Cuba y la marca país, un símbolo de identidad y orgullo nacional

El posicionamiento de la imagen de Cuba en el ámbito internacional se ha convertido en una prioridad estratégica para las autoridades de la nación caribeña, según reportes recientes replicados en los principales medios de comunicación cubanos. Esta iniciativa se inserta en un contexto global donde la Marca País juega un papel fundamental en la representación y promoción de la identidad nacional, especialmente en tiempos de crecientes desafíos económicos y políticos.
Un reciente artículo publicado en el periódico Granma recordó el importante rol que ha jugado la Marca País cubana en la proyección de la imagen de la isla a nivel global. Durante la pandemia de Covid-19, por ejemplo, la Marca País acompañó a los médicos cubanos que llevaron su labor solidaria a numerosos países, siendo embajadores no solo de la medicina, sino de la calidad humana y profesional de Cuba.
En una entrevista concedida al propio diario, Humberto Juan Fabián Suárez, presidente del Consejo de la Marca País de la República de Cuba, abordó algunos de los desafíos y logros relacionados con esta iniciativa. Para Fabián Suárez, descubrir un producto cubano en cualquier rincón del mundo es motivo de orgullo para los antillanos que residen en el extranjero, y una garantía de calidad para los consumidores de otras nacionalidades. Entre esos productos emblemáticos se destacan el ron, los habanos, los medicamentos, la música, la literatura, la comida tropical y la moda, todos ellos representaciones de la diversidad cultural y productiva de la isla.
El impacto de estos productos no solo radica en su calidad, sino también en lo que representan: un símbolo de la riqueza cultural cubana, que evoca la calidez de las brisas caribeñas y la belleza de su gente. Estos artículos se encuentran esparcidos en los mercados de todo el mundo, formando parte de las millones de transacciones comerciales que ocurren cada día.
Sin embargo, según el criterio del veterano comunicador con casi cuatro décadas de experiencia, posicionar la imagen de un país y su identidad gráfica en el mundo actual es una tarea extremadamente compleja.
Así, la articulación de todos los actores económicos y sociales es crucial para proyectar una imagen coherente y competitiva de Cuba como mercado.
Uno de los aspectos destacados por Fabián Suárez es el valor agregado que representa la licencia de uso de la Marca País. Esta licencia, otorgada por el Consejo de la Marca País, es un distintivo que cualquier producto, servicio o evento debe aspirar a obtener. No es una concesión automática; para ser merecedores de este privilegio, deben cumplirse rigurosos parámetros de calidad y autenticidad que reflejen los valores y la identidad cubana.
El desafío más grande, según enfatiza el presidente del Consejo, es lograr que la Marca País sea adoptada por todos los cubanos, sin importar dónde se encuentren. La marca debe ser vista y sentida como una expresión de la cubanidad, generando un orgullo nacional al ser utilizada en productos y servicios, o al identificar una presencia cubana en cualquier evento internacional. Este orgullo no debe distorsionar su esencia; por el contrario, debe mantenerse fiel a su identidad, tal como se establece en el manual disponible en el sitio web del Instituto de Información y Comunicación Social.
La importancia de la Marca País no es una idea nueva. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) ya la reconoció en un seminario internacional celebrado en Colombia hace algunos años, señalando que la Marca País es el activo intangible más valioso que una nación puede poseer. En este sentido, la meta para las empresas cubanas, sin importar su forma de gestión o propiedad, debe ser alcanzar el derecho de usar esta marca como un signo oficial de identidad nacional que respalde sus ofertas.