Un Hemingway más joven renace en Santiago de Cuba: homenaje en bronce al Nobel que conquistó el Daiquirí
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En el corazón del centro histórico de Santiago de Cuba, una vetusta casona alberga una instalación de la empresa extrahotelera Palmares, dedicada a rendir tributo al icónico escritor norteamericano Ernest Hemingway. El Floridita de Santiago, que evoca la esencia del legendario bar-restaurante de La Habana, se ha convertido en un punto de encuentro para los amantes de la historia, la cultura y, por supuesto, el famoso coctel Daiquirí, que Hemingway ayudó a popularizar.
La pieza central de este homenaje es una escultura del escritor, creada por el consagrado artista Villa Soberón, natural de Santiago de Cuba, en colaboración con el joven escultor Gabriel Cisneros. Con un peso aproximado de 300 kilogramos, la obra captura a Hemingway en una etapa más joven de su vida, posiblemente cercana a la época en que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1954. Según Soberón, esta representación se distingue de la que se encuentra en el Floridita habanero, donde el escritor aparece en una etapa más madura.
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La medalla del Nobel, que Hemingway donó al Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba, es un detalle que añade profundidad histórica a este tributo. La develación de la escultura contó con la presencia de directivos de Palmares, representantes del Ministerio de Turismo y Gerardo Houdayer, presidente de la filial provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), quienes destacaron la importancia de preservar y celebrar el legado del escritor en la región.
El Floridita de Santiago de Cuba no solo ofrece una amplia variedad de Daiquirí, sino que también invita a sus visitantes a disfrutar de otros cocteles, picadas y platos típicos de la culinaria cubana. Además, el espacio cuenta con un cigar-bar diseñado para el maridaje entre rones y tabacos cubanos, una experiencia que combina tradición y sofisticación.
Este nuevo rincón dedicado a Hemingway no solo honra la memoria del escritor, sino que también refuerza los lazos culturales entre Cuba y el mundo, recordando a todos que, más allá de su literatura, Hemingway dejó una huella imborrable en la isla, especialmente en su amor por el Daiquirí y la hospitalidad cubana.
Fotos: Palmares Santiago/Facebook