La Farola, entre el legado y los estragos de la naturaleza
La Farola, ese majestuoso viaducto que serpentea entre montañas y que ha sido admirado como una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana, vive tiempos difíciles. A sus casi seis décadas de servicio, las huellas de los huracanes y el implacable paso del tiempo han deteriorado una obra que se erige no solo como un desafío técnico, sino como un símbolo de conectividad y progreso para el oriente del país.
El más reciente azote del huracán Oscar no hizo sino agravar los daños que ya había ocasionado Matthew y otros ciclones previos. La intensa actividad sísmica del terreno, sumada a las lluvias torrenciales que acompañaron a Oscar, ha dejado como saldo deslizamientos de tierra, hundimientos y otras afectaciones estructurales. Estas cicatrices se evidencian en el trayecto que une a la ciudad de Guantánamo con Baracoa (un importante destino turístico cubano), atravesando el complejo macizo montañoso de la región, según reporta el semanario Sierra Maestra.
No solo la naturaleza ha puesto a prueba la resistencia de La Farola. Tras el paso del huracán Oscar, el tránsito de decenas de equipos pesados y vehículos de carga, empleados en la recuperación de Baracoa y otras localidades afectadas, añadió presión a una estructura ya resentida. En respuesta, brigadas constructoras de varias provincias se han desplegado para realizar acciones puntuales que garanticen la seguridad del transporte mientras se avanza hacia una solución integral.
La necesidad de una reparación capital es imperativa, y el gobierno de Guantánamo ya tiene planes en marcha para devolverle la vitalidad a esta arteria crucial. Según explicó Carlos Martínez Turro, vicegobernador de la provincia, se ha iniciado un diagnóstico técnico a cargo de especialistas de Vértice, la Empresa de Servicios de Ingeniería y Diseño de Holguín. Este estudio permitirá identificar las intervenciones necesarias para estabilizar y rehabilitar el viaducto.
Sin embargo, los desafíos logísticos son considerables. Martínez Turro detalló que, aunque el proceso de reparación requiere al menos 40 camiones, buldóceres y otros equipos pesados, muchos de ellos están paralizados debido a la escasez de neumáticos, lubricantes y baterías. Además, para aliviar la presión sobre La Farola durante este período crítico, se implementarán restricciones en la carga que puede ser transportada por este vial.
Entre las medidas inmediatas, algunos vehículos deberán utilizar rutas alternativas como los trayectos Guantánamo-Sagua-Moa-Baracoa. No obstante, estas vías también necesitan mejoras significativas, incluyendo la rehabilitación de la carretera Moa-Baracoa y el tramo Cajobabo-Maisí-Baracoa, donde el puente de Yumurí sigue siendo un obstáculo.
Se espera que en un plazo de un mes se concluya el diagnóstico técnico inicial, bajo la dirección del Centro Provincial de Vialidad, que funge como inversionista principal del proyecto. Mientras tanto, algunos tramos menos complejos, como el de Cagüeybaje, ya cuentan con proyectos específicos y podrían ser atendidos antes de que el informe final esté listo.
Construida en apenas 20 meses, entre abril de 1964 y diciembre de 1965, La Farola es una proeza de la ingeniería que requirió soluciones audaces para superar las condiciones geográficas extremas del macizo montañoso guantanamero. Desde su inauguración, ha sido sinónimo de calidad y seguridad.
Más que un viaducto, La Farola es el principal acceso a Baracoa, canalizando el 96% de los viajeros y el 4,3% de las mercancías que llegan a la Ciudad Primada. Su deterioro pone en riesgo no solo la conectividad de la región, sino también el dinamismo económico y social de las comunidades que dependen de ella.