La Habana 500+1: Plaza de Armas, la primera en el Tiempo

Rolando Pujol
09 December 2020 12:27pm

En el siglo XVI el centro de la primitiva villa de San Cristóbal de La Habana, era una plazuela alrededor de la cual se levantaron los bohíos de sus primeros pobladores. Esta plaza se encontraba en el lugar donde hoy está enclavado el Castillo de La Real Fuerza.

Al tomar la decisión de construir la fortaleza donde estaba la plaza del pueblo, se escogió un terreno cercano para trazar la nueva plaza, que se llamó entonces Plaza de la Iglesia, por estar allí el único templo con que contaba la villa.

Las plazas de las primeras poblaciones fundadas por los españoles en Cuba, formaban parte de una tradición de siglos que, entre sus más remotos antecedentes, tenían el legado de los enclaves romanos que se extendieron por toda Europa, en el siglo II AC, que ocuparon la antigua Hispania, en la Península Ibérica. 

En los territorios bajo su control, los romanos cimentaron una manera estandarizada de urbanización a partir del diseño de los campamentos militares, donde se le daba preeminencia a la plaza central donde se entrenaban y formaban las legiones. Algunos de estos campamentos darían origen con el tiempo, a ciudades como Londres o Barcelona.

Otro referente de los colonos españoles, además de las tradiciones propias, lo fueron las aldeas tainas, construidas alrededor de un espacio comunal que llamaban batey, donde realizaban sus rituales religiosos en comunidad, actividades lúdicas y otros menesteres de carácter social.

Así pues, la primera plaza de La Habana, fue más un batey, que otra cosa, rodeada de bohíos y donde se levantó una humilde iglesia para la cual se destinaron en un principio 32 pesos.

Para 1581, ya existía la Fuerza Nueva, fortaleza construida de piedras y con una guarnición de 200 hombres para la defensa de la villa. Don Diego Quiñones, el jefe de la guarnición y el Gobernador Gabriel Lujan, estaban enfrascados en una disputa sobre el control de la tropa, que terminó con la ocupación de la plaza, por Quiñones, para realizar los ejercicios militares, imponiéndole su voluntad al gobernador.

Por la molesta presencia permanente de los soldados en el espacio público, marchando y levantando polvo a taconazos, los vecinos comenzaron a llamarle Plaza de Armas.

Por supuesto que al finalizar el siglo XVI y por muchos años, la Plaza de Armas, no tuvo el aspecto de hermoso vergel que presenta hoy poblada de árboles y fuentes, sino terreno donde por lo común, proliferaban gente de baja ralea traídas por las flotas, que orinaban y defecaban por los alrededores, soldados y marinos de cerriles maneras, borrachos, jugadores y buscones, que motivaban las constantes quejas de los vecinos al Cabildo.

Plaza de Armas 1

La ceiba, bajo la cual según la tradición se fundó la ciudad, no era entonces objeto de veneración, como lo es hoy, sino picota para dar de azotes a los reos por diversas causas.

Al finalizar el siglo XVIII, es cuando la Plaza de Armas adquiere gran jerarquía como centro administrativo, con la edificación de los palacios de las Capitanes Generales y del Segundo Cabo, terminados hacia 1791.

Plaza de Armas

 

Plaza de Armas 12

Remodelada nuevamente la plaza en 1834, se coloca en su centro una estatua del monarca Fernando VII, la cual permaneció en su pedestal muchos años después de concluida la dominación española en Cuba, hasta 1955, que es sustituida por la de Carlos Manuel de Céspedes que hoy podemos contemplar.

En 1935, la Plaza de Armas fue restaurada, recuperando la imagen que tenía un siglo antes en 1835, como un cuadrilátero con un paseo perimetral arbolado y otros dos paseos interiores que forman una cruz, con una rotonda central donde se ubica la estatua. Cuatro fuentecillas, de piedra de Jaimanitas, rememoran a las originales de mármol, que existieron en el siglo XIX. Así es como la vemos hoy.

Plaza de Armas 9

En su conjunto, la Plaza de Armas de La Habana Vieja es uno de los lugares más bellos de La Habana, que cinco siglos después, hace honor al lugar escogido por los primeros vecinos para fundar a la capital de todos los cubanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

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