10 teatros históricos de Cuba
Los teatros en Cuba son parte del desarrollo cultural de la nación, su historia, cultura y tradiciones, con arquitecturas muy peculiares y escenarios que tuvieron a figuras significativas de la arena internacional y local, algunos con mucha historia, de ahí que el paseo semanal lo dediquemos ahora a estas instalaciones.
Los teatros cubanos tienen mucha magia. Se trata de edificios con historia, donde se resumen acontecimientos y épocas, de ahí que tomemos esta parte del país para mostrarla en nuestros Top 10 semanales.
Es importante tener en cuenta algunos datos suministrados oportunamente por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) en materia de cultura, pues en Cuba existen: 303 cines de 35 milímetros, 30 cines de 16 milímetros, 458 salas de video, 237 museos, 73 teatros y salas de teatro, 385 bibliotecas, 358 librerías, 327 casas de cultura, 19 casas de la trova, 120 galerías de arte, y dos circos, cuando dos mil 817 espectadores acuden al teatro por año aproximadamente.
Se trata de una amplia red cultural que abarca todo el archipiélago y constituye un atractivo particular para quienes llegan a Cuba como parte de viajes con fines didácticos y para aprender.
Le proponemos 10 de estos teatros distribuidos por el país, la mayoría con un toque de distinción aportado por la historia.
Ese es el caso del Teatro Martí de La Habana, El Gran Teatro recientemente bautizado como Alicia Alonso, el Karl Marx, también de la capital, como el América, el Heredia de la oriental ciudad de Santiago de Cuba, el Milanés de la occidental Pinar del Río, el Teatro Nacional (La Habana), el Principal de Camagüey, y el Terry de Cienfuegos.
También agregamos una curiosidad, el Campoamor de La Habana, ya desaparecido, o casi desaparecido, pues aún se encuentra su casco derruido que bien pudiera en algún momento rescatarse.
1.- TEATRO MARTI
El Teatro Martí, renovado y devuelto desde una historia pasada de La Habana, constituye hoy todo un símbolo tanto para la cultura como para el turismo de la ciudad-capital.
En su momento conocido como Teatro Irijoa, el Martí ahora es todo lujo en sus detalles más mínimos de la reconstrucción, una verdadera belleza que difumina por sus salones, pasillos y escenario, el brillo de una época donde las actuaciones del estilo Bufo se enseñorearon.
Su céntrica ubicación le granjeó en su momento, junto a la calidad de las presentaciones, el éxito que coronó un momento histórico de la cultura cubana. Ahora, ese escenario vuelve al panorama cubano, arropado además por un diseño modernizado y la tecnología.
Abierto el 8 de junio de 1884, su presencia exterior exhibe un bloque rectangular tocado por una cornisa corrida a su alrededor y un pretil rematado por copas.
Es una belleza de edificio, tanto en su fachada como en el interior, donde el detalle otorga una particularidad muy especial a esta casa del arte.
Una arquitectura equilibrada con ventanales muy apropiados para el lugar, la cubierta de dos aguas resalta en esa estructura, junto a un frontón con una luceta semicircular en su centro.
Pero el interior es la clave, tanto por ser el eje de su designación como por los elementos de una recuperación inteligente que muestra los deseos de sus constructores por hacer las cosas bien y dotar a La Habana de uno de sus sitios más emblemáticos.
Las columnas de hierro fundido, los pisos de mármol, alfombras, cortinas, espejos, lunetas de hierro y detalles como relojes de época complementan una imagen sumamente atractiva para un teatro que fue célebre y ahora retorna para el disfrute de los lugareños y visitantes.
Ventilación y acústica complementan sus datos, con la inspiración de la moderna tecnología, para permitir una agradable estancia en el lugar. Los arquitectos colocaron el piso de la platea al nivel del vestíbulo, y el escenario para la realización de bailes y otras presentaciones de este tipo.
Camerinos, vestuario, utilería, un restaurante, un café al aire libre y un jardín, esculturas, fuentes, mobiliario, todo parece tocado con la barita mágica de la belleza, como si fuera obra de dioses.
Restaurado bajo los designios de la Oficina del Historiador de La Habana, estamos en presencia de un inmueble histórico, con valores de relieve tanto desde el punto de vista arquitectónico como cultural, un sitio que muchos turistas desean ver, tan siguiera una vez, incluso al margen de las presentaciones.
Una obra monumental en la que además colaboraron diversas instituciones habaneras, todas con el mismo aliento de recuperar el Martí.
Con 720 butacas y dibujos sumamente interesantes en sus espacios y techo, este es un lugar para visitar, para participar en alguna de sus muestras culturales, un sitio para recordar.
La arquitecta Marilyn Mederos Pérez, proyectista general de las obras de restauración oportunamente mostró a la prensa su satisfacción por el acabado del edificio.
Esta experta, empleada de la Dirección General de Proyectos y Urbanismo de la Oficina del Historiador de Ciudad de La Habana (OHCH), destacó que tanto los equipos de proyectos, los constructores y todas las instituciones que laboraron en el Martí trabajaron de forma muy concertada durante mucho tiempo y lo hicieron con responsabilidad.
El Teatro Martí, por tanto, es una obra patrimonial con un grado de protección número uno, aclara la arquitecta.
Añadió que se hicieron nuevos los entrepisos y escaleras de madera, las columnas de hierro fundido con capiteles y elementos ornamentales ubicados en la sala, mientras para rescatar la carpintería francesa tuvieron que recurrir a fotos históricas.
Las complicaciones en esa recuperación incluso llevaron a realizar una doble fachada para evitar la interferencia de ruidos.
Entre los más complicados trabajos, apareció el desmontaje y copiado del falso techo de la sala, para después volverlo a colocar, además de elementos difíciles de carpintería a los efectos del lunetario.
Toda esa tarea se puede respirar en sus salones desde que se penetra en el recinto, y tal mecanismo y ejército de entendidos en restauración dieron origen a la reapertura del local.
Ubicado en la calle Zulueta, frente al Hotel Raquel, y en la proximidad de uno de los entornos más populosos de La Habana, el Martí, constituye un verdadero toque de distinción al panorama capitalino.
La responsable de promoción del teatro, Isachi Durruthy, muestra con orgullo el teatro a algunos visitantes, sobre todo muchos europeos, interesados en la cultura cubana y en el empuje de las obras de recuperación de elementos culturales del país.
Con el nombre del Héroe Nacional Cubano José Martí, este teatro tiene mucho de la tradición patriótica de la isla y su decursar.
Reabrió sus puertas el 24 de febrero de 2014, a 119 años del inicio del movimiento emancipador cubano, dirigido por el propio Martí, y a su vuelta acudió incluso el presidente cubano, Raúl Castro, y el historiador de La Habana Eusebio Leal, entre otras personalidades.
Con estilo neoclásico abrió sus puertas en 1884 debido al esfuerzo del inmigrante español Ricardo Irijoa, de ahí su nombre inicial, cuando la esclavitud aún permanecía en Cuba y por ello una novedad estuvo en que admitieron entre sus empleados a mestizos y negros.
El teatro resultó escenario para homenajear a los miembros del Ejército Libertador el 24 de febrero de 1899 y poco después ocurrió allí la Asamblea Constituyente.
En ese proscenio se escucharon las palabras de figuras de la historia cubana como Salvador Cisneros Betancourt o Juan Gualberto Gómez, opuestos a la intervención de Estados Unidos. Y como colofón, en ese lugar se celebró en 1891, por primera vez en Cuba, el Día Internacional de los Trabajadores.
Pero su signo más distinguido, fue – y es- ser la comandancia del teatro vernáculo y bufo, la zarzuela y la ópera, morada de la cultura, de las tradiciones insulares y de sus mejores momentos.
VERNÁCULO: Doméstico, nativo, de nuestra casa o país.
BUFO. Aplicase a lo cómico. Persona que hace papel de gracioso en la ópera italiana.
2.- GRAN TEATRO DE LA HABANA
El Centro Gallego de La Habana se encuentra en pleno corazón de la urbe, en el Paseo del Prado (José Martí), frente el Parque Central y ubicado entre el Capitolio y el histórico Hotel Inglaterra.
Ahora ese lugar es el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, bautizo reciente en honor de la Prima Ballerina Assoluta, creadora de la escuela cubana de ese arte y reconocida internacionalmente.
Entre los lugares de mayor contenido histórico del Paseo del Prado, está la cuadra comprendida entre San José y San Rafael, entre el Capitolio Nacional y el Hotel Inglaterra.
En ese sitio se inauguró el 15 de abril de 1838 el más importante teatro de la capital y uno de los mayores del continente, el Tacón, y en 1914 se edificó en toda la manzana el palacio del Centro Gallego de La Habana. Obra del arquitecto belga Paul Beleu y, construido en estilo neobarroco, en su fachada principal tiene cuatro grupos escultóricos de mármol blanco que representan alegorías de la beneficencia, la educación, la música y el teatro, obra de Giuseppe Moretti.
El 19 de agosto de 1961, en ocasión del aniversario 25 del asesinato de Federico García Lorca, la Junta Interventora del Centro Gallego daba a conocer que el coliseo llevaría el nombre del poeta granadino, y en 1967 se le dio el nombre de Gran Teatro de Ballet y Ópera de Cuba, 10 años después el de Liceo de La Habana Vieja.
En 1981 es rebautizado como Complejo Cultural del Gran Teatro García Lorca, sede estable, bajo la dirección general de Alicia Alonso, del Ballet Nacional de Cuba, la Ópera Nacional, el Teatro Lírico Gonzalo Roig, el coro y la orquesta, por lo que ahora una de sus salas principales lleva el nombre del poeta granadino.
3.- TEATRO KARL MARX (La Habana)
El Teatro Karl Marx es considerado el de los Grandes Acontecimientos de Cuba, antiguo Blanquita, ubicado en la Calle 1era. y 10, Miramar, Playa, La Habana.
Es el mayor de la isla. El Teatro Karl Marx, antiguo Teatro Blanquita, abrió al público el 30 de diciembre de 1949, con el espectáculo norteamericano De París a New York, de la compañía de revistas de Lou Walter.
El entonces Senador de la República Alfredo Hornedo Suárez hizo construir posteriormente el más grande teatro del mundo, entonces con una capacidad de seis mil 750 butacas, con el nombre de Teatro Blanquita en honor a su esposa. Por razones económicas, su cierre se produjo en 1955.
En los inicios de la década del 60 el Blanquita se convirtió en el Teatro Charles Chaplin, y el 17 de diciembre de 1975, fecha en que se inicia el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), pasa a nombrase Teatro Karl Marx.
A partir de entonces, hasta 1976, bajo el auspicio del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, fue testigo de importantes reuniones del Gobierno, del Partido, el Estado y las organizaciones de masas.
Pero allí actuaron Joan Manuel Serrat, el Conjunto de Danzas Yugoeslavas Suetozar Markovic, y el Conjunto Nacional Polaco de Danza y Canto Mazowsze, así como otras estrellas internacionales. Desde 1977 se realizan allí los Concursos de Música Adolfo Guzmán.
En el 2003, esta institución se convirtió en el Complejo Cultural Karl Marx, y continúa siendo la sede de los grandes eventos políticos, sociales y culturales del país.
Desde su fundación como Teatro Blanquita, por sus escenarios desfilaron figuras de renombre internacional como Agustín Lara, Rita Montaner, Antonio y Manolo Paso, Benny Moré, la orquesta de Pérez Prado, el Royal Ballet de Londres, y el Ballet Nacional de Cuba, entre otros. Su sala es de grandes proporciones, con capacidad para más de cinco mil 500 butacas.
4.- TEATRO AMÉRICA
El Teatro de Variedades América, con su imponente presencia, es un verdadero hito visual, social y cultural de la Ciudad. Un connotado Templo de las Variedades y el Espectáculo Musical en Cuba, con una historia ilustre, que exhibe con orgullo los nombres de las importantes personalidades del arte de nuestro país y del mundo, que desfilaron por su escenario desde su fundación y hasta la fecha.
Desde su inauguración el 29 de marzo de 1941 fue considerado el más lujoso templo cinematográfico de nuestra capital. La belleza y sobriedad de su arquitectura tanto interior como exterior, lo convirtió en uno de los teatros más elegantes, con amplia capacidad para mil 775 espectadores. A partir de ese momento se convirtió el Teatro América en el favorito de los capitalinos.
Abrió sus puertas por primera vez, el 29 de Marzo de 1941. Fue diseñado por los arquitectos Fernando Martínez Campos y Pascual de Rojas, y forma parte de un complejo constructivo de grandes dimensiones, un ineludible hito visual de la Ciudad, ubicado en una de las calzadas principales, la de Galiano, de fuerte carácter comercial.
En general, se acusa una marcada influencia norteamericana, a tono con la época de construcción. Hay referencias evidentes al Rockefeller Center, de New York, y particularmente el extraordinario interior del Teatro América recuerda al del Radio City Music Hall.
5.- TEATRO HEREDIA
El Teatro Heredia es el Centro cultural más importante de la ciudad Santiago de Cuba. Vinculado desde sus inicios a eventos artísticos, políticos, intelectuales y científicos; constituye una de las joyas arquitectónicas más valiosas construida después del triunfo de la Revolución.
Está ubicado en la intersección de Avenida de las Américas y Avenida de los Desfiles, punto cardinal fundamental como vía de acceso a la localidad.
Majestuoso centro socio cultural y centro de convenciones que lleva por nombre José María Heredia y Heredia, primer poeta romántico de América, nacido en Santiago de Cuba el 31 de diciembre de 1803, un bardo que fue también el primero que le cantó a los símbolos patrios de su tierra.
El Teatro Heredia fue el único en Cuba diseñado y construido después del triunfo revolucionario de 1959. Su concepción de gran complejo cultural fue distinguido con una arquitectura atípica, acorde con el cálido y tradicional entorno de la ciudad capital que da nombre a la provincia. Los santiagueros llaman a su coliseo sencillamente José María Heredia.
En este recinto con un área que abarca los 72 mil metros cuadrados, se celebró la Feria Internacional EXPOCARIBE, la feria comercial más importante del área del Caribe y segunda feria en importancia del país, exposición que contribuye a fomentar los lazos de negocios de nuestro país con el propio continente y el mundo.
Construcción
El Heredia fue construido a partir de una idea inicial fraguada en 1982, como parte de la Operación Heredia dirigida por el general de Ejército Raúl Castro, presidente cubano.
El 23 de diciembre de 1986 comenzó la construcción de la edificación. Millares de horas de trabajo no remunerado hicieron los santiagueros, junto a los constructores en la obra social que tantas satisfacciones les ha traído.
Proyecto a cargo del arquitecto Antonio Quintana, fue inaugurado el 13 de agosto de 1991. Ocupa una superficie de 72 mil 800 metros cuadrados, el edificio principal consta de ocho mil 359 metros cuadrados y un área verde de 47 mil 47 metros cuadrados, los viales se extienden en un perímetro de cinco mil 895 metros cuadrados y los parqueos en nueve mil 225 metros cuadrados. El sistema de naves auxiliares con 810 metros cuadrados y almacenes con 924 diseñados para múltiples propósitos.
Su sala principal con capacidad para dos mil 452 personas, posee mil 723 lunetas en la platea y 729 en el balcón, posee además locales para ensayos de coros, orquestas, danzas, camerinos individuales y colectivos de cambio y de cambio rápido, peluquería, almacén de vestuario y taller de costura, todos de inigualable funcionalidad en el país.
6.- TEATRO SAUTO
El Teatro Sauto, Monumento Nacional, es uno de los coliseos teatrales más relevantes de Cuba, reconocido por los habitantes de Matanzas, en el occidente cubano, como un símbolo de la ciudad por su esplendor arquitectónico y la jerarquía de los artistas que actuaron en su escenario.
Un gran teatro, nacido con el nombre de Esteban y rebautizado años después como Sauto. En honor a la verdad, desde inicios de ese siglo, la ciudad había contado, primero, con escenarios improvisados en casas o almacenes, luego con salas pequeñas como la de Pueblo Nuevo o la llamada Casa de Caraballo, y en 1830 fue inaugurado su Teatro Principal, en un edificio construido expresamente para él.
En 1839 el español José Salas Quiroga hizo notar la falta de un espacio confortable para las funciones, pues el existente era detestable. No obstante, debieron pasar casi dos décadas para que se dieran los primeros pasos para la edificación de un coliseo digno de la ciudad.
A partir de octubre de 1858, al calor de la influencia de la Sociedad Filarmónica, comienza a perfilarse aceleradamente el sueño de los matanceros: se colectan fondos entre los hacendados, comerciantes y propietarios, se discuten propuestas, el propio Gobernador civil de la Isla anuncia en la prensa su autorización para iniciar la obra.
Construcción
El 1 de mayo de 1860, la junta directiva para la construcción del edificio dio a conocer el veredicto del famoso ingeniero Francisco de Albear, quien aprobaba dos de los seis proyectos presentados a concurso, entre los cuales fue elegido el del italiano Daniel Dall'Aglio. La inauguración del coliseo se realizó el 6 de abril de 1863.
Con capacidad para 775 espectadores, un estremecimiento de placer se siente al escuchar la campanilla.
Sus balcones y pasillos, reservados y el área donde otrora se ubicaba la claque, existe aún y se conserva en buen estado. La sala principal está rodeada por tres palcos y dispone de una glorieta interior que, al erguirse, se convierte en pista de baile.
En su vestíbulo se alzan estatuas de mármol de diosas griegas, y en el techo de la sala principal, las musas parecen revoletear en los frescos.
El genial ajedrecista José Raúl Capablanca jugó una partida simultánea en sus salas. Sede de extraordinarios hechos históricos, como haberse entonado por vez primera en público el Himno de Bayamo en 1899, y la constitución de los Órganos del Poder Popular en 1974.
Una de las leyendas afirma que la propia Anna Pavlova danza aún entre los cortinajes y se desplaza entre las sombras de las escaleras. Bola de Nieve vuelve al piano a desgranar sus melodías, y se escucha la campanilla que tocaba su propietario,
El Sauto es un paradigma de las grandes obras de arte de la cultura cubana. Es por todo ello que es declarado Monumento Nacional, el 10 de octubre de 1978.
7.- TEATRO MILANÉS
El Teatro José Jacinto Milanés. Uno de los teatros más atractivos de Cuba, con una acústica reconocida, y de los más antiguos de América Latina, símbolo de la occidental ciudad cubana de Pinar del Río.
A inicios del siglo XIX se hizo notable un viraje en el desarrollo de la villa pinareña; así fue como en el año 1838 se construyó un local de tablas de palma y techo de guano con la pretensión de dar un teatro al pueblo que ya tenía cárcel, oficinas de correo, iglesia y viajes marítimos hasta La Habana.
Una compañía de entonces transformó el teatro en un local de madera y tejas y le puso el nombre de Lope de Vega en 1839, en un intento nostálgico por resucitar las costumbres de la Madre Patria, España, en estas tierras tabacaleras.
El local ya concluido tendría 20 varas españolas de frente y 32 de fondo y en su interior contaba con 34 palcos, 17 a cada lado y un lunetario con 150 asientos, fue escenario de tertulias que acunaron la más legítima gracia criolla.
El 28 de noviembre de 1898, deja de llamarse Teatro Lope de Vega y comienza una nueva Historia, la del Teatro José Jacinto Milanés.
Donde se acostumbraba a realizar los más grandes festejos de la ciudad, ofrece en este día un banquete y baile de honor a los generales mambises Juan Lorente de la Rosa y a su acompañante el General Antonio Varona. Don Félix del Pino y Díaz, al ocupar el turno de orador en uno de los discursos del banquete oficial, señaló: “, que habiendo concluido la guerra, le gustaría llamar a su teatro con el nombre de un dramaturgo cubano que siempre había sido de su predilección…" y sin más, brindó por el teatro que en lo adelante llevaría el nombre del poeta matancero José Jacinto Milanés, poeta matancero, hacia el cual Del Pino sentía una gran admiración. Hasta el año 1907, el viejo coliseo de Martí y Colón no sufrió más mejoras que la fabricación de su azotea.
Fue en 1877 cuando comienza a tomar auge el teatro. El 11 de enero de ese mismo año se presentó la compañía de Ricardo Valero con las obras "Batalla de Damas", de Agustín Eugenio Seribe y "No Mates al Alcalde", de Zamora y Caballeros.
La edificación e institución cultural es símbolo de la ciudad y de la provincia. Su sala y su escenario, sirvieron de locación para la filmación de la popularísima película cubana La Bella del Alhambra.
Tiene una capacidad de 540 butacas. Pero además posee también un patio de estilo sevillano con un sencillo escenario para café-concierto, cuya capacidad es de 120 sillas, y un bar-cafetería.
En el año 1991 cerró sus puertas por no encontrarse en buen estado constructivo y no reabrió hasta el 27 de diciembre del año 2006, tras una reparación capital que permitió la reinstalación de los sistemas de luces, aire acondicionado y audio.
8.- TEATRO NACIONAL
El Teatro Nacional de Cuba es una institución cultural que promueve la danza, el arte dramático, el teatro para niños, la música y las Artes plásticas en Cuba.
Ubicado en la Plaza de la Revolución, anteriormente Cívica, en La Habana, cuenta con dos grandes salas: la Sala Avellaneda y la Sala Covarrubias; ambas con excelentes condiciones acústicas y dotadas de la más moderna tecnología en iluminación y sonido.
Los orígenes del Teatro Nacional de Cuba fueron muy accidentados. Un total de mil 1094.09 metros cuadrados de la finca nombrada “El Factor”, perteneciente a la Compañía Inversionista Conill S.A y los 681.60 metros cuadrados del inmueble perteneciente a la Sra. Cecilia Sarrá en el lugar conocido como "La Ermita de los Catalanes", sumaron el total de 1775.69 metros cuadrados concebidos por el ingeniero Manuel Febles Valdés, entonces Ministro de Obras Públicas, y aprobados por el presidente de la República Carlos Prío Socarrás, en febrero de 1951, para llevar a cabo el proyecto de construcción del Teatro Nacional de Cuba. Muchos trasiegos e intereses dieron al traste con el teatro.
El Triunfo de la Revolución Cubana del 1 de enero de 1959 encuentra el teatro sin concluir.
No es hasta 20 años más tarde, el 3 de septiembre de 1979, con una función de gala para las delegaciones asistentes a la VI Cumbre de los Países No Alineados, celebrada en La Habana, que definitivamente queda terminado.
La Sala Avellaneda con capacidad para dos mil 254 personas entre sus tres niveles de observación, ostenta ese nombre en homenaje a la figura femenina más excelsa de las letras románticas del Siglo XIX cubano: Gertrudis Gómez de Avellaneda.
9.- TEATRO PRINCIPAL DE CAMAGÜEY
El Teatro Principal de Camagüey cuenta con una rica historia que se inició en 1847, es uno de esos coliseos que atesora entre sus muros de más de 162 años los más disímiles recuerdos de espectáculos y artistas memorables y el siempre asiduo espectador Es la Sede del Ballet de Camagüey
Inaugurado oficialmente el 2 de febrero de 1850 fecha en que se conmemoraba el aniversario 336 de la fundación de la Villa. Ese día la Compañía de Ópera de José Miró, maestro de piano y canto español, presentó la obra “Norma”, de Vincenzo Bellini, inaugurándolo con esta función.
El teatro tenía una capacidad para mil 500 espectadores, cómodamente sentados, distribuidos en platea, palcos principales, tertulia y cazuela.
Luego del Triunfo de la Revolución Cubana en 1959, se crea en Camagüey el Consejo Provincial de Cultura, el cual deviene organismo rector del trabajo a realizar en este sector. Se nacionaliza el teatro, que continúa funcionando como cine, al mismo tiempo que se presentan diversos espectáculos de variedades, teatro y danza.
Cuenta ahora con 784 lunetas distribuidas en: Platea (443). Palcos 2do piso (56). 2do piso (93). 3er piso (192)
Su escenario mide 12 metros de ancho por 15 de fondo, con dos cámaras, una negra y la otra azul, su telón de boca es rojo; además de una cortina azul que funciona como americana.
10.- TEATRO TERRY
El Teatro Tomas Terry. Monumento Nacional, ubicado en el centro histórico urbano, frente al Parque Martí, esquina a la avenida 56 y calle 27, cuanta con una tipología que se corresponde con la del llamado coliseo a la italiana, que se desarrolla en una sala con forma de herradura, donde el público se sitúa en cuatro niveles, pero siempre en relación frontal al espectáculo que se ofrece en el escenario.
El Terry, es uno de los más elegantes edificios eclécticos de la ciudad de Cienfuegos, que conforman junto a los similares Sauto, de Matanzas; y La Caridad, de Santa Clara, la trilogía existente en Cuba de los teatros del siglo XIX.
En 1863, Tomás Terry, comerciante, bodeguero, negrero y hacendado azucarero, quien fue considerado el hombre más acaudalado de la isla en esa época, con su deseo de un teatro de lujo, decorado con artistas de renombre, con palcos, platea, varios pisos, ofrece al entonces gobernador Pezuela un donativo de 60 mil pesos, de los que debería usar 50 mil en la construcción del mismo, y los 10 mil restantes serían para la escuela de niños pobres que luego se sostendría con las ganancias del teatro, pero el proyecto no se lleva a cabo.
Tomás Terry fallece en París y al año siguiente, en 1886, vienen a Cienfuegos sus hijos Francisco y José Emilio Terry para distribuir entre los herederos la fortuna que les legó.
En esa oportunidad cumpliendo la promesa de su padre separan 100 mil pesos para construir un buen teatro.
El 19 de diciembre de 1887 fue colocada la primera piedra en una ceremonia religiosa con un gran público asistente.
La edificación que señorea el ambiente neoclásico del actual Parque Martí estuvo lista en noviembre de 1889, pero su inauguración debió esperar por la llegada desde París de los herederos de Terry. La noche del 12 de febrero de 1890, la orquesta del profesor Palace acometía los primeros acordes de la ópera Martha, el crítico Aniceto Valdivia recitó unas décimas dedicadas a Cienfuegos y el poeta Diego Vicente Tejera declamó su poesía La hamaca.
EL DESAPARECIDO CAMPOAMOR
El hermoso teatro habanero, símbolo de las décadas del 30 y 40, que tanta música y alegría, dio a los cubanos, está en ruinas.
En el Teatro Campoamor, muy cerca del Capitolio de La Habana y detrás del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, fue una joya cultural cubana.
En el Campoamor brillaron Rita Montaner, “La Única”, Libertad Lamarque, Imperio Argentina, Lola Flores
Fue el teatro de moda en La Habana de los 30 y 40, Don Fernando Ortiz celebró sus veladas afrocubanas, donde, por primera vez, se escucharon en un escenario los tambores batá de Pablo Roche en 1936. Ese mismo año Ortiz auspició, en el Campoamor, el Festival de Poesía que dirigió Juan Ramón Jiménez. El Teatro Campoamor, en Industria y San José, ahora está en ruinas.
Por la escena del Campoamor pasaron las grandes compañías de vodevil españolas y cubanas con las vedetes Angelita Castany, Blanquita Amaro, y lo más chispeante del teatro vernáculo.
En sainetes con música de Rodrigo Prats, los inolvidables Alicia Rico y el viejito Brienguer, con chispa contagiosa, improvisaban morcillas, atacando a los políticos de la época.
El Campoamor proyectó en 1954, el filme Hamlet, lo más logrado de la cinematografía inglesa y Roma, cittá aperta, excelente realización del neorrealismo italiano. También innumerables películas mexicanas y melodramas argentinos incluidos las del ídolo del tango Carlos Gardel.
El Campoamor combinaba los sainetes bufos con compañías de vodevil y películas. Exhibía dos largos metrajes en cada función, uno o dos cortos noticiosos y cortos de humor.
Era costumbre que un espectáculo dramático-musical, por lo general piezas picarescas con doble sentido o alusiones políticas se mantuvieron por largo tiempo en escena. Por exigencia del gremio de músicos y artistas, el gobierno obligaba a los dueños de salas teatros, a ofrecer películas conjuntamente con espectáculos en vivo.
Pero el Campoamor está en ruinas.
El propio poeta y presidente de la UNEAC, Miguel Barnet, lo inmortaliza en una crónica de 2002.
El 20 octubre de 1921, los empresarios Santos y Artigas -dueños del circo más importante de Cuba- inauguran el Teatro Campoamor, en Industria y San José, construido a un costo de 300 mil pesos de la época.
Pero después comenzó a usarse como cine. Allí se realizó la premiere el 15 de febrero de 1928 del filme The Jazz Singer, la primera película sonora, de 1927, estrenada en Estados Unidos prácticamente semanas antes, el 6 de octubre de 1927.
Para ver la cinta sonora de Warner Brothers en el Campoamor, se instaló el sistema de audio Vitaphone, el mismo con que contaron los cines de New York, Chicago y California en su estreno para poder escucharla.
Por eso en aquella época cuando una persona poseía una voz vigorosa, se decía de ella, “Oye, fulano, lo que tiene es un vitafón…”
Sin embargo, ya casi nadie recuerda, ni este periodista, cuando comenzó a fenecer hasta llegar al estado en que está en la actualidad, del que ojalá salga en algún momento.