Los imprescindibles habanos de siempre

La realización esta semana del XVII Festival del Habano constituye una confirmación de que el tabaco de esta isla sigue siendo el rey de un mercado de mucho lujo, reclamo y exigencia.
En un mundo en el que algunos pudientes pueden darse el lujo de pagar 80 dólares por un puro de la mayor calidad y mirar al espacio a través de excelsas volutas de humo, el habano es rey.
Tal afirmación pareciera salida de una novela, pero es recreada de la realidad, una que ahora tiene brillo en los salones del Palacio de las Convenciones de La Habana, en momentos de una reunión un tanto sui géneris, pero sobre todo de cara al mercado tabacalero mundial.
Los extranjeros que recorren los salones de ese Palacio, además de buscar los placeres del tan criticado tabaquismo, recrean en sus mentes las anécdotas, historias y leyendas, muchas de ellas mágicas, del tabaco, como acompañamiento de celebridades y poder.
Además, se trata de una fuente comercial sumamente lucrativa, tal y como lo entienden las autoridades cubanas que tienen en la primera línea a la corporación internacional Habanos S.A., organizadora de este curioso evento.
El Festival del Habano (23 al 27 de febrero), ahora en su XVII edición, constituye un hito para los fumadores de puros de todo el mundo, y la principal reunión de su tipo, teniendo en cuenta que el Big Smoke de Las Vegas, Estados Unidos, hasta ahora, carece de los habanos.
En esa cuerda, el interés de comerciantes y expertos tabacaleros de todo el mundo tomó auge durante las sesiones de análisis del XVII Festival del Habano, al subrayar la calidad de este producto cubano.
La reunión aglutina a mil 650 entendidos de más de 60 países, y una nómina de periodistas que supera a las 200 personas (de 25 naciones), interesados en desentrañar las bondades y peculiaridades del tabaco Premium (hecho a mano) de este país.
Ese atractivo lo remarca la Feria Comercial adjunta al encuentro, que abarca 67 stands en 800 metros cuadrados con especial representación de Alemania, Brasil, Italia, China, España, Canadá y Panamá.
Sin embargo, un atractivo particular lo ponen 45 expositores cubanos, con variedad de productos, algunos vinculados directamente a la agroindustria tabacalera, como las fabricaciones de humidores y cajones de tabaco, mientras otros atienden el vínculo con el arte.
Joyas, cajas, coleccionismo, filatelia y vitolfilia, constituyen algunas muestras sumamente curiosas para los asistentes a la cita considerada la más importante en materia de mercadotecnia del tabaco.
Oportunamente los directivos del mundo tabacalero cubano, identificaron en este encuentro que el 2014 cerró para esta isla con ingresos superiores a los 400 millones de dólares en este sector, y una cuota del mercado internacional por encima del 70 por ciento.
Sin embargo, los platos fuertes de esta eventualidad están en las presentaciones de la Gran Reserva Wide Churchills de Romeo y Julieta, con añejamiento de cinco años, o el Montecristo Especial 80 Aniversario (Cuba exporta a unos 150 países 27 marcas).
Catas, maridaje de tabaco cubano con los vinos italianos Chianti, charlas, clases magistrales, visitas a plantaciones y fábricas, completan un panorama imprescindible para la industria tabacalera, oportunidad que los más entendidos no dejan pasar.
Pese a que ya transitan por 17 ediciones, este Festival cada año atrae más el interés de quienes conocen de puros, debido a la calidad del producto cubano, tal y como muchos participantes consultados refirieron, fascinados por las sorpresas comerciales de la muestra.
El campo significa mucho para los delegados
Esos expertos, muchos repitentes en esta fiesta, visitaron las plantaciones de la región mejor cultivadora de tabaco del país, en la occidental provincia cubana de Pinar del Río, como parte del XVII Festival del Habano.
Los macizos de San Luis y San Juan y Martínez, en Vuelta Abajo, resultaron escenarios propicios para que tan encumbradas personas recorrieran lugares interesantes, además de ser sitios turísticos de una belleza muy particular.
Uno de los cosecheros que agasajó a los visitantes, expuso su maestría en el cultivo de esa planta que propicia la agroindustria tabacalera insular, de donde salen los habanos, considerados los mejores cigarros Premium (hechos a mano) del Planeta.
Iván Máximo Pérez, de 45 años de edad, nominado Premio Habano del Año en Producción en 2012 y con 30 campañas tabacaleras en su trayectoria, conversó animadamente con los periodistas, y les explicó las claves de su éxito con esta hoja.
Puso énfasis en cuanto a la aplicación de nuevas tecnologías agrarias, como es el caso de una plantación correcta de las variedades, y la doble hilera (dos surcos pegados y uno más ancho), todo ello para aumentar el número de plantas.
Dijo que esas técnicas permiten incrementar la cantidad de plantas, de hojas en la cosecha, y por lo tanto un mayor rendimiento en el trabajo, lo que ya aprecia con experiencias de los más recientes cinco años de labor en sus tierras de San Juan y Martínez.
Con faenas a costa de la Cooperativa de Créditos y Servicios Tomás León de ese territorio, dicho cosechero abarca 5,4 hectáreas de este cultivo, de los que 1,2 los dedica a tabaco tapado, que se emplea en la capa de los puros, el trabajo más delicado y exigente.
Otra novedad que apuntó, es realizar trabajos ecológicos por más de cinco años, sin empleo de productos químicos, lo que beneficia el habano al término de su cadena de confección.
Esta edición del Festival del Habano está dedicada a las marcas Romeo y Julieta, y Montecristo, y también permite la celebración de los 25 años de la franquicia La Casa del Habano, cuya primera sede se abrió en Cancún, México, en 1990.
Con una nota muy particular, para señalar que el primero de estos establecimientos en Cuba, estuvo en Partagás, en la fábrica fundada en 1845, con la apertura de tal elitista tienda en 1993.
Por tanto, el carácter internacional de la franquicia lo marca el hecho de que su primera instalación surgiera fuera de Cuba y transitara por un camino de linaje particular.
Estos establecimientos constituyen lugares de venta y promoción de productos cubanos como los puros, el café y el ron, y de difusión de la cultura insular.