Nuevo cometa se aproxima en diciembre

Redacción Exce…
24 November 2021 12:35am
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Por Dr. José Rubiera

Un nuevo cometa se aproxima a las proximidades del Sol. Lo de nuevo, no quiere decir que este cometa en particular sea nuevo, sino que hace 80.000 años que no se acercaba al sol, y por ende a nuestro Planeta, y eso fue nada menos que cuando nuestros antepasados Homo Sapiens se expandían a través del sur del continente asiático.

Se trata del cometa LEONARD, ahora nuevo, porque fue visto por primera vez el 3 de enero de este año desde el observatorio del monte Lemmon, en Arizona, EE.UU., y se le dio el apelativo de C/2021 A1 (Leonard). El nombre que viene después de la cifra que lo identifica, corresponde al del astrónomo que lo descubrió, Greg Leonard, cuando se dio cuenta de que un objeto que se encontraba entonces entre las órbitas de Júpiter y Marte era un cometa que se dirigía hacia los planetas interiores de nuestro Sistema Solar.

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Cometa Leonard, todavía lejano, visto con prismáticos el 10 de octubre de 2021, con una magnitud +12.0. Se observaba una coma compacta y una pequeña cola de polvo de 4´de longitud. Foto: Michael Mattiazzo

Recordemos que un cometa es un cuerpo celeste constituido por hielo, polvo y rocas, que presenta determinada órbita alrededor del Sol, con una trayectoria elíptica. De ahí que cada cierto tiempo pasan cercanos a La Tierra y nos brindan un bonito espectáculo. En el caso del cometa Leonard, la trayectoria elíptica que se le ha calculado señala que pasa cerca de nuestro planeta La Tierra cada 80 000 años, de ahí que esta oportunidad será única para observar a Leonard, pues después pasarán 80 000 años hasta que vuelva a acercarse a La Tierra.

Las más recientes observaciones con telescopios han mostrado que el cometa está emitiendo una cola de polvo y gas cada vez más brillante debido a que se está acercando al Sol. La causa de ello es que sus componentes están congelados, y estos se evaporan a medida que llegan a recibir más calor del Sol. Eso es lo que produce la bonita cola brillante que identifica a los cometas.

La Astronomía es una Ciencia Exacta. Se conocen todas las ecuaciones del cálculo de los movimientos celestes y también todas las variables a situar en dichas ecuaciones. Por ello es posible hacer algo más que un pronóstico, como lo es calcular con toda exactitud los eclipses de Sol y de Luna, el movimiento de planetas y satélites o cualquier otro objeto estelar, incluyendo los cometas.

Pero hay algo que los astrónomos no pueden calcular o predecir con exactitud, y eso es el brillo que alcanzará un cometa. Así es posible, más que un pronóstico, calcular eclipses y órbitas de diferentes objetos estelares con una total exactitud, incluyendo las órbitas de los cometas conocidos. Sin embargo, si hay algo que generalmente los astrónomos no pueden calcular o predecir, es el brillo de un cometa, y por ello su visibilidad al acercarse al Sol y a La Tierra. Los más grandes errores de la Ciencia astronómica están relacionados con este aspecto, de importancia mundana para los que quisiéramos observar a simple vista un espectáculo celeste tan notorio como un cometa.

Otras veces he contado que cuando era niño escuchaba ensimismado las historias que me hacía mi tío abuelo de que, a poco de haber arribado desde España, pudo observar en La Habana, en toda plenitud, y a plena luz del día, al Cometa Halley, en 1910. Me contaba que se veía brillante cubriendo con su cola toda la bóveda celeste, ocasionando pánico en personas desconocedoras que lo tomaban como un mal presagio, con todo un cúmulo de desinformaciones, histeria colectiva y anuncios del fin del mundo.

Después supe que había sido observado por primera vez el año 240 antes de Cristo por astrónomos chinos, y que desde 1758 se llama Halley en honor al astrónomo británico Edmond Halley que determinó su órbita y predijo con precisión su “vuelta” a la Tierra cada 75 o 76 años.

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Cometa Halley visible en el cielo de Nueva York el 20 de mayo de 1910.

 

Cuando crecí, mi padre me regaló un libro llamado “La Tierra y sus Recursos” del científico cubano Leví Marrero, donde se encontraba una fotografía de ese cometa, cuya reaparición, estaba prevista para 1986.

Esperé pacientemente a ese año. Ya cumplía yo 40 años, pero la decepción fue tan grande como la de un niño…. El cometa llegó puntual a su cita con el Sol y La Tierra, pero no brilló, no pudo verse a simple vista, no fue nada parecido a su aparición de 1910 u otras anteriores. Para el público también fue una decepción: entre lo lejos que pasó, y la contaminación atmosférica y lumínica, cuando no las nubes, muchos se quedaron con las ganas de llegar siquiera a verlo con prismáticos, entre ellos, yo. Habrá que esperar al año 2062 para ver cómo se comporta entonces…. ¿quién sabe?

Por cierto, fue el paso del cometa Halley en 1986, el primer cometa de la era espacial, por lo que fue sometido a un intenso estudio científico. Las sondas soviéticas Vega 1 y 2, la europea Giotto y las japonesas Suisei y Sakigake, además de otros observatorios espaciales y terrestres, documentaron la estructura y composición de un cometa como nunca antes se había hecho. Valió entonces la pena su paso, aunque no se haya podido ver como en otras ocasiones.

El brillo de un cometa depende del material de que esté conformado y de la forma en que se evaporen los gases al acercarse el cometa al sol. Realmente no se sabe cuánto polvo y gas emitirá el cometa al recibir el calor de la luz solar, y eso puede incluso variar de un día a otro. De eso depende la cantidad de luz solar que se dispersa y que refleja el cometa, y eso es lo que podemos ver.

Tan grande es la variabilidad que existen ejemplos contrarios. En mis recuerdos está otro cometa, que ese sí lo pude ver y fotografiar. Pero fue una sorpresa para todos en el Mundo. Y es que hay cometas que aparecen casi de pronto y llegan a verse muy bien. El caso que les cuento fue el cometa West en 1976.

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 Cometa WEST, visto en marzo de 1976.

De J. Linder/ESO - http://www.eso.org/public/images/c-west-1976-ps/, CC BY 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=26498760

Había sido descubierto a partir de fotografías tomadas por Richard West el 10 de agosto de 1975, y alcanzó su mayor brillo en marzo de 1976. Sin embargo, no ocasionó mucho revuelo en los medios de comunicación, quizás por el fracaso con el cometa Kohoutek, sólo tres años antes, del cual se había hablado por todo lo alto como el “cometa del siglo” y….. no se vio a simple vista. Kohoutek, el propio descubridor del cometa estuvo a bordo de un lujoso buque fletado expresamente al Atlántico Norte para observar mejor el cometa; millonarios que se pagaron sus boletos para después no ver nada. 

Para mí ver el cometa West fue una sorpresa. Nada se había publicado sobre el mismo. Una noche, estaba por concluir mi trabajo en el turno nocturno en el entonces Departamento de Pronósticos del Instituto de Meteorología, el cual concluía a las 7 de la mañana. Joven y con buena vista, salí del edificio poco antes de la salida del Sol, y al mirar en la dirección Este, observé algo que no podía ser otra cosa que un cometa. Lo comenté a mis compañeros, entre ellos a un gran entusiasta, como era el Meteorólogo Rolando Martínez Cantero, y comenzó entonces la indagación. Y es que tuvimos la suerte de “descubrir” a simple vista al cometa West, que se veía perfectamente bien, pero que, por cierto, no volverá a acercarse a La Tierra hasta dentro de poco tiempo, astronómicamente hablando, pues será dentro de solo unos…. 558 mil años.

Visto todo lo anterior sobre el brillo de los cometas, hay que siempre desconfiar un tanto cuando se dice que determinado cometa será visto a simple vista o que será espectacular.

Pero volviendo al caso que nos ocupa, el cometa LEONARD, se prevé que su punto más cercano al Sol (perihelio) ocurra el 3 de enero de 2022, pero antes de eso pasará por la órbita de nuestro planeta, y eso significa que será la mejor oportunidad para observarlo. Ojalá sea así.

Actualmente el cometa LEONARD se encuentra en el segmento de su órbita que está ya cruzando próxima a la órbita de Marte, y se acerca a La Tierra a una velocidad de 70.6 kilómetros por segundo.

La NASA de EE.UU., por su parte, ha informado que el cometa hará su mayor aproximación a la Tierra el 12 de diciembre de 2021, a una distancia de 34,9 millones de kilómetros, fecha más adecuada para su observación.

Según las estimaciones de astrónomos, el cometa Leonard debería alcanzar una magnitud visual de entre 5 y 2,6 (cuanto más bajo, más brillante), lo cual lo haría distinguible a simple vista. Últimamente, se ha brindado la estimación de que llegará a tener una magnitud +4.0, que sería suficiente para poder verlo a simple vista.

Fíjense Uds. que en un cielo oscuro (sin mucha iluminación en la superficie, lejos de la ciudad, y sin luz por parte de la Luna), se pueden ver estrellas de una magnitud de hasta 6. 

Si estas estimaciones se cumplen y el cometa se hace visible a simple vista, en Cuba podría observarse por el Este, un tiempo antes de la salida del Sol, con la mayor probabilidad el 12 de diciembre, que será el mayor acercamiento a La Tierra.  Esa mayor aproximación será a 34 902 292 kilómetros de nuestro Planeta, una distancia más que segura, y que ocurrirá por la mañana, en la hora de Cuba, a las 8:54 am (13:54 UTC).

El análisis de la órbita seguida por el cometa señala que pasará muy próximo al planeta Venus, a una distancia de 4 211 200 kilómetros el día 18 de diciembre. 

Pero uno o dos días antes y después, también podría verse. Pero no confiarse, muy poco tiempo antes y después, debido a la gran velocidad con que se mueve el cometa. Del 14 al 16 de diciembre el cometa podrá verse después de la puesta del sol, pero muy bajo en el horizonte Suroeste.

Y, como quiera que sea, para verlo, hay que hacerlo siempre contando con dos factores importantes: a) que el cometa se haga realmente visible; y b) el factor meteorológico, que no haya nubosidad, o poca nubosidad, que no entorpezca la visibilidad.

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