Cuba: El Marabú, bendita maldición
El marabú también conocido por aroma ha sido durante muchos años la planta más odiada por los campesinos cubanos. Aunque no se sabe exactamente cómo llegó a Cuba, se cree que alguien lo trajo como planta ornamental a mediados del siglo XIX.
Por ser oriundo de África, el marabú no encontró en la isla ninguna plaga o enfermedad que le hiciera mella, por lo que en pocos años ya reinaba en los campos, principalmente en sus tierras más fértiles.
Destruirlo requirió de todos los medios imaginables, como el fuego, los plaguicidas, cientos de hombres con hachas y machetes, magia, brujerías y hasta tanques de guerra que demolían los terrenos infestados, arrastrando cadenas con enormes bolas de acero; pero al poco tiempo, los burlones retoños del marabú volvían a señorear en los campos.
La crisis económica de los años noventa cambió la perspectiva de muchas cosas en Cuba y en medio de tantas precariedades, la leñosa y espinosa planta, comenzó a ser vista como una especie de "enemigo con beneficios".
Sus troncos más desafiantes comenzaron a emplearse para fabricar muebles, puertas y ventanas, pero sobre todo para producir energía en las calderas de varios ingenios azucareros, para paliar la escases de petróleo.
Sin embargo, fue la apertura hacia las inversiones extranjeras la que trajo a empresarios interesados en comprarle carbón a la isla, para abastecer la creciente demanda en Europa, que vive el glorioso boom de las barbacoas y parrilladas.
Ahí se reveló el carbón de marabú cubano, como un beneficiario incidental de la gastronomía universal, por su elevada capacidad energética y el tiempo prolongado que demora en consumirse. Hoy, Cuba ocupa el tercer lugar en el mundo, entre los exportadores de carbón con calidad Premium, recibiendo una generosa retribución en divisas para su tensa economía.
Según los expertos, el carbón de marabú le da un agradable sabor a las carnes y es excelente para hornear las pizzas. Por lo demás ya el marabú, tiene también en desarrollo todo un frente tecnológico para su aprovechamiento como fuente de energía.
Aunque no todo es color de rosa en este espinoso romance con el marabú africano, ahora es mejor tenerlo de aliado, sobre todo si lo puedes convertir en carbón, electricidad y divisas.
Nota: Fotos Rolando Pujol, tomadas antes de la Covid-covid-19
