Ingenio Santa Isabel: Reliquia del Patrimonio Industrial Cubano

Texto y fotos: Rolando Pujol

Camino a la Playa de Santa Lucía, en la provincia de Camagüey, existe un interesante exponente del patrimonio industrial azucarero cubano, las ruinas del Ingenio Santa Isabel, uno de los primeros en contar con una máquina de vapor para la producción de azúcar en el siglo XIX.

Fue el hacendado camagüeyano Francisco de Quesada y Agüero quien construyó este ingenio al finalizar el siglo XVIII. Su nombre proviene de una de sus hijas, Isabel de Quesada. Durante años funcionó como un rústico trapiche, operado por jamaicanos que elaboraban azúcar mascabada y sus derivados, hasta que, en 1835, se le reconoce formalmente como ingenio de moler azúcar y hacia 1873, poseía 40 caballerías de tierra.

Durante la primera mitad del siglo XIX, el ingenio y la hacienda, fueron pasando a manos de los herederos del dueño original, hasta que es vendido en 1859 a Ángel del Castillo Agramonte, quien lo adquiere por 100 mil pesos. Para entonces contaba con una dotación de 65 esclavos.

Este nuevo propietario, importó máquinas de vapor desde Norteamérica, con las cuales modernizó el proceso industrial, aprovechando las ventajas naturales del cercano y caudaloso río Saramaguacán, en cuyas márgenes se levantó la maquinaria, con lo cual se elevó notablemente su producción.

Al comenzar la Guerra de Independencia de 1868, Ángel del Castillo, libera a sus esclavos y forma una tropa de caballería con la que asalta y hostiga, al contingente militar español, bajo el mando del general Blas de Villate, Conde de Valmaseda. En represalia, la artillería española, destruyó a cañonazos el ingenio Santa Isabel, quedando en las ruinas que podemos ver actualmente.

Ascendido a Mayor General del Ejército Libertador, Ángel del Castillo, se mantuvo combatiendo contra sus adversarios, hasta que muere en combate el 9 de septiembre de 1869, intentando cruzar el enclave fortificado de la Trocha de Júcaro a Morón.