Mirar las estrellas desde Cuba, una perspectiva sin igual

El clima tropical, húmedo y semicontinental del archipiélago cubano ofrece una riqueza natural impresionante, reflejada en la diversidad de sus regiones. La naturaleza de Cuba abarca ecosistemas costeros, montañosos, semidesiertos y ciénagas, además de llanuras y mogotes, ríos, cuevas y valles, pintando un paisaje multicolor que fascina a cualquier visitante. La observación de estrellas también está ganando popularidad en Cuba.
Parques nacionales, complejos comunitarios como Las Terrazas, jardines botánicos, sitios patrimoniales y reservas protegidas albergan una flora y fauna vibrante y diversa con una rica historia evolutiva. Estos espacios naturales están entre el mayor atractivo de la isla, promoviendo actividades turísticas como la observación de aves, senderismo, buceo, pesca deportiva, cabalgatas, espeleoturismo, cicloturismo y turismo rural.
En cuanto a las posibilidades para la observación de estrellas en la Mayor de las Antillas, recordemos primero la importancia de la calidad del cielo nocturno, medida por la escala de Bortle. Esta se basa en factores como la oscuridad, la contaminación lumínica, la transparencia atmosférica y la cantidad de noches despejadas. Esta escala, creada por el astrónomo John E. Bortle en 2001, clasifica los cielos desde el nivel 1 (cielo oscuro excepcional) hasta el nivel 9 (cielo más afectado por la contaminación lumínica).
En Cuba, el investigador del Instituto de Geofísica y Astronomía (IGA), Francisco González Veitía, ha identificado las mejores zonas para la observación astronómica. Según su estudio, el extremo oeste de Pinar del Río, incluyendo Guanacabibes y Punta Gorda, posee los cielos más oscuros del país. También destacan el sur del municipio de Isla de la Juventud, algunas áreas de Matanzas, el este de Guantánamo y puntos de Baracoa.
En el nivel 2 de la escala de Bortle se encuentran el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, la reserva de la biosfera Baconao, el Parque Natural Montemar cerca de la Ciénaga de Zapata y Viñales.
La Ruta de la Ciencia en La Habana
Aunque La Habana no es ideal para la observación de estrellas, ofrece una rica ruta de atracciones científicas y tecnológicas en su centro histórico. El Observatorio de Belén, ubicado en el Convento de Belén, es un excelente punto de partida. Este observatorio astronómico, meteorológico y geomagnético funcionó durante casi 70 años y ahora cuenta con una moderna museografía que ilustra la evolución de la meteorología y la climatología en Cuba. Aquí se puede ver una réplica del ‘Meteorógrafo de Secchi’ y otros instrumentos clásicos de la meteorología, además de un simulador de tormentas y un nefoscopio de espejo.
Cerca del observatorio se encuentra la Cámara Oscura en la Plaza Vieja. Este dispositivo de ilusiones ópticas proyecta imágenes en tiempo real de La Habana sobre una pantalla cóncava de 1,80 metros de diámetro, ofreciendo vistas impresionantes de la ciudad. Construido según el diseño de Leonardo Da Vinci, este ingenioso artefacto es un homenaje a la historia de la ciencia occidental.

El Planetario, también en la Plaza Vieja, es otro centro de divulgación científica. Inaugurado en 2009, este espacio cuenta con una reproducción a escala del sistema solar y una simulación del Big Bang. Con tecnología avanzada y audiovisuales interactivos, el planetario ofrece un viaje por el Sol y un recorrido astronáutico por galaxias de 6,500 estrellas. Las cuatro plantas del edificio albergan diversas salas que explican la técnica cosmonáutica, la historia de las galaxias y el paisaje estelar, entre otros temas.
