales (ONG), como el Grupo Nacional de Termalismo y Aguas Minerales, la Asociación Cubana de Técnicas Hidrotermales (ACTHI); adscrita a la Sociedad Internacional de Técnicas Hidrotermales y la Organización Mundial de Termalismo, así como la recién creada Sociedad Cubana de Termalismo y Talasoterapia.
Tales entidades gubernamentales y no, desarrollan periódicamente diversos cursos, jornadas y congresos con especialistas cubanos y extranjeros, con el objetivo de intercambiar experiencias en este campo.
En la actualidad Cuba cuenta con instalaciones dedicadas a la aplicación de la Balneoterapia, la Fangoterapia y el embotellado de aguas minerales, en todas las provincias del país.