Aplauden potencialidades del proyecto cultural cubano Mujeres del Vino

El proyecto cultural cubano “Mujeres del Vino” cuenta con un potencial increíble en nuestro país debido a la fuerza que ha ido adquiriendo la enología entre las féminas, cuyas experiencias se han intensificado de manera excepcional en la última década.
En declaraciones al Grupo Excelencias al resumir el último encuentro del proyecto, celebrado en el restaurante-bar PlanH, Alejandro David Herrera Sarduy, especialista y miembro de la Asociación de Sommeliers de Cuba (ASC), elogió este tipo especial de reunión, que cada mes acoge a decenas de damas amantes y conocedoras de la vitivinicultura.
Precisó que hoy las mujeres en la Isla caribeña que aman el vino han crecido muchísimo, y una muestra de ello son las que se han incorporado a este evento y que no solo son sommeliers o habano-sommeliers, sino también de otros sectores, dígase doctoras, perfumistas, productoras de vino, profesoras, maîtres, tabaqueras, cantineras y chefs, entre otras.
El también propietario de restaurante-bar Costa Vino recordó que fue uno de los fundadores de este proyecto, junto a los sommeliers Miriam Alfonso Sosa y Ernesto Armiñán, y siempre pudo palpar el potencial existente entre las féminas del país antillano.
Herrera tuvo la oportunidad de hacer una profunda y detallada explicación de los dos vinos finos españoles de Jerez, ambos generosos, que pudieron catar las chicas asistentes a la nueva cita, y que inmediatamente logró atrapar toda su pasión y ensalzados comentarios al respecto.
En el encuentro, las participantes degustaron el popular Tío Pepe, considerado el producto de su tipo más famoso del mundo, procedente de la uva Palomino Fino, de crianza biológica y que como mínimo reposa cuatro años en bota de roble americano siguiendo el sistema tradicional de criaderas y solera.
Según explicó Herrera Sarduy, este vino posee un pálido color dorado, parecido al topacio, limpio y brillante, y dispone de aromas punzantes y delicados, muy elegante, con un bouquet potente con notas almendradas y notas de masa fresca de pan, toques distintivos de “la flor”.
También, se deleitaron con un Osborne Fino Quinta, de Bodegas Osborne, el cual está considerado como un vino generoso que seduce inmediatamente con su claridad y frescura, y tras acercar la nariz se despliegan aromas punzantes, recuerdos de manzana verde y almendras, entrelazados con sutiles toques de levadura.
Considerado el vino más emblemático de la firma gaditana, tiene una vejez media de cuatro años en botas de roble americano, donde se cría mediante el tradicional sistema de criaderas y soleras, y es ideal como aperitivo, y perfecto acompañante de aceitunas, almendras, quesos curados, mariscos y pescado blanco, precisó.
En boca, significó el especialista de Costa Vino, su ligereza se acompaña de una delicada salinidad, culminando en un final limpio, persistente y seco, al tiempo que sorprende su retrogusto, con un toque delicado de miel, por lo cual es un producto que cautiva prontamente al comensal.
Herrera Sarduy informó además que los vinos de Jerez, únicos en el mundo, sólo se producen en la región vitivinícola del Marco de Jerez, situada en el triángulo formado por las localidades de Jerez del Frontera, Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María y abarca, además las localidades de Chiclana, Chipiona, Puerta Real, Rota, Trebujena y Lebrija.
Fundado el 30 de agosto de 2010, el proyecto cultural cubano Mujeres del Vino se dedica cada mes a una región de vino en específico, o a un país, o simplemente a una fecha histórica, y se utiliza para degustar alguna bebida de este tipo o también maridar o combinar con un alimento, tapa o un habano en especial.